publicado en la Jornada Morelos el 3 de octubre
Diferentes estudios señalan que para el año 2050 habrá alrededor de 9,000 millones personas poblando el planeta. Si consideramos que hoy hay más de 7,000 millones y que la comida no alcanza plenamente para todos, los problemas aumentarán en las décadas que vienen si seguimos haciendo lo acostumbrado. En los últimos sesenta años ha aumentado la eficiencia en la producción de alimentos: se tienen mejores semillas, sistemas de irrigación, fertilizantes, protección de las cosechas, manejo de suelos y maquinaria más eficiente. Sin embargo, es urgente elevar todavía más el rendimiento agrícola, tanto en la cosecha como en la distribución, en todas las regiones del mundo. Debemos hacer otra Revolución Verde, como la de Norman Borlaug, cuando transmitió su conocimiento sobre cómo hacer más productivas las cosechas de trigo y otros granos, de México a todo el Mundo. Empleemos ahora a la innovación tecnológica como herramienta para aliviar la hambruna, pero siempre cuidando el ambiente.
La Academia Nacional de Ingeniería, de Estados Unidos, dedicó el último número de su revista The Bridge al tema de la “Agricultura y la Tecnología de la Información” (Volumen 41, Número 3, Otoño 2011). Andrew Alleyne, editor de este número, establece que el aumento en la necesidad de proteínas en la sociedad, causada por la combinación de mayor población y asentada principalmente en ciudades, requiere una mayor cantidad de terreno, de agua y de cosechas para alimentar animales. También son necesarios mejores sistemas para procesar y conservar los alimentos y para transportarlos, lo que requiere a su vez más energía y de una complicada infraestructura. Propone Alleyne que se empleen mucho más las tecnologías de la información y comunicación en la agricultura, llevar su uso al mismo nivel que en el transporte, las comunicaciones, la seguridad nacional y los sistemas de salud.
Mike Baroni, Vicepresidente de Política Económica en la Archer Daniels Midland Company, presenta en este mismo número que para poder alimentar a la humanidad en el año 2050, el mundo tendrá que reducir enormemente las pérdidas post-cosecha debidas a animales, enfermedades y pésimos sistemas de almacenamiento; hacer un mejor uso del agua y otros insumos en las cosechas y la biomasa existente; y aumentar los rendimientos en los terrenos existentes para minimizar la necesidad de incrementar la frontera agrícola. La cantidad de agua que se usa para alimentarnos es enorme, también nos advierte Baroni. Por ejemplo, se estima que producir un kilo de trigo requiere más de 500 litros de agua o que producir un kilo de carne requiere más de 5,000 litros de agua.
Matthew Denesuk, gerente de Natural Resources Modeling and Social Analytics, IBM Research, y Susan J. Wilkinson, experta en seguridad alimentaria, IBM Global Business Services, presentan en este mismo número las ventajas de incorporar decididamente a la tecnología de la información para alcanzar sistemas alimentarios inteligentes que mejoren la productividad de los negocios agrícolas, reduzcan los costos y aseguren buena calidad de los alimentos. Los elementos claves son, según ellos:
Captura de datos y políticas de gestión. Los datos necesarios cada vez están más disponibles pero es necesario asegurar que estén accesibles de manera electrónica y que sean confiables e integrables a una red mundial.
Compartir plenamente. Los modelos para apoyar las decisiones de negocios agrícolas necesitan cada vez de una mayor cantidad de datos sobre diferentes productos y procesos en el contexto de su uso específico. Es imprescindible encontrar mecanismos y normas para asegurar confianza y proveer seguridad en la transmisión de la información proporcionada por todos los actores involucrados en la producción, conservación, procesamiento, distribución y venta de alimentos.
Pensamiento eco-sistémico. Los actores involucrados deberán colaborar más estrechamente para el beneficio mutuo basados en un sentimiento de compartir el mismo destino, lo que no ha ocurrido entre los agricultores y la industria alimentaria.
Adaptación a la globalidad. Las tecnologías y sus procesos deben ser adaptados a las muy diversas situaciones ambientales, sociopolíticas y económicas que existen alrededor del mundo.
Estructuras y modelos de negocios. Nuevos mecanismos serán necesarios para asegurar la adopción generalizada por las empresas agrícolas de los nuevos procesos y tecnologías; por ejemplo, vendedores que puedan ofrecer mejorar las capacidades a menor costo, basados en grandes volúmenes y especialización.
En Morelos, la población crecerá y la superficie de terrenos agrícolas disminuirá de aquí al año 2050. Debemos pensar en la cantidad y calidad de los alimentos que tendrán los morelenses y también de donde provendrán. Es necesario identificar la cadena de valor en nuestro sector de alimentos y financiar las investigaciones, innovaciones y planes de negocio necesarios para ser actores de la siguiente Revolución Verde.
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