3 mar 2014

Apropiación social del cambio climático.

publicado en La Jornada Morelos el 3 de marzo de 2014

La variabilidad y el cambio climáticos y los fenómenos extremos como las inundaciones y las sequías han producido un acercamiento entre climatólogos, hidrólogos y científicos sociales en investigaciones y proyectos conjuntos, estos últimos llamados a proporcionar conocimientos sobre los procesos sociales involucrados –en particular los relacionados con la vulnerabilidad social- y a anticipar futuras configuraciones de catástrofes producidas por el cambio climático. Esta colaboración se ha extendido en la medida en que la apropiación social de la ciencia se torna imprescindible a la hora de tomar decisiones, no sólo ante eventos extremos, sino también cuando los patrones de variabilidad climática son de menor intensidad. Debemos impulsar actividades generadoras de conocimiento que tengan un impacto positivo en la solución de los más importantes problemas nacionales, estatales y locales.
Cecilia Hidalgo y Claudia E. Natenzon, de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, publicaron el artículo “Apropiación social de la ciencia: toma de decisiones y provisión de servicios climáticos a sectores sensibles al clima en el sudeste de América del Sur”, en la Revista Ciencia, Tecnología y Sociedad (nº 25, vol. 9, Enero de 2014, pág. 133-145). En él proponen que los significativos avances de la ciencia climática de nuestros días aún deben ampliarse si han de proporcionar información de la que puedan apropiarse los tomadores de decisiones tanto públicos como privados y que el concepto de “servicios climáticos”, adoptado por la Organización Meteorológica Mundial, sintetiza la vocación explícita de poner en el centro de atención las necesidades y expectativas de distintos perfiles de actores y sectores sensibles al clima, apuntando a una visión integradora de los sistemas socio-ambientales.
            Cada vez son más comunes las formas de organización de la investigación tendientes a apoyar determinadas tomas de decisiones, a proporcionar estimaciones directas de la incertidumbre y a satisfacer las necesidades de los sectores más sensibles al clima. Estas son formas, consideran las autoras, que instan a la “coproducción del conocimiento e implican la colaboración entre investigadores, agentes sociales y funcionarios gubernamentales, reunidos para desarrollar no sólo una contribución científica, sino para ofrecer una visión renovada de las relaciones entre el conocimiento, la naturaleza y la sociedad.  ¿Cuáles son las características de este nuevo enfoque de la producción de conocimiento? ¿Cómo conceptualizar las nuevas tendencias en las prácticas de investigación que están surgiendo, donde los científicos sociales son invitados a desplegar las potencialidades de su competencia en lo que se ha dado en denominar la “dimensión humana” de la variabilidad y el cambio climáticos? Pueden distinguirse dos sentidos principales del concepto de coproducción, ambos de gran importancia explicativa a la hora de dar cuenta de las relaciones entre ciencia y sociedad, entre los sistemas humanos y los sistemas naturales. Uno se centra en la articulación de talentos, perspectivas y valores necesarios para producir nuevos tipos de conocimiento; el otro, en las transformaciones entrelazadas de las identidades, las instituciones, los lenguajes y los discursos que caracterizan el funcionamiento de la ciencia y la tecnología en la sociedad.
Los grandes temas que conforman la agenda de investigaciones sobre las dimensiones humanas del cambio ambiental global incluyen, según las autoras: el uso de recursos; sus dimensiones sociales; los cambios en el uso y la cobertura de la tierra; la transformación industrial; la producción y el consumo de energía; las interacciones tierra-océanos en zonas costeras; la urbanización; la seguridad ambiental y el desarrollo sustentable; la percepción y evaluación de las condiciones y cambios ambientales globales; y los aspectos institucionales (locales, nacionales, internacionales) del cambio ambiental global.
            Un concepto fundamental frente al Cambio Climático es el de “adaptación” que, en ciencias naturales, remite a la teoría de la evolución y es sinónimo de vida, aún en condiciones extremas. Así, las estrategias adaptativas al clima y al ambiente constituyen la cultura de una sociedad, poniendo de manifiesto procesos creativos desarrollados históricamente, de acuerdo a las autoras. Estos procesos o caminos socioculturales se manifiestan en hábitos, costumbres, comportamientos, tradiciones y prácticas específicas que son parte del cotidiano en ciertas sociedades o ciertos sectores sociales.
Entre las lecciones generales que las autoras han formulado como recomendaciones incluyen: adaptar ahora, tomando acciones inmediatas que reparen los daños; crear las condiciones que permitan la adaptación; integrar la adaptación con el desarrollo; aumentar la conciencia y el conocimiento; fortalecer las instituciones; proteger los recursos naturales; proporcionar asistencia financiera; involucrar a las personas que están en riesgo; y usar estrategias específicas para cada lugar.
            El concepto de “servicios climáticos”, adoptado por la Organización Meteorológica
Mundial, condensa el cambio de enfoque que se ha ido perfilando a lo largo de las distintas iniciativas y programas dedicados al cambio climático, establecen las autoras. No es un mero cambio de rótulo sino que sintetiza la vocación explícita de poner en el centro de atención las necesidades y expectativas de distintos perfiles de actores y sectores sensibles al clima, apuntando a una visión integradora de los sistemas socio-ambientales. Para proveer estos servicios, la producción de información climática no es suficiente: cobra relevancia que la comunicación entre científicos, decisores y legos permita articulaciones y ajustes de los resultados, traducción de la información en impactos y pautas de acción viables, y la exploración de formas institucionales innovadoras.
Las actividades operacionales previstas por las autoras apuntan a: interpretar y evaluar las predicciones que realizan los centros mundiales dedicados al clima; elaborar productos regionales (en especial proyecciones estacionales) adaptados a las necesidades de los potenciales usuarios; proporcionar acceso en línea a estos productos y servicios; evaluar tales productos y servicios sobre la base de la retroinformación que los usuarios faciliten; realizar diagnósticos climáticos que incluyan la variabilidad del clima y los extremos climáticos a escala regional y subregional; establecer una climatología histórica de referencia y un sistema regional de vigilancia; y coordinar la formación de los usuarios en la interpretación y posibilidades de uso de los productos provistos por los centros climáticos regionales.
            En Morelos, debemos apropiarnos del cambio climático, ya que el 98 por ciento de los científicos sabemos que es un hecho y que afectará seriamente la forma de vida de nuestros hijos y nietos. Es urgente definir estrategias específicas de vinculación entre investigadores, tomadores de decisión y público en general para adaptarnos a sus efectos, ya que por nuestra situación geográfica sufriremos más que otras regiones en el país.

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