Los Estados Unidos tienen, por un lado, el record mundial en consumo de energía per cápita, así como de emisiones de CO2 a la atmósfera debido a este consumo pero también, por el otro, tienen un excelente desempeño en consumir menos energía por dólar generado internamente. En general, dar seguimiento a las preocupaciones y esperanzas de su sector energético es de gran importancia para todos los países pero para México es fundamental por su dependencia económica y por los grandes volúmenes de petróleo que les exportamos y los grandes volúmenes de gas natural y gasolinas que les importamos.
La Agencia de Información de la Energía del gobierno de los Estados Unidos, publica cada año un reporte con una visión de 25 años sobre la situación energética de su país. Ésta es la instancia encargada de la información estadística del Departamento de Energía de los Estados Unidos. Por ley, su información, análisis y predicciones son independientes de cualquier organismo gubernamental (www.eia.doe.gov/oiaf/aeo/).
Señala que el mercado de la energía en Estados Unidos sigue deprimido de acuerdo con la crisis económica de 2007, 2008 y 2009. La generación de electricidad disminuyó 1 por ciento en 2008 y otro 3 por ciento en 2009. Aunque afectaron otros factores como un clima benigno, es la primera vez en 60 años que la generación de electricidad disminuyó dos años consecutivos.
Considera que los factores más influyentes en los mercados energéticos de los Estados Unidos serán el ritmo de la recuperación económica, los impactos remanentes en proyectos energéticos intensivos en capital y la posible aprobación de leyes ambientales que afecten el uso de la energía. La Agencia presenta principalmente un caso de referencia, donde las fuerzas predominantes en los últimos años continúan igual en el futuro cercano. Sin embargo, explora los impactos de incertidumbres económicas importantes en áreas de mercado, de tecnologías y de políticas.
Los resultados más importantes que presenta son un crecimiento moderado en el consumo de energía, un fuerte aumento en el uso de energías renovables, una disminución en el uso de combustibles líquidos de importación, un muy fuerte aumento en la producción nacional de gas seco y un lento crecimiento en las emisiones de CO2 por el consumo de hidrocarburos ante la ausencia de nuevas políticas específicas para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Asimismo, realiza un análisis de sensibilidad sobre el caso de referencia en temas de relevancia: continuo avance en las leyes y regulaciones federales y estatales, mejoras en la eficiencia del uso final de la energía, diferentes supuestos sobre el desarrollo de la producción nacional del gas natural seco, retiro de plantas nucleoeléctricas a los 60 años de operación, la relación entre los precios del gas natural y del petróleo en sus mercados locales, y las tendencias en los precios mundiales del petróleo.
Concluye que, según la tendencia, el consumo de energía primaria en los Estados Unidos se incrementará en 14 por ciento entre 2008 y 2035, lo que representa una tasa de crecimiento anual de 0.5 por ciento y equivale a sólo una quinta parte de la tasa de crecimiento económico anual esperada del 2.4 por ciento. La diferencia entre las dos tasas se debe a la esperada continua mejora en la intensidad energética, medida como el consumo de energía por unidad de producto interno bruto. También, proyecta que aumentará significativamente la producción de combustibles renovables para la generación de electricidad y para la producción de combustibles para el sector transporte, debido a los incentivos ya establecidos en programas federales y estatales y a los continuados altos precios de los combustibles fósiles. Sin embargo, indica que los combustibles fósiles seguirán abasteciendo la mayoría de los requerimientos en los Estados Unidos; su participación pasará del 84 por ciento en 2008 al 78 por ciento en 2035.
Señala que la participación de las energías renovables podría incrementar si continúa un decidido apoyo a su desarrollo y podría alcanzar entre 61 o 65 por ciento del aumento de la generación de energía entre 2008 y 2035, en lugar del tendencial 45 por ciento. El papel de los combustibles fósiles podría disminuir todavía más si los autos eléctricos o que utilizan gas natural penetran significativamente el mercado, si los precios del petróleo se incrementan aún más, y si se ponen en marcha acciones al crecer las preocupaciones sobre el cambio climático o sobre la seguridad energética.
El crecimiento en la producción doméstica de gas natural seco es uno de los más dinámicos en la historia de los mercados energéticos de los Estados Unidos, señala. La regasificación de gas natural licuado proveniente del exterior ha dejado de ser un tema de interés y de inversiones. Ahora, las incógnitas importantes son si las reservas nacionales de gas natural seco son grandes o muy grandes, si el nivel de precio requerido para sostener su desarrollo será mantenido, y si aparecerán factores técnicos o ambientales que frenen su desarrollo.
En el caso de referencia, las emisiones de CO2 por el consumo de energía aumentarán un 0.3 por ciento anual del 2008 al 2035, o un total de 9 por ciento.
En conclusión, los Estados Unidos han aumentado expectativa de crecimiento económico, al pasar de una tasa anual esperada del 2.0 por ciento para el PIB, al 2.4 por ciento. Confían que incrementarán su eficiencia en el consumo de energía y, así, el aumento en las emisiones de CO2 a la atmósfera será pequeño. Por lo tanto, anuncian su nulo interés en alcanzar un acuerdo vinculante para reducir los efectos del Cambio Climático.
Actuemos para que México no tome este camino y siga impulsando acciones contra este fenómeno catastrófico para la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario