Leer y escribir, comprendiendo plenamente lo que se leyó y escribió, son requisitos necesarios y básicos para incorporar a una persona en la sociedad actual. En especial, si queremos ciudadanos que respeten y hagan respetar los derechos humanos. Sin lectura no podremos incorporarnos al mundo de la información y, aún menos, a la sociedad del conocimiento. Ciertamente, no hay educación de calidad sin acceso y participación activa en la cultura escrita.
En esta columna, el 9 de mayo de este año, se presentaron las 28 metas que propuso la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) con relación al desarrollo de la educación en Iberoamérica y que fueron planteadas en el estudio “2021 Metas Educativas”. A raíz de este estudio, la OEI instauró la “Colección Metas Educativas 2021” que pretende ampliar y compartir el conocimiento e impulsar el debate, la participación y el compromiso colectivo con este ambicioso proyecto. Uno de los libros, publicados por Editorial Santillana, se titula “Lectura y bibliotecas escolares” (ISBN: 978-84-7666-200-7) y fue coordinado por Inés Miret y Cristina Armendano. Aquí, se debaten algunos de los temas de mayor actualidad con relación a la lectura y las bibliotecas escolares: desde las nuevas culturas juveniles o el funcionamiento del lector en red, hasta la consideración de la escuela como una comunidad de estudio, el papel de los mediadores o las redes de lectura y de bibliotecas escolares. Contiene, además, un informe sobre las políticas públicas en curso, así como la descripción de algunas de las experiencias más destacadas desarrolladas en Iberoamérica para la creación de comunidades de lectores, la implantación de bibliotecas escolares o el lanzamiento de campañas públicas de lectura.
Álvaro Marchesi, Secretario general de la OEI, escribe en el prólogo: hay que reconocer que la sociedad de la información plantea desafíos enormes al aprendizaje de los alumnos, a la forma de mejorar sus conocimientos y al papel que la lectura ocupa en la formación de las personas: para aprender, para vivir y para ser. La lectura facilita conocer otros mundos y otras realidades, encontrar nuevos sentidos e interpretaciones de la vida, de la cultura, de la sociedad y del mundo. Además, permite conocer los sentimientos y las emociones de los otros, las relaciones establecidas, la fuerza de las pasiones, los riesgos de la vida y la búsqueda de soluciones ante los conflictos existentes. Finalmente, la lectura no es sólo un formidable ejercicio intelectual para ampliar los conocimientos y para adentrarse en las relaciones afectivas de las personas. También contribuye a enfrentar al lector con las decisiones éticas y morales, ya que le abre a diferentes formas de pensar, de vivir y de actuar, lo que exige evaluar los acontecimientos y activar, tal vez en ocasiones modificar, los propios juicios de valor.
Hacer de la escuela una comunidad de lectores (y escritores) donde alumnos, maestros y padres acudan a los textos para comprender mejor al mundo que es objeto de sus preocupaciones o propósitos; conocer otros modos de vida, identificarse con otros autores y personajes, o diferenciarse de ellos; correr otras aventuras, vivir otras vidas; compartir con otros la emoción de una frase o de un poema, la magia del clima creado en un relato, tejer relaciones entre textos, descubrir otras formas de utilizar el lenguaje para crear nuevos sentidos, debe ser un objetivo común según Marchesi. Adicionalmente, se debe reconocer el papel de las bibliotecas como instrumento para que la escuela y los ciudadanos entren en contacto vivo con la cultura, con la imaginación y con la producción, y a su vez interpelen a la creación.
En uno de los capítulos de este libro, Mary Giraldo nos recuerda que una de las principales líneas de acción del Programa Iberoamericano de Lectura (ILÍMITA) fue convertir el fomento de la lectura en un tema de política pública, entendiéndose como un proceso de construcción social que enmarca el papel de las instituciones gubernamentales y las acciones de concertación requeridas para la formulación de planes nacionales de lectura.
Por su impacto e incidencia en las políticas sociales y económicas, se adoptaron entre las principales líneas estratégicas, según Giraldo: el reconocimiento de la educación pública como el espacio privilegiado para hacer efectivo el derecho a la lectura y la escritura para todos; la creación y actualización de las bibliotecas escolares y otros espacios de lectura en las escuelas públicas, para contribuir a la formación de alumnos y maestros como lectores y escritores; la creación y el mejoramiento de los programas de formación inicial y continua para docentes, bibliotecarios y otros mediadores de lectura y escritura, y la creación de programas de promoción de lectura y escritura dirigidos a la primera infancia y a la familia.
En Morelos, es imprescindible lograr que las escuelas y los hogares se conviertan en espacios de lectura, donde las alumnas, profesoras y madres y los alumnos, profesores y padres, aprendan por medio de disfrutar la lectura. Leer debe ser una actividad valorada y reforzada por la escuela y, además, reconocida por la familia como elemento indispensable para evitar el fracaso escolar. Leamos con las niñas y los niños para transformar a nuestra sociedad.
1 comentario:
Mas allá de cuántos libros hemos leído y si recordamos o no a los autores, leer abre horizontes, construye ciudadanía, desarrolla nuestra humanidad. Salgamos del cliché y los temas "de moda", retomemos lo fundamental. La formación nuestra y de nuestros hijos se construye así, atendiendo lo relevante, no lo frecuente...
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