8 dic 2014

Bienestar en Morelos

publicado en La Jornada Morelos el 8 de diciembre de 2014.
Luis Huesca Reynoso, Mario Camberos Castro y Cuauhtémoc Calderón Villarreal (Plaza y Valdés, 2011) plantearon que el análisis del bienestar individual o social se refiere al estudio de las condiciones que determinan la calidad de vida tanto de los individuos como de los grupos sociales, con un enfoque sistémico que identifique los procesos tendientes a mejorar la calidad de vida de una población en un espacio territorial determinado, estudiando los aspectos económicos y sociales ligados al desarrollo de las capacidades de los individuos y a la expansión creciente de sus libertades.

También, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL, 2000) estableció que el desarrollo económico local es un proceso de crecimiento y cambio estructural de la economía de una ciudad, comarca o región, en el que se pueden identificar al menos, tres dimensiones: una económica, caracterizada por un sistema de producción que permite a los empresarios locales usar, eficientemente, los factores productivos, generar economías de escala y aumentar la productividad a niveles que permiten mejorar la competitividad en los mercados; otra sociocultural, en que el sistema de relaciones económicas y sociales, las instituciones locales y los valores sirven de base al proceso de desarrollo; y otra, política y administrativa, en que las iniciativas locales crean un entorno local favorable a la producción e impulsan el desarrollo sustentable.

Recientemente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico publicó un documento que ofrece un marco común para medir el bienestar de la gente a nivel regional y que tiene una sección especial sobre nuestro Estado de Morelos: “¿Cómo va la vida en su región? Medir el bienestar regional y local para la formulación de políticas” (OECD (2014), How's Life in Your Region? Measuring Regional and Local Well-being for Policy Making. © OCDE, ISBN: 9789264217416 (PDF), DOI: 10.1787/9789264217416-en).

Todo el mundo desea disfrutar de una buena vida en el lugar donde vive, por lo que la medición de su experiencia diaria puede parecerles más significativa que la del promedio nacional, identifica el documento. Un panorama completo de la economía y de la sociedad debe comprender lo que la gente valora respecto a sus condiciones de vida inmediatas, cómo se comportan cuando no se cumplen sus expectativas y cómo contribuyen los servicios locales para que tengan mejores oportunidades laborales y vidas más sanas. Los indicadores regionales referentes al bienestar ayudan a captar si la recuperación y la prosperidad se traducen en una vida mejor para todos.

El documento presenta un marco de análisis para mejorar la coherencia y la eficacia de las políticas públicas al examinar nueve aspectos que configuran las condiciones materiales de la gente (ingreso, empleo y vivienda) y su calidad de vida (salud, educación, entorno, seguridad, acceso a los servicios y participación cívica). Estos nueve aspectos derivan tanto de las características de la gente como de las de cada territorio específico. Se les evalúa mejor mediante indicadores de resultados verdaderos más que a través de los insumos o la producción.

La medición de estos nueve aspectos mediante un conjunto de indicadores comparables en 362 regiones de los 34 países de la OCDE muestra que los resultados del bienestar se materializan de manera muy distinta en cada lugar, identifica el documento. Las diferencias en el bienestar a menudo son más grandes entre las regiones de un mismo país que entre las de diferentes países. Esas disparidades regionales pueden aumentar los costos sociales, hacer que peligre la cohesión social y socavar el desempeño nacional. Los países con la mayor disparidad regional en los rubros de empleo, educación y acceso a los servicios también registran resultados en bienestar más bajos a nivel nacional.

Las regiones y las ciudades que quieran incorporar una estrategia de bienestar para mejorar las condiciones de vida actuales y las oportunidades futuras de su ciudadanía deben considerar las siguientes medidas, según el documento: Traducir los objetivos del bienestar en indicadores pertinentes para cada política pública, donde la medición del bienestar regional debe vincularse claramente con los objetivos de política pública regionales que, a su vez, concuerdan con los niveles de gobierno; Elegir indicadores, debe establecerse un proceso de consulta deliberante para centrarse en un conjunto limitado de indicadores clave que reflejen las prioridades y los activos locales, como se hace hincapié en el Marco de Bienestar Regional de la OCDE; Identificar la situación inicial y los resultados previstos, al establecer un punto de partida claro y el conjunto de objetivos que han de alcanzarse ayuda a planear el rumbo de la actuación pública en torno a un cronograma transparente y a metas parciales intermedias; Verificar el progreso y evaluar el potencial de diferentes lugares, donde los indicadores regionales de bienestar son una herramienta que permite seguir la trayectoria del cambio a lo largo del tiempo e identificar los activos específicos para el desarrollo en comunidades distintas; y Promover la participación de la ciudadanía y comunicar los resultados, al involucrar a los ciudadanos desde las primeras fases de la iniciativa de medición se impulsa la acción, se facilitan los ajustes de política pública cuando sea necesario y se aumenta la rendición de cuentas y la confianza.

Con relación al Estado de Morelos, el documento presenta comparaciones tanto nacionales como internacionales. En referencia al promedio nacional, Morelos está mejor en las dimensiones de educación, salud, vivienda y compromiso cívico, y está peor en seguridad que es un asunto de enorme importancia para el bienestar de la población. A nivel internacional y alineado al patrón nacional, tiene bajos niveles de seguridad e ingreso, y grandes desigualdades. Asimismo, plantea que el gobierno se ha comprometido a mejorar el bienestar de la población al promover mayores oportunidades a todos los ciudadanos, que tiene un plan con una estrategia de desarrollo regional integral con metas establecidas y que existe un diálogo entre las diversas áreas encargadas de las políticas públicas.

Sin embargo, el documento describe un par de retos importantes para el uso de una buena métrica para mejorar el bienestar en Morelos: el Plan de Desarrollo Estatal tiene demasiados indicadores, que no están jerarquizados entre ellos, y que resta efectividad a la medición del proceso; y además que no está claramente definido el proceso de monitoreo necesario.

En Morelos, debemos así delinear un plataforma de indicadores con mecanismos de seguimiento sustentados en qué les importa más a los ciudadanos y adicionalmente fortalecer las capacidades institucionales de los gobiernos municipales para alinear objetivos y procedimientos.

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