El comercio
internacional ha experimentado grandes cambios en la última década. La apertura
de los mercados a nivel mundial, con la reducción de los aranceles y la eliminación
de barreras no arancelarias, ha causado cambios notables en la actividad comercial.
Esta apertura de los mercados a nivel mundial y, consecuentemente, la globalización
de las cadenas de abastecimiento ha demandado una serie de cambios estructurales
a los que ha tenido que dar respuesta la esfera de la logística. Las principales
economías a nivel global están, hoy en día, más abiertas que nunca al comercio.
Así, considerando dólares constantes como unidad, se comprueba que el comercio mundial
creció anualmente el 6.0 por ciento entre 1971 y 2010 (duplicándose cada 12 años),
mientras que el PIB lo hizo el 3.4 por ciento (duplicándose cada 20 años). Como
consecuencia de ello, el comercio mundial,
como porcentaje del PIB, ha pasado de representar el 20 por ciento en 1971 a ubicarse
en el 51 por ciento en 2010.
Carlos Kirby y Nicolau Brosa, de la División
de Mercados de Capital e Instituciones Financieras del Sector de Capacidad Institucional
y Finanzas, del Banco Interamericano de Desarrollo, escribieron un artículo
titulado “La logística como factor de competitividad de las pymes en las
Américas” (# IDB-DP-191. 2011). Establecen que una logística eficiente y accesible
a todos constituye un elemento clave para que las empresas de determinado país o
región en general, y en particular sus pymes, puedan competir con éxito en este
nuevo marco global. Además, hacen hincapié en cuáles son los principales desafíos
que se deben afrontar en el campo de la logística y analizan qué medidas se pueden
tomar desde las propias pymes para mejorar su capacidad logística y con ello su
potencial exportador.
Los
autores establecen que el concepto de “logística” es amplio y lo definen como “aquella
parte de la gestión de la cadena de suministro que planifica, implementa y controla
el flujo (hacia atrás y hacia adelante) y el almacenamiento eficaz y eficiente de
los bienes, servicios e información relacionada desde el punto de origen hasta el
punto de consumo, con el objetivo de satisfacer los requerimientos de los consumidores”.
La gestión de la cadena de suministro constituye un elemento fundamental en el desenvolvimiento
de cualquier empresa, en particular de aquellas que tienen
una marcada vocación exportadora.
La administración pública juega un papel clave en lo
que atañe a facilitar las relaciones comerciales, pues debe establecer las condiciones
necesarias para promover el intercambio comercial más allá de sus fronteras,
señalan los autores. Se trata de una cuestión crítica, con una gran incidencia en
el comercio. De hecho, los costos y los tiempos involucrados en procesos dependientes
de organismos públicos pueden incluso anular cualquier beneficio potencial asociado
a grandes inversiones en infraestructura. En el caso de América Latina y el Caribe,
los distintos procesos que norman parte de la facilitación comercial presentan un
nivel considerablemente inferior al de los países desarrollados. Así, para llevar
a cabo una exportación se requiere un 52 por ciento más de documentos que en los
países de la OCDE, un 111 por ciento más de tiempo y un costo (por contenedor) 32
por ciento mayor. Para una importación, estas cifras son del 61 por ciento, el 129
por ciento y el 39 por ciento, respectivamente.
Se dispone, indican los autores, de medidas eficaces
ampliamente comprobadas y ya en fase de implementación en algunos de los países
de la región. Entre estas medidas que pueden desarrollarse desde la propias
pymes cabe destacar las siguientes: análisis de la cadena de suministro y optimización de ésta para alinearla con los objetivos y las estrategias
de la pyme; desarrollo de un enfoque de gestión por procesos y alineación de la
organización con dichos procesos; desarrollo de sistemas propios de
indicadores; desarrollo de un esquema de formación y evaluación del desempeño del
personal de la organización; adopción de soluciones TIC, en los ámbitos de planificación
y ejecución logística; fomento desde las asociaciones sectoriales de la consolidación
de cargas entre pymes, y creación de centrales de compra de servicios logísticos.
En Morelos, se deben analizar los beneficios de crear
un sistema de aduanas. También implantar medidas desde la administración como
sugieren los autores: desarrollar esquemas de “ventanilla única”; fomentar la adopción de TIC tanto en empresas del sector
como en la administración pública; mejorar la educación y la formación en el ámbito
de la logística; promover el acceso de las pymes a servicios logísticos avanzados;
incrementar la utilización de acuerdos de participación publico‐privada
(PPP) para acelerar el desarrollo de nuevas infraestructuras, y desarrollar la infraestructura
para la logística, tal como el establecimiento de la conectividad entre distintos
modos de transporte o el desarrollo de parques logísticos. Actuemos ya para
aprovechar la excelente conectividad geográfica que tiene nuestro Estado.