publicado en La Jornada Morelos el 6 de octubre de 2014.
Varios amigos me
habían solicitado opinara sobre el estado actual de la implantación de la
Reforma Energética en México. Así que, el viernes 3 de octubre pasado, dentro del Conversatorio “El México después de la
Reforma Energética”, que formó parte del “75º Encuentro de Ciencias, Artes y Humanidades”,
organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México, a través de la
Coordinación de Investigación Científica y el Instituto de Energías Renovables,
la Universidad Politécnica del Estado de Morelos y la Universidad Tecnológica
Emiliano Zapata del Estado de Morelos, leí la ponencia “Méxicos posibles a
partir de la Reforma Constitucional en Energía”, que les presento íntegramente
a continuación.
Cuando
el doctor del Río, director del IER-UNAM, me invitó a participar en este
Conversatorio, lo que le agradezco, primero pensé en lo que me pedía elaborar: ¿El México después?… eso es imposible de
saber, ojalá; si no nos ponemos de acuerdo sobre el México de hoy… ¿Después?…
¿en cuánto tiempo?... 2015, nada; 2018, poco;
… 2030, depende… ¿Reforma Energética?… la Constitucional, la de las
Leyes y Reglamentos, la de los contratos, la previsible después de las
controversias legales, o la que ha sucedido 10 años después en la mayoría de
los países…
También,
de entrada, declaro que estoy de acuerdo con la Reforma Constitucional a los
artículos sobre energéticos. Sin embargo, de lo escrito y hecho a lo deseado
hay un gran trabajo no realizado… (Disculpas
por la mala rima).
A
continuación elucubré sobre cuatro opciones de ponencia: ¿se alcanzarán y cómo
los objetivos planteados por el Gobierno Federal?; ¿por qué ni en los
Reglamentos de las Leyes se ha considerado apropiadamente a las Energías
Renovables?; proponer elementos claves para normar, fomentar e impulsar el
aprovechamiento masivo de las Energías Renovables; o presentar un Estudio de
Futuros del Sector Energético Mexicano.
En
seguida me vinieron a la mente algunos elementos conspicuos para decidir el
tema: primero, de la explicación
ampliada de la Reforma Energética por el Gobierno Federal destaca que, “tanto a
nivel constitucional como al nivel de la legislación secundaria, ésta surge del
estudio y valoración de los elementos de las distintas iniciativas presentadas
por los partidos políticos representados en el Congreso”, con razón, ésta sí
tiene un verdadero contacto con la realidad; sin embargo, por el nivel de
negociación realizado, su nivel de expertez
es bajo; segundo, de los objetivos y premisas fundamentales del Gobierno
Federal: “ciertamente los hidrocarburos en
el subsuelo son nuestros”; tercero,
cómo “reduciremos los riesgos ambientales en las actividades de exploración y
extracción de petróleo y gas”, si lo hemos hecho mal y ahora las condiciones
son más complicadas; cuarto, “la Nación ejercerá, ahora sí, de manera exclusiva, la planeación y control del sistema
eléctrico” o será como en los tiempos no muy lejanos de algún director general
de CFE que ni el Presidente en turno lo convencía; quinto, ¿cómo “garantizaremos
la transparencia y la rendición de cuentas”?, aplicando ahora en serio las
leyes o educando para tener mejores ciudadanos en el futuro; sexto, ¿podemos “impulsar
el ahorro de largo plazo en beneficio de las generaciones futuras”?, sacando
simultáneamente de la pobreza a la mitad de los mexicanos; y séptimo, o ¿“impulsar
el desarrollo sustentable”?, ojalá lo tomaran en serio todos los días.
Después
pensé en la Ley de la Industria Eléctrica: primero, ¿cómo “alcanzarán la
finalidad de promover el desarrollo sustentable de la industria eléctrica y
garantizar su operación continua, eficiente y segura en beneficio de los
usuarios”?, si está plasmado que lo ambiental lo definirá después la SEMARNAT,
lo social se restringe a negociar terrenos, las instituciones son las mismas,
la definición de energías limpias es un revoltijo y sobre las energías
renovables se espera a que el PAN presente una propuesta; segundo, de forma
burocrática definen a las energías limpias como “aquellas fuentes de energía y
procesos de generación de electricidad cuyas emisiones o residuos, cuando los
haya, no rebasen los umbrales establecidos en las disposiciones reglamentarias
que para tal efecto se expidan”, esto es así porque consideran que la limpieza
sólo tiene que ver con emitir poco bióxido de carbono; en su lista aparecen más
de una docena e incluyen a las renovables y a otras no muy respetuosas del
ambiente, como la energía nucleoeléctrica; o abren la puerta a los
hidrocarburos, como “la energía generada por centrales térmicas con procesos de
captura y almacenamiento geológico o biosecuestro de bióxido de carbono que
tengan una eficiencia igual o superior en términos de kWh-generado por tonelada
de bióxido de carbono equivalente emitida a la atmósfera a la eficiencia mínima
que establezca la CRE y los criterios de emisiones establecidos por la SEMARNAT”…
Perdón, pero ya me perdí… ¿de qué se trata? Alguien dijo que es la lista de
ventas de diversas empresas que ya se está negociando; tercero, otra joya es
que la única restricción en el área de certificados de energías limpias es a
las energías renovables, que se presenta en el Reglamento de la Ley de la
Industria Eléctrica: “en el caso de las Energías Limpias generadas con energías
renovables, se emitirá un certificado por cada Megawatt hora de energía
eléctrica generada”; es decir, mi sistema fotovoltaico en el techo de la casa
debe operar por más de 100,000 días o más de 274 años, o tal vez nos debemos de
unir más de 200,000 sistemas caseros para venderle los excedentes a un centro
de carga, o tal vez de plano no nos quieren…; y, cuarto, seguro no nos debemos
de preocupar de la confiabilidad del nuevo sistema eléctrico que responde a un
mercado regulado con múltiples generadores y comercializadores, ya que por ahora “se utilizarán los criterios
que actualmente utiliza el CENACE”.
Les cuento
que ya decidí no presentarles el análisis de la propuesta de Ley de la
Transición Energética, que confiemos presente pronto el PAN y sea rápidamente
aprobada; porque sin ésta no tendremos inversiones significativas en el área.
Asimismo, tampoco analizo la operatividad y el alcance de la Ley del Fondo
Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo con relación a la
ciencia, la tecnología y la innovación del país; para no deprimirlos.
Por lo
tanto, finalmente, mi ponencia será sobre un estudio de futuros del sector
energético mexicano, a nivel de esbozo. La investigación en futuros debe
entenderse como un ejercicio formal y consciente de reflexión sobre la base de
los hechos presentes, cuyo interés central es anticipar y aprender sobre el futuro,
comprender mejor las implicaciones de los cambios que están en marcha, prever
las consecuencias de acciones, planes, decisiones y políticas, así como
habilitar la toma de decisiones y diseño de estrategias para alcanzar un futuro
deseable y, en muchos casos, evitar los reveses no deseados.
Con
base en análisis cienciométricos y aportaciones propias, les presento tres
escenarios posibles del mundo en 2040:
Primero, titulado:
Todos juntos.
El mundo cambió de
tal forma que hoy la sustentabilidad es la prioridad de las naciones, la
apertura en los mercados y las relaciones internacionales han servido de
herramienta a la solución de problemas globales y las tecnologías de energías
renovables se han desarrollado de modo tal que la inmensa mayoría de los países
e individuos del mundo tienen satisfechas sus necesidades energéticas.
Segundo, titulado:
Estamos diferenciados.
Vivimos en un mundo
donde el comercio y la globalización se han desarrollado pero de forma desigual
y sin tomar en consideración dimensiones ambientales y humanas. Los gobiernos
no se involucran ni comprometen con la sociedad y las tecnologías de energías
renovables no han sido desarrolladas en todo su potencial. Sin embargo, en la
revaloración de la dimensión local se pueden observar avances y la colaboración
internacional, poco a poco, comienza a trabajar en la solución de problemas
asociados a la equidad.
Tercero, titulado:
No queremos conocernos.
El mal manejo de
las situaciones críticas en los últimos años ha llevado a un mundo en el que cada
nación privilegia su propia seguridad. El mundo está fragmentado y polarizado
tanto internacional como localmente. Se vive bajo un intenso control
gubernamental, en estados regidos por políticas contraccionistas y
nacionalistas. El desarrollo de la ciencia y la tecnología está altamente
restringido.
De la
misma forma, les presento tres escenarios posibles de México en 2040:
Primero, titulado:
Solvencia comprobada.
La población
trabaja de manera transparente a partir de una cultura de bienestar social que
predomina sobre lo individual. Se ha logrado la eliminación de la violencia y
un nivel cero de corrupción en todas las capas sociales. Nuestro índice de
desarrollo humano está ubicado entre las 15 mejores naciones del mundo.
Segundo, titulado:
Algunas promesas.
Aunque se hacen
esfuerzos, todavía no se formulan nuevas maneras de hacer que los beneficios
del progreso lleguen a los sectores sociales más necesitados, incluyendo las
pequeñas empresas locales. No se cuenta con una política de desarrollo ético-social
y económico para reducir la corrupción, la criminalidad y la discrepancia
social. Pero se trabaja en las garantías para el medio ambiente y los derechos
plenos de las personas.
Tercero, titulado:
Sigue la impunidad.
La inestabilidad
social y política en México es una realidad y se hace patente en la exclusión
social, en la injusta distribución de la riqueza así como en la débil
representación ciudadana y en la persistente cultura política centrada en el
poder personalizado.
Les
recuerdo que el futuro tendencial es aquel tendremos si seguimos realizando las
mismas acciones del presente. La tendencia puede ser modificada por modas en el
corto plazo mientras que los elementos portadores de futuro son las actividades
que alterarán la tendencia en el largo plazo y definirán nuevos escenarios
futuros diferentes al tendencial. En el caso del sector energético nacional,
consideramos que éstos son: Educación ciudadana, gestión del conocimiento,
responsabilidad social, modelos económicos y conciencia de la sustentabilidad.
Así,
les presento pinceladas de cinco escenarios que describen diferentes futuros
del sector energético nacional en 2040 y representan las principales
interacciones posibles entre los elementos portadores de futuro:
El escenario
tendencial, titulado: la reforma permanente.
Se podría decir que
este sector en las últimas décadas no ha tenido un crecimiento que le permita
ser palanca del desarrollo nacional. No se ha consolidado un mercado energético
eficiente, la resolución de demandas legales tardan años en resolverse y la
inversión directa extranjera llega en montos insuficientes.
El escenario
deseado, titulado: metas cumplidas.
La rectoría del
Estado sobre el sector energético ha permitido una transición energética a las
energías renovables, que permite apoyar el camino hacia un desarrollo
sustentable. La gestión de las empresas públicas, privadas y sociales ha sido
transparente y con solvencia comprobada.
Los escenarios
posibles son:
Primero, titulado.
Innovación nacional.
La gestión del sistema
energético nacional está sustentada en el aumento del contenido nacional en su
infraestructura, a la mayor participación de las energías renovables, al costo
accesible y a la capacitación en eficiencia energética de servidores y
usuarios. La inversión en energías renovables es mayor a la de los
hidrocarburos. Se respeta al medio ambiente.
Segundo, titulado:
Compra correcta.
Las empresas que
operan en México, pagan impuestos y generan empleos bien remunerados, tanto
productoras como transportadoras y comercializadoras de energía, llevan con
transparencia y legalidad sus operaciones. Se ha fortalecido una sólida cadena
nacional de insumos y servicios. La participación de las energías renovables
está limitada por la reducida capacidad de la infraestructura del sistema
eléctrico y por el bajo costo de los productos derivados de los hidrocarburos
al no evitar la contaminación ambiental.
Tercero, titulado:
Siguen los negocios.
El único criterio
para la operación del sistema energético nacional es el costo económico. No
existe consideración de los aspectos sociales o ambientales. Las empresas
energéticas pagan el mínimo de impuestos y los sueldos son bajos. Las
importaciones de energía se han incrementado, causando un serio problema de
divisas. Los sectores doméstico y comercial dependen del uso de las energías
renovables.
Para
terminar y de acuerdo con el método del estudio de futuros, les debería
presentar el escenario futurible, aquel que representa el más realista de los
posibles, y explicitar la estrategia para cómo alcanzarlo a partir de la
situación actual. Desafortunadamente, no lo puedo hacer porque se me acabó el
tiempo. ¡Les agradezco su atención!
Y así fue mi
conversación epistolar.
En Morelos, debemos
todos juntos diseñar nuestro escenario futurible y ponernos a trabajar.