3 dic 2012

Sistema energético limpio en 2050.

publicado en La Jornada Morelos el 3 de diciembre de 2012


Un cambio de paradigma energético en el mundo se vuelve cada vez más apremiante. El aumento en la temperatura del agua en los océanos, las guerras geopolíticas por el petróleo, el desabasto de combustibles en muchas regiones del mundo, el constante incremento en el precio de las gasolinas y la electricidad, la elevada contaminación atmosférica en muchas ciudades, y la muy reducida generación de empleos, sin lugar a dudas, garantizan la transición energética de combustibles fósiles a fuentes renovables de energía. Se ha hablado por décadas de esta transición pero hasta hace muy poco no se había hecho un esfuerzo significativo; afortunadamente, esto está cambiando.
            La Agencia Internacional de Energía publicó recientemente un documento que presenta dichas trayectorias tecnológicas para, a partir de este año, alcanzar un sistema energético limpio en el año 2050 (Energy Technology Perspectives 2012: Pathways to a Clean Energy System, Executive summary, International Energy Agency, © OCDE/AIE, 2012). Este documento muestra claramente que la utilización integrada de tecnologías claves ya existentes posibilitaría disminuir la dependencia de combustibles fósiles importados o de recursos nacionales limitados, disponer de electricidad con bajo contenido de carbono, mejorar la eficiencia energética y reducir las emisiones en los sectores de la industria, del transporte y de edificios. Esto frenaría el crecimiento vertiginoso de la demanda de energía, reduciría las importaciones, reforzaría las economías nacionales y, con el tiempo, haría disminuir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
            El Escenario 2 °C (2DS) de este documento explora las opciones tecnológicas necesarias para lograr un futuro sostenible basado en una mayor eficiencia energética y en un sistema energético más equilibrado, con energías renovables y menos emisiones. Identifica las opciones tecnológicas y las políticas energéticas que garantizan un 80% de probabilidades de limitar el aumento de la temperatura mundial a largo plazo a 2 °C, siempre que se reduzcan simultáneamente las emisiones de CO2 no relacionadas con la energía, así como otros gases de efecto invernadero.
            Tiene sentido invertir en energía limpia, ya que cada dólar adicional invertido puede generar tres dólares de ahorro de combustible futuro para 2050, señala el estudio. Es necesario duplicar la inversión en energía limpia de aquí al 2020. Alcanzar el 2DS implicaría una inversión adicional de 36 billones de dólares (recordemos que un billón es un millón de millones) de hoy al 2050, un 35 por ciento más que en un escenario en el que el control de las emisiones de carbono no fuera una prioridad, lo que equivaldría a 130 dólares suplementarios por persona cada año. Sin embargo, invertir no es lo mismo que gastar: para 2025, el ahorro de combustible realizado superaría a la inversión efectuada; en 2050, ese ahorro representaría más de 100 billones de dólares. Y aun cuando a ese eventual ahorro futuro se le aplicara una tasa de descuento del 10 por ciento, de ahora a 2050 se lograría un ahorro neto de 5 billones de dólares. Aplicando hipótesis prudentes sobre el impacto que una menor demanda de combustibles fósiles puede tener en sus precios, el ahorro de combustible calculado sube hasta los 150 billones de dólares.
            La seguridad energética y la atenuación del cambio climático son aliadas, ya que el escenario 2DS del estudio demuestra la forma en que la eficiencia energética y el despliegue acelerado de tecnologías bajas en carbono pueden contribuir a limitar el gasto público, reducir la dependencia de las importaciones de energía y disminuir las emisiones. Prácticamente en todas partes, existen posibles fuentes de energía renovable y significativas oportunidades para la eficiencia energética, a diferencia de otras fuentes de energía, concentradas en un restringido número de países. La reducción de la intensidad energética así como la diversificación geográfica y tecnológica de las fuentes de energía daría lugar a una seguridad energética y a unos beneficios económicos de amplio alcance. En el 2DS, como resultado del ahorro de energía y del uso de fuentes de energía alternativas, los países ahorrarían un total de 450 EJ (exajulios o diez a la doce julios) en compras de combustibles fósiles hasta 2020, lo que equivale al total de las importaciones de combustibles fósiles por parte de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en los últimos seis años; para 2050, el ahorro acumulado de combustible fósil calculado en el 2DS sería de 9 000 EJ, el equivalente a más de 15 años de la demanda mundial actual de energía primaria.
            Pese al potencial tecnológico, el progreso de la energía limpia es demasiado lento, apunta el documento.
Nueve de cada diez tecnologías con potencial para permitir el ahorro de energía y la reducción de emisiones de CO2 están incumpliendo los objetivos de despliegue requeridos para lograr la necesaria transición a un futuro bajo en carbono. Sólo un conjunto de tecnologías de energía renovable más desarrolladas entre las que cabe citar hidroeléctrica, biomasa, eólica terrestre y solar fotovoltaica están realizando suficiente progreso, mientras que otras tecnologías clave para el ahorro de energía y la reducción de las emisiones de CO2 se hallan rezagadas. Particularmente preocupante resulta la lenta asimilación de las tecnologías de eficiencia energética, así como la ausencia de progreso de la captura y almacenamiento de carbono y, en menor medida, de la energía eólica marina y la energía solar de concentración. La multiplicación durante el próximo decenio de proyectos que recurran a esas tecnologías será determinante.
            En Morelos, una resuelta política pública puede contribuir a que tecnologías claves adquieran un carácter verdaderamente competitivo y se utilicen ampliamente. Se deberá aprovechar la oportunidad que ofrece el potencial de la tecnología y crear el marco adecuado para alentar su desarrollo y despliegue, teniendo en cuenta los intereses que mueven a los principales interesados: se necesitan claros incentivos para los consumidores, las empresas y los inversionistas. Se deberán establecer objetivos de energía limpia rigurosos y creíbles, que deberán ser transparentes y predecibles a fin abordar y atenuar los riesgos financieros que conllevan las nuevas tecnologías. Será esencial contar con medidas y mercados sólidos, que impulsen la flexibilidad y mitiguen los riesgos para quienes inviertan en esas tecnologías.

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