4 ago 2014

Cambio climático y sociedad.

publicado en la Jornada Morelos el 4 de agosto de 2014.

Atender los problemas sociales que crea y creará el Cambio Climático requiere la transformación de las prácticas de producción y consumo actuales y debemos utilizar tecnologías que desacoplen el crecimiento económico de la emisión de gases que acentúan el efecto invernadero y de los recursos naturales no renovables. Aunque el desafío de moverse hacia un régimen de crecimiento económico “des—carbonizado” es acuciante, no parece sencillo promover una reorganización de las prácticas de las sociedades modernas de la envergadura que requiere este desafío. Para ello, es necesario la construcción de un nuevo sistema conceptual y un nuevo sistema de indicadores que permitan evaluar no sólo la sustentabilidad del sistema, sino también las propias políticas propuestas para adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático.

            Rubén Lo Vuolo, consultor de la Unidad de Cambio Climático de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), escribió el documento “Cambio climático, políticas ambientales y regímenes de protección social. Visiones para América Latina” (CEPAL. LC/W.607, Copyright © Naciones Unidas, mayo de 2014). Este trabajo presenta algunas reflexiones sobre cambio climático, crecimiento económico y política social, la transición hacia una economía más verde, los efectos distributivos del cambio climático, una visión alternativa del cambio climático como un nuevo tipo de riesgo social estructural, el concepto de vulnerabilidad social, y la necesidad de una “integración” de las políticas que aborden conjuntamente las decisiones ambientales, económicas y sociales.

            Uno de los aspectos más relegados y controvertidos en torno al tema del cambio climático, refiere a sus impactos sociales. Estos impactos incluyen no sólo a los efectos directos sobre el bienestar de las personas sino también a los efectos de las políticas aplicadas para adaptarse y mitigar los impactos del cambio climático (como los impuestos “verdes”, los límites al uso de ciertos combustibles, etc.). El autor establece los problemas más destacados sobre esta cuestión: ¿Cómo atender a los productores rurales afectados por el cambio climático?, ¿A los asentamientos en zonas costeras bajo amenaza de inundaciones?, ¿A los trabajadores empleados en aquellos sectores que han de declinar como resultado de las medidas que buscan mitigar y adaptarse al cambio climático?, ¿Cómo se han de balancear las economías en tanto las responsabilidades por la emisión son diferentes a la distribución de los impactos nocivos?, ¿Cómo se compensarán los mayores costos de insumos energéticos, en familias con diferentes ingresos y diferentes consumos?

            Estas y otras cuestiones no sólo interesan por el daño sobre los afectados, sino porque son relevantes para analizar la propia legitimidad de la construcción de una agenda política que coloque el tema del cambio climático como cuestión de interés público y de los Estados, asegura el autor. ¿En qué medida y qué tipo de políticas vinculadas al cambio climático han de ser aceptadas y legitimadas por los distintos grupos sociales? ¿En qué medida depende ésta aceptación del tipo de “área de emisión” (por ejemplo, hogares o transporte público)? ¿Cómo prevenir los efectos más dañinos del cambio climático sobre el bienestar de la población? ¿Es necesario y en su caso qué tipo de políticas son las más adecuadas para prevenir y compensar distributivamente los impactos tanto del cambio climático como de las políticas que se aplican para mitigarlo?

            Los riesgos sociales son un tipo particular de riesgos individualmente impredecibles, pero colectivamente predecibles. Por ello a la manifestación de esos riesgos se la suele denominar como “contingencias” sociales. Las llamadas “políticas sociales” son, sintéticamente, aquellas aplicadas para prevenir y gestionar las contingencias sociales y para distribuir sus efectos dañinos tanto en el tiempo como entre la población. El autor considera que no existe mucha literatura ni investigación académica sistematizada que estudie la relación entre el cambio climático y los riesgos sociales que justifican la estructura institucional de los sistemas de protección social de los estados modernos. Sin embargo, es evidente la conexión entre los riesgos sociales que atienden estas políticas y los riesgos sociales derivados de cambio climático.

            Los conceptos de riesgo social y vulnerabilidad social indican que los problemas sociales derivados del cambio climático no pueden circunscribirse a unos pocos grupos sobre los cuales focalizar asistencia compensatoria, sino que debe verse con una perspectiva más sistémica y dinámica, plantea el autor. Por otra parte, los daños son tan amplios, y muchas veces irreparables, que deben ser prevenidos potenciando la capacidad autónoma de adaptación y respuesta de los sujetos. Las fragilidades de la población vulnerable al cambio climático son pre-existentes y permiten formular ciertas certezas con respecto a sus impactos. Particularmente en América Latina donde la zona de vulnerabilidad social abarca a la gran mayoría de la población.

            Los estudios disponibles sobre el tema indican que no sólo los efectos del cambio climático tienen impactos distributivamente regresivos, sino que además las políticas que apuntan a mitigar esos efectos pueden también tener impactos distributivamente regresivos en ausencia de otras políticas, asevera el autor. Las excepciones son pocas y se reducen a aquellas políticas que apuntan al transporte personal que suelen indicarse como más progresivas. Los resultados de los estudios dependen de las condiciones climáticas de cada país, de la eficiencia energética del conjunto de vivienda disponible, de la cantidad y la propiedad de los automóviles, de la infraestructura de transporte público y de los propios niveles de distribución de ingresos y pobreza, entre otros. También los resultados dependen de las metodologías aplicadas en los estudios y del modo en que se considera los comportamientos de los agentes en reacción a las políticas.

            En Morelos, debemos rediseñar nuevas políticas atentas a los desafíos del cambio climático: integrar los objetivos ambientales sostenibles en objetivos básicos de la política social; incorporar las incertidumbres y complejidades asociadas con el cambio climático en el análisis de las políticas sociales; asegurar que las políticas económicas estén diseñadas para satisfacer al núcleo social y ambiental, y no simplemente los objetivos de crecimiento; crear empleo y facilitar la adopción de empleos de la economía verde en los grupos desfavorecidos; y reducir las desigualdades y desventajas arraigadas a través de políticas sociales redistributivas.

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