En las últimas cuatro décadas la familia se ha transformado significativamente en la mayoría de los países del mundo, incluyendo a México. La familia extendida casi ha desaparecido. La tradicional de padre, madre e hijos se ha modificado como consecuencia del aumento de divorcios, uniones libres, cada miembro de la pareja en su casa, madre soltera, padre soltero y matrimonios del mismo sexo. También, las madres deben trabajar fuera de casa, los jóvenes tienen que educarse por más tiempo, los adultos mayores viven más años y cada vez más solos. Estos cambios han tenido fuertes repercusiones en las viviendas, pensiones, esquemas de salud, mercados de trabajo, instituciones de educación y finanzas públicas.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó en este año un estudio titulado “El Futuro de las Familias al 2030. Proyecciones, políticas y retos. Una síntesis”. (The Future of Families to 2030. Projections, policy challenges and policy options. A Synthesis Report. OECD 2011). Desde diciembre de 2009, el Programa Internacional de Futuros, de la OCDE, lanzó este proyecto con el objetivo de identificar y examinar las tendencias que marcarían las próximas dos décadas a las familias y la estructura familiar y, también, estudiar las implicaciones que tendrían esas tendencias en áreas claves de las políticas públicas.
Algunas estadísticas actuales en los países de la OCDE indican que el tamaño de la familia decreció de 2.8 personas a mediados de la década de los ochenta a 2.6 a mediados de la década del 2000. En la mitad de los hogares no hay niños. El número de matrimonios decreció de 8 por cada 1000 personas en 1970 a 5 en 2009, y la tasa de divorcios se duplicó a 2.4 por 1000 personas. El número de niños nacidos fuera de matrimonio se triplicó de 1980 a 2007. Casi 10 por ciento de los niños viven en hogares reconfigurados y cerca del 15 por ciento con padres solteros. Uno de cada 15 niños viven con sus abuelos. También, la esperanza de vida se ha incrementado al pasar de 66 a 76 años en poco más de 50 años. La tasa de fertilidad ha disminuido de 2.8 niños por mujer a tan solo 1.6. Es importante conocer estos cambios en el tiempo ya que determinan los resultados de las diferentes políticas de desarrollo económico y social.
Los cambios poblacionales en los próximos 20 años serán muy lentos con excepción de los debidos a las migraciones, nos recuerda el estudio. Las tendencias sociales también tienden a mantener su propio ritmo; tales como, la expansión de la educación superior, la mayor participación de la mujer en la fuerza laboral y el aumento en el número de adultos mayores que dependerán de la comunidad. En cambio, los patrones futuros de casamientos y divorcios o la participación de los adultos mayores en el mercado de trabajo pueden causar cambios significativos.
Avances en tecnologías médicas, el aprovechamiento de tecnologías de información y comunicación, y el incremento en aprendizaje y trabajo a distancia modificarán la estructura y las relaciones familiares, indica el estudio. La expansión de las redes sociales tendrá consecuencias no esperadas sobre la interacción entre familiares, en algunos casos mejorándolas pero no en otros.
La situación económica, crecimiento y distribución, tendrá un impacto significativo sobre qué familias y qué hogares serán afectados y cómo, señala el estudio. El crecimiento económico de largo plazo estable o no, y las finanzas públicas fuertes o débiles, serán determinantes en que algunas familias vivan mejor u otras vean su vulnerabilidad crecer.
Con base en la información recopilada y analizada, el estudio concluye que el panorama de los países de la OCDE cambiará marcadamente. Si no ocurren eventos extremos, el envejecimiento de la población, la urbanización, la mayor expectativa de vida, y la formación y disolución de uniones tendrán una trayectoria cierta y con poco cambio, considerando un periodo de 20 años. Por otro lado, los flujos migratorios, los desarrollos tecnológicos, el funcionamiento de la economía y los patrones de empleo tienen un mucho mayor grado de incertidumbre. Sin embargo, el efecto combinado de estas tendencias demográficas, económicas, sociales y tecnológicas tendrá un gran impacto en la estructura del hogar y la vida familiar en estos países.
En Morelos y en México, según el estudio, se deberán analizar y adecuar en el corto plazo políticas públicas fundamentales que tengan impacto en el largo plazo: proyecciones de recaudación fiscal y el funcionamiento del sector salud; mejoras sociales al balancear las responsabilidades de los individuos, la familia, empresas, asociaciones y el estado; ahorro y mejor eficiencia en la atención médica al considerar todos los cambios durante el ciclo de vida; erradicación de la pobreza, incremento del empleo y cobertura educacional total a los jóvenes; fomento a la innovación tecnológica que mejore la calidad de vida de las familias; desarrollo urbano que impulse la convivencia social y la solidaridad; combate a la inequidad de género, y creación y gestión de conocimiento sobre las relaciones entre aspectos básicos de la familia y de ésta con la sociedad.
1 comentario:
Sin duda, el tejido social tiene su unidad básica en la familia. Para reconstruirlo necesitamos entender las nuevas estructuras familiares y preparanos para la evolución de esta comunidad social atómica en el futuro cercano. Un vistazo a lo que debemos contemplar si esperamos construir una sociedad incluyente, tolerante y sana en los años por venir.
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