La tragedia causada al pueblo japonés por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo sigue su marcha. Las soluciones a cada uno de los muy diversos problemas empezarán a sentirse en semanas. Todavía el desabasto de agua, medicinas, alimentos y electricidad es enorme. La recuperación de los edificios y de la infraestructura urbana tomará años. Además, el calibre del desastre nucleoeléctrico se conocerá plenamente en semanas y sus consecuencias serán de mediano y largo plazos.
La Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardas de México (CNSNS) reporta en su página web la situación en la central nucleoeléctrica de Fukushima Daiichi a quince días del desastre, con base en la información publicada por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Tokyo Electric Power Company (TEPCO), Nuclear and Industrial Safety Agency, de Japón, y el Nuclear Energy Institute, de USA.
Unidad 1: Se estima que el núcleo presenta daños debido a la falta de enfriamiento y se encuentra parcialmente descubierto. La temperatura del fondo de la vasija y de la boquilla de agua de alimentación ha disminuido a menos de la mitad con relación a la temperatura de 400 °C que se reportó el día 23 de marzo. La alberca de combustible gastado no cuenta con enfriamiento suficiente y no se tienen datos de su temperatura.
Unidad 2: El último reporte informaba de un posible daño al núcleo de 5% y el nivel de la vasija indica que el núcleo está parcialmente descubierto. Se estima que la cámara de supresión de la contención primaria presenta daños. La temperatura de la alberca de combustible gastado es casi normal. En los últimos días se han reportado emanaciones de humo blanco.
Unidad 3: Se estima que esta unidad también presenta daño en el núcleo del reactor y éste se encuentra parcialmente descubierto. La temperatura del fondo de la vasija ha disminuido pero es tres veces la normal. La temperatura de la alberca de combustible gastado no se ha reportado. Se ha suspendido intermitentemente la inyección de agua a la alberca de combustible gastado debido a los altos niveles de radiación.
Unidad 4: Esta unidad no tenía combustible en el reactor debido a que estaban en recarga. Todo el combustible se encuentra en la alberca de combustible gastado la cual se ha enfriado a través de carro-tanques y helicópteros. La unidad carece de techo debido a la explosión de hidrógeno. Una bomba para inyectar concreto proporcionaba enfriamiento a la alberca de combustible gastado a razón de 50 toneladas por hora. No se cuenta con lecturas de la temperatura en la alberca de combustible gastado. Hay indicaciones de que posiblemente la alberca de combustible gastado presente alguna falla. Se reportó la emanación de humo blanco de manera intermitente.
Unidades 5 y 6: Ambas unidades están en apagado en frío, en condición estable y segura. La temperatura de la alberca de combustible gastado es inferior a 43 °C en ambas unidades.
La CNSNS se preocupa por establecer el nivel del accidente en Fukushima según la Internacional de Eventos Nucleares (INES, por sus siglas en inglés) y asegura que se mantiene la graduación del accidente en el nivel 5 para las unidades 1,2 y 3, y el nivel 3 para la unidad 4. Dicha escala señala que el nivel 5 es cuando hay emisiones radiactivas al ambiente porque se incendió el núcleo del reactor, como en Windscale Pile, UK, 1957, y en Three Mile Island, USA, 1979. El nivel 6 es cuando hay una significante emisión de material radiactivo al ambiente por la explosión en un tanque de almacenamiento de combustible ya utilizado, como en Kyshtym Rusia, 1957. Finalmente, el nivel 7 es cuando hay efectos a la salud y al ambiente por emisiones al ambiente de una fracción significativa del núcleo del reactor, como en Chernobyl, 1986. Sin embargo, según CNN y la Agencia EFE, otros expertos y otras organizaciones ya clasifican al desastre en Fukushima como nivel 6 e incluso 7.
Informa la CNSNS que las acciones de protección no han cambiado, los habitantes dentro del radio de 20 kilómetros han sido desplazados y permanecen en albergues y de 20 a 30 km permanecen en sus hogares o en sitios cubiertos como lugares de trabajo o escuelas; sin embargo, los gobiernos de Estados Unidos e Inglaterra han recomendado a sus ciudadanos permanecer alejados a más de 80 kilómetros. Añaden que las autoridades japonesas han reportado radiactividad de iodo-131 y cesio-137 y han ordenado la ingesta de yodo estable, como una medida preventiva de protección a la población de 12 sitios que están siendo monitoreados. Asimismo, el monitoreo de alimentos reporta la presencia de material radiactivo en cebolla, leche, agua, pimiento verde, tomate, espinaca, col, pepino, fresa y algunos vegetales de hoja ancha, en varias zonas de Japón. En el corto plazo, el iodo es el problema más relevante si se consideran las dosis pero al cesio-137 será posible rastrearlo en tierra y mar por años.
La Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardia de México, a pesar de todo, nos presenta frases tranquilizadoras sobre el desastre en esta nucleoeléctrica, por ejemplo: …una persona que en Fukushima permaneciera continuamente en el suelo contaminado durante un año sin moverse sólo tendría una dosis, en promedio, del 25 por ciento de la dosis permitida en México para público en general… y también nos dan como referencia …que el valor promedio de la dosis ambiental en la central nuclear de Fukushima Daiichi es igual a la que se mide en las centrales nucleoeléctricas de Fukushima Daini y de Onagawa y que son valores normales…
Me pregunto, ¿cómo es posible que insistan en ver el vaso ya no medio sino totalmente lleno? También que aseguren enfáticamente que Laguna Verde funciona perfectamente, sin mencionar que la CFE compró los dos reactores a mediados de los setentas y que son del mismo tipo que los de Fukushima. Éstos fueron diseñados para un terremoto de 8.2 grados y un tsunami de 6.5 metros, la realidad los enfrentó con un terremoto de 9.0 grados y un tsunami de 10 metros. ¿Contra qué se diseñó Laguna Verde?
Insisto en que debemos cerrar temporalmente la central nuclear de Laguna Verde y analizar la necesidad y la viabilidad de un programa nucleoeléctrico en México, al considerar en conjunto los aspectos científicos, tecnológicos, ambientales, económicos y sociales; y además las repercusiones en la seguridad energética y en la soberanía nacionales.
28 mar 2011
21 mar 2011
Fukushima, lo que nunca pasaría en una nucleoeléctrica
El terremoto y posterior tsunami que golpearon a Japón el viernes 11 de marzo pasado han tenido consecuencias devastadoras para la población japonesa. Una semana después, el gobierno japonés ha reconocido más de siete mil quinientos muertos, casi doce mil personas desaparecidas y cientos de miles de personas desplazadas de sus hogares con desabasto grave de agua potable, alimentos y combustibles. Es imprescindible iniciar este artículo expresando nuestro más sincero pésame y solidaridad al pueblo de Japón.
Una de las más serias consecuencias ha sido el grave accidente ocurrido en la central nucleoeléctrica de Fukushima Daiichi, al noreste de Japón, cuatro de los seis reactores nucleoeléctricos han sufrido daños muy severos con consecuencias al ambiente y a los seres humanos aún por definir. Esta central nunca volverá a funcionar. La información que se ha presentado al mundo no ha sido muy confiable, ya que se han contradicho diversas fuentes y se han corregido los datos varias veces al pasar de los días. Esto es normal al considerar la terrible situación en que se encontraba y todavía encuentra el heroico personal que está luchando para controlar la situación en dichos reactores. He consultado diariamente los reportes de las comisiones reguladoras de energía nuclear de Japón, Estados Unidos y la Unión Europea, así como de la Agencia Internacional de Energía Atómica, según artículos publicados en Scientific American, IEEE Spectrum, CNN, The New York Times, y The Economist, entre otros.
Los eventos terribles que sucedieron en esta central nucleoeléctrica han invalidado cinco aspectos claves de seguridad que siempre nos habían reiterado los expertos en esta materia que nunca pasarían.
Primer nunca, un terremoto no afectaría la integridad de una planta nucleoeléctrica. Éste sí dañó al sistema eléctrico y no hubo electricidad para operar los sistemas y equipos internos, lo que inutilizó el sistema de enfriamiento de cuatro reactores.
Segundo nunca, un tsunami no afectaría la operación de una planta nucleoeléctrica. Éste sí daño el sistema eléctrico de emergencia que operaba con diesel y debía entrar en operación automática si no había corriente eléctrica, lo que impidió hubiera la cantidad de agua necesaria en los sistemas de enfriamiento en cuatro reactores.
Tercer nunca, la sólida construcción del edificio externo de una unidad nucleoeléctrica evitaría que las posibles emisiones de radiación que se produjeran en el interior del reactor salieran al exterior, ya que el reactor está dentro de un edificio interior; es decir, el reactor está aislado de su entorno por dos edificios sólidamente construidos. Resulta que sí hubo explosiones que dañaron seriamente las paredes y la estructura en cuatro reactores, lo que permitió que radiación y partículas nucleares producidas por el combustible nuclear fueran liberadas al medio ambiente. Dichas explosiones ocurrieron por la acumulación de hidrógeno entre el edificio interno y el externo; no se sabe bien porqué se produjo ese hidrógeno ni porque explotó. Debemos señalar que a este edificio externo lo señalaban como una de la más importantes diferencias de seguridad entre la tecnología nucleoeléctrica soviética y la tecnología con que se construían las nucleoeléctricas en el mundo occidental; esto para justificar que la mayor catástrofe nucleoeléctrica ocurrida en el mundo, en la central nucleoeléctrica de “Chernobyl”, en Ucrania, nunca podría ocurrir fuera de la extinta Unión Soviética.
Cuarto nunca, existen medidas de seguridad automáticas que evitan la emisión al ambiente de radiactividad del combustible que está siendo utilizado durante la operación de una central nucleoeléctrica. Sí se comprobó la existencia de radiación y material nucleares al exterior de la central producidos por el combustible nuclear parcialmente expuesto a la atmósfera en el interior de varios reactores.
Quinto nunca, los restos del combustible nuclear que ya fue utilizado son almacenados de manera completamente segura en albercas dentro de las propias instalaciones y no contaminarán al ambiente. También, se comprobó que en una de las unidades el nivel de agua de dicha alberca había disminuido y material con uranio y plutonio había sido expuesto directamente a la atmósfera, emitiendo radiación y material nuclear al ambiente.
La cantidad e intensidad de las emisiones de radiactividad producidas por los reactores de la central nucleoeléctrica de Fukushima Daiichi varía minuto a minuto, depende del sitio donde se mida y de la dirección e intensidad del viento en la región. Se asegura que los vientos predominantes han llevado la radiación hacia el mar y no hacia las ciudades del interior de Japón. Sin embargo, se han medido ocasionalmente radiaciones 10 mil veces mayores a las normales en las inmediaciones de la central y 50 veces mayores en ciudades alejadas 80 kilómetros.
El nivel de un accidente nuclear se mide en una escala del 1 al 7, siendo el 1 el de menor importancia. De los accidentes reportados, los dos más serios son el que ocurrió en “Three Mile Island”, Estados Unidos, en 1979, que fue catalogado como nivel 5, y el de “Chernobyl”, Ucrania, en 1986,que fue catalogado como nivel 7. La mayoría de los expertos catalogan como nivel 6 al ocurrido en Fukushima Daiichi.
La respuesta internacional al accidente en Fukushima Daiichi es variada. Francia, que depende en más del 73 por ciento en la nucleoelectricidad, dijo que todas sus centrales estaban bien, punto. Alemania, España, Estados Unidos y China, que dependen entre 20 y 35 por ciento, establecieron sendos programas para que expertos evalúen la situación de cada una de sus centrales nucleoeléctricas y presenten sus resultados al análisis del Gobierno. Además, algunos consideran retirar ya aquellas cuyo tipo de reactor sea tan antiguo como los de Fukushima Daiichi. En México se organizó una visita oficial a la única central nucleoeléctrica “Laguna Verde”, en Veracruz, donde sólo asistieron funcionarios de alto nivel.
Consideramos que el Gobierno de México debe cerrar temporalmente a “Laguna Verde” por múltiples motivos, entre otros: Sus dos unidades son del tipo que hay en Fukushima Daiichi y son muy antiguas ya que se compraron a mediados de los años setenta aunque entraron en operación hasta 1990. Si ocurrieran dos o más de los cinco nunca antes descritos tendrían que venir inmediatamente expertos de Estados Unidos a ayudarnos. Sólo genera alrededor del 3 por ciento de la electricidad que necesita el país, cuando tenemos una reserva de capacidad en la generación de electricidad del 40 por ciento.
También consideramos que el Gobierno de México debe posponer cualquier programa nucleoeléctrico, a pesar de que esta tecnología tiene una muy pequeña contribución al Cambio Climático, hasta que podamos responder cuestionamientos fundamentales, entre otros: La falta de seguridad en la operación de centrales nucleoeléctricas, ya que siempre hay un accidente que supera las normas de diseño de estas instalaciones. Los verdaderos costos de la nucleoelectricidad al incorporar no sólo los aspectos técnicos, sino los ambientales y sociales. El comprometido abasto energético al depender de otros países en la entrega y disposición del combustible nuclear ya que no tenemos uranio ni la capacidad para convertirlo en combustible nuclear. La necesaria construcción de una industria nuclear nacional que debería estar basada en la investigación y desarrollo nacionales. El efecto en la soberanía nacional por la dependencia cada vez mayor de nuestro sector energético.
Podemos generar la electricidad que demanda el país sin la necesidad de “Laguna Verde” y de otras centrales nucleoeléctricas. Debemos cambiar nuestra manera de hacer planeación energética y actuar sobre la demanda eléctrica. En el corto y mediano plazos, nos debemos de apoyar en el ahorro y uso eficiente de la energía, en la geotermia, en la hidroelectricidad y en la energía eólica. En el largo plazo, la energía solar puede cubrir todas las necesidades del país y del mundo.
Debemos aprovechar esta crisis y cambiar nuestro sistema energético para avanzar hacia el desarrollo sustentable del país.
Una de las más serias consecuencias ha sido el grave accidente ocurrido en la central nucleoeléctrica de Fukushima Daiichi, al noreste de Japón, cuatro de los seis reactores nucleoeléctricos han sufrido daños muy severos con consecuencias al ambiente y a los seres humanos aún por definir. Esta central nunca volverá a funcionar. La información que se ha presentado al mundo no ha sido muy confiable, ya que se han contradicho diversas fuentes y se han corregido los datos varias veces al pasar de los días. Esto es normal al considerar la terrible situación en que se encontraba y todavía encuentra el heroico personal que está luchando para controlar la situación en dichos reactores. He consultado diariamente los reportes de las comisiones reguladoras de energía nuclear de Japón, Estados Unidos y la Unión Europea, así como de la Agencia Internacional de Energía Atómica, según artículos publicados en Scientific American, IEEE Spectrum, CNN, The New York Times, y The Economist, entre otros.
Los eventos terribles que sucedieron en esta central nucleoeléctrica han invalidado cinco aspectos claves de seguridad que siempre nos habían reiterado los expertos en esta materia que nunca pasarían.
Primer nunca, un terremoto no afectaría la integridad de una planta nucleoeléctrica. Éste sí dañó al sistema eléctrico y no hubo electricidad para operar los sistemas y equipos internos, lo que inutilizó el sistema de enfriamiento de cuatro reactores.
Segundo nunca, un tsunami no afectaría la operación de una planta nucleoeléctrica. Éste sí daño el sistema eléctrico de emergencia que operaba con diesel y debía entrar en operación automática si no había corriente eléctrica, lo que impidió hubiera la cantidad de agua necesaria en los sistemas de enfriamiento en cuatro reactores.
Tercer nunca, la sólida construcción del edificio externo de una unidad nucleoeléctrica evitaría que las posibles emisiones de radiación que se produjeran en el interior del reactor salieran al exterior, ya que el reactor está dentro de un edificio interior; es decir, el reactor está aislado de su entorno por dos edificios sólidamente construidos. Resulta que sí hubo explosiones que dañaron seriamente las paredes y la estructura en cuatro reactores, lo que permitió que radiación y partículas nucleares producidas por el combustible nuclear fueran liberadas al medio ambiente. Dichas explosiones ocurrieron por la acumulación de hidrógeno entre el edificio interno y el externo; no se sabe bien porqué se produjo ese hidrógeno ni porque explotó. Debemos señalar que a este edificio externo lo señalaban como una de la más importantes diferencias de seguridad entre la tecnología nucleoeléctrica soviética y la tecnología con que se construían las nucleoeléctricas en el mundo occidental; esto para justificar que la mayor catástrofe nucleoeléctrica ocurrida en el mundo, en la central nucleoeléctrica de “Chernobyl”, en Ucrania, nunca podría ocurrir fuera de la extinta Unión Soviética.
Cuarto nunca, existen medidas de seguridad automáticas que evitan la emisión al ambiente de radiactividad del combustible que está siendo utilizado durante la operación de una central nucleoeléctrica. Sí se comprobó la existencia de radiación y material nucleares al exterior de la central producidos por el combustible nuclear parcialmente expuesto a la atmósfera en el interior de varios reactores.
Quinto nunca, los restos del combustible nuclear que ya fue utilizado son almacenados de manera completamente segura en albercas dentro de las propias instalaciones y no contaminarán al ambiente. También, se comprobó que en una de las unidades el nivel de agua de dicha alberca había disminuido y material con uranio y plutonio había sido expuesto directamente a la atmósfera, emitiendo radiación y material nuclear al ambiente.
La cantidad e intensidad de las emisiones de radiactividad producidas por los reactores de la central nucleoeléctrica de Fukushima Daiichi varía minuto a minuto, depende del sitio donde se mida y de la dirección e intensidad del viento en la región. Se asegura que los vientos predominantes han llevado la radiación hacia el mar y no hacia las ciudades del interior de Japón. Sin embargo, se han medido ocasionalmente radiaciones 10 mil veces mayores a las normales en las inmediaciones de la central y 50 veces mayores en ciudades alejadas 80 kilómetros.
El nivel de un accidente nuclear se mide en una escala del 1 al 7, siendo el 1 el de menor importancia. De los accidentes reportados, los dos más serios son el que ocurrió en “Three Mile Island”, Estados Unidos, en 1979, que fue catalogado como nivel 5, y el de “Chernobyl”, Ucrania, en 1986,que fue catalogado como nivel 7. La mayoría de los expertos catalogan como nivel 6 al ocurrido en Fukushima Daiichi.
La respuesta internacional al accidente en Fukushima Daiichi es variada. Francia, que depende en más del 73 por ciento en la nucleoelectricidad, dijo que todas sus centrales estaban bien, punto. Alemania, España, Estados Unidos y China, que dependen entre 20 y 35 por ciento, establecieron sendos programas para que expertos evalúen la situación de cada una de sus centrales nucleoeléctricas y presenten sus resultados al análisis del Gobierno. Además, algunos consideran retirar ya aquellas cuyo tipo de reactor sea tan antiguo como los de Fukushima Daiichi. En México se organizó una visita oficial a la única central nucleoeléctrica “Laguna Verde”, en Veracruz, donde sólo asistieron funcionarios de alto nivel.
Consideramos que el Gobierno de México debe cerrar temporalmente a “Laguna Verde” por múltiples motivos, entre otros: Sus dos unidades son del tipo que hay en Fukushima Daiichi y son muy antiguas ya que se compraron a mediados de los años setenta aunque entraron en operación hasta 1990. Si ocurrieran dos o más de los cinco nunca antes descritos tendrían que venir inmediatamente expertos de Estados Unidos a ayudarnos. Sólo genera alrededor del 3 por ciento de la electricidad que necesita el país, cuando tenemos una reserva de capacidad en la generación de electricidad del 40 por ciento.
También consideramos que el Gobierno de México debe posponer cualquier programa nucleoeléctrico, a pesar de que esta tecnología tiene una muy pequeña contribución al Cambio Climático, hasta que podamos responder cuestionamientos fundamentales, entre otros: La falta de seguridad en la operación de centrales nucleoeléctricas, ya que siempre hay un accidente que supera las normas de diseño de estas instalaciones. Los verdaderos costos de la nucleoelectricidad al incorporar no sólo los aspectos técnicos, sino los ambientales y sociales. El comprometido abasto energético al depender de otros países en la entrega y disposición del combustible nuclear ya que no tenemos uranio ni la capacidad para convertirlo en combustible nuclear. La necesaria construcción de una industria nuclear nacional que debería estar basada en la investigación y desarrollo nacionales. El efecto en la soberanía nacional por la dependencia cada vez mayor de nuestro sector energético.
Podemos generar la electricidad que demanda el país sin la necesidad de “Laguna Verde” y de otras centrales nucleoeléctricas. Debemos cambiar nuestra manera de hacer planeación energética y actuar sobre la demanda eléctrica. En el corto y mediano plazos, nos debemos de apoyar en el ahorro y uso eficiente de la energía, en la geotermia, en la hidroelectricidad y en la energía eólica. En el largo plazo, la energía solar puede cubrir todas las necesidades del país y del mundo.
Debemos aprovechar esta crisis y cambiar nuestro sistema energético para avanzar hacia el desarrollo sustentable del país.
14 mar 2011
Educación para el Desarrollo Sustentable
La educación es el proceso primordial para transmitir conocimientos, valores, costumbres, habilidades y formas de actuar. Además propicia que las personas actúen como ciudadanos responsables y que no sean tratadas exclusivamente como consumidores. También, la educación permite la existencia de una vida social plena al establecer un compromiso del individuo con su comunidad para alcanzar los mayores beneficios colectivos, que asuma su responsabilidad con la problemática que enfrenta la sociedad donde vive e incluso adquiera el compromiso de modificar su modo de vida. Los patrones de comportamiento sociales se han modificado drásticamente en los últimos doscientos años; por el avance tecnológico e industrial, se han modificado los estilos de vida, los medios de comunicación, los sistemas de producción y los mecanismos de consumo, entre muchos otros. Uno de los retos principales de la educación es lograr que la humanidad utilice el paradigma del desarrollo sustentable para alcanzar simultáneamente mayores beneficios sociales, económicos, ambientales e institucionales.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO) inauguró un portal electrónico el 11 de marzo pasado dedicado a la Educación para el Desarrollo Sustentable (EDS) donde expone las prioridades de la UNESCO para el resto del Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible (DEDS, 2005-2014). Presenta el enfoque y los objetivos del Decenio y pone de relieve su labor realizada en relación a los temas importantes del desarrollo sustentable como el cambio climático, el estilo de consumo y la biodiversidad. Asimismo, explica cómo la educación puede aportar los cambios sociales que se necesitan para construir comunidades sustentables (http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/unescos_launches_new_web_portal_on_education_for_sustainable_development/).
La UNESCO se pregunta: ¿qué pasaría si cada persona se beneficiase de una educación que promoviera un desarrollo ambiental sano, socialmente equitativo, sensible a las particularidades culturales y económicamente justo?, ¿qué pasaría si el aprendizaje se centrara no sólo en el conocimiento sino también en hacer, ser, interactuar con los demás y cambiar el mundo?, ¿qué pasaría si el aprendizaje formal fuera placentero, práctico y adecuado a la vida fuera de la escuela al mismo tiempo que abordara los problemas de nuestro mundo?, ¿qué pasaría si cada persona se beneficiase de verdaderas oportunidades de aprendizaje a lo largo de su vida, en su lugar de trabajo y en su comunidad?, y ¿qué pasaría si los sistemas educativos prepararan a los educandos para incorporarse al mundo del trabajo así como para manejar una crisis, para ser capaces de recuperarse, para ser ciudadanos responsables, para adaptarse al cambio, para identificar y resolver problemas locales de raíz mundial, para relacionarse con otras culturas de manera respetuosa y para crear una sociedad pacífica y sustentable? Entonces, estaríamos educando para un futuro más sustentable.
La Educación para el Desarrollo Sustentable (EDS), según la UNESCO, trata fundamental del respeto a las diferencias sociales, a la diversidad cultural, al medio ambiente y a los recursos naturales. También, enfatiza el civismo, la paz, la igualdad de género, el respeto por los derechos humanos y el consumo racional. La EDS debe ser un proceso multidisciplinario y multisectorial para aprender cómo tomar decisiones de largo plazo que integren a la economía, la ecología y la igualdad en todas las comunidades. Cómo crear la capacidad para pensar con esa orientación de futuro es un elemento clave de la educación.
Para evaluar en Morelos qué tan cerca estamos de un modelo educativo que nos permita avanzar hacia el desarrollo sustentable, existen mecanismos establecidos por la UNESCO. Debemos responder a las siguientes preguntas: ¿se prepara adecuadamente a los educandos para el futuro?, ¿se enseña para saber vivir en comunidad, para saber cómo, para saber hacer, para saber ser y para saber transformarse a uno mismo y a la sociedad?, ¿son valores principales el respeto y el cuidado de la vida comunitaria, la integridad ecológica, la justicia social y económica, la democracia, la no violencia y la paz?, y finalmente ¿qué tanto está integrada la EDS en la educación general, en la capacitación, en la cultura cívica y en el proceso de educación durante toda la vida? Cierto, falta mucho por hacer.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO) inauguró un portal electrónico el 11 de marzo pasado dedicado a la Educación para el Desarrollo Sustentable (EDS) donde expone las prioridades de la UNESCO para el resto del Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible (DEDS, 2005-2014). Presenta el enfoque y los objetivos del Decenio y pone de relieve su labor realizada en relación a los temas importantes del desarrollo sustentable como el cambio climático, el estilo de consumo y la biodiversidad. Asimismo, explica cómo la educación puede aportar los cambios sociales que se necesitan para construir comunidades sustentables (http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/unescos_launches_new_web_portal_on_education_for_sustainable_development/).
La UNESCO se pregunta: ¿qué pasaría si cada persona se beneficiase de una educación que promoviera un desarrollo ambiental sano, socialmente equitativo, sensible a las particularidades culturales y económicamente justo?, ¿qué pasaría si el aprendizaje se centrara no sólo en el conocimiento sino también en hacer, ser, interactuar con los demás y cambiar el mundo?, ¿qué pasaría si el aprendizaje formal fuera placentero, práctico y adecuado a la vida fuera de la escuela al mismo tiempo que abordara los problemas de nuestro mundo?, ¿qué pasaría si cada persona se beneficiase de verdaderas oportunidades de aprendizaje a lo largo de su vida, en su lugar de trabajo y en su comunidad?, y ¿qué pasaría si los sistemas educativos prepararan a los educandos para incorporarse al mundo del trabajo así como para manejar una crisis, para ser capaces de recuperarse, para ser ciudadanos responsables, para adaptarse al cambio, para identificar y resolver problemas locales de raíz mundial, para relacionarse con otras culturas de manera respetuosa y para crear una sociedad pacífica y sustentable? Entonces, estaríamos educando para un futuro más sustentable.
La Educación para el Desarrollo Sustentable (EDS), según la UNESCO, trata fundamental del respeto a las diferencias sociales, a la diversidad cultural, al medio ambiente y a los recursos naturales. También, enfatiza el civismo, la paz, la igualdad de género, el respeto por los derechos humanos y el consumo racional. La EDS debe ser un proceso multidisciplinario y multisectorial para aprender cómo tomar decisiones de largo plazo que integren a la economía, la ecología y la igualdad en todas las comunidades. Cómo crear la capacidad para pensar con esa orientación de futuro es un elemento clave de la educación.
Para evaluar en Morelos qué tan cerca estamos de un modelo educativo que nos permita avanzar hacia el desarrollo sustentable, existen mecanismos establecidos por la UNESCO. Debemos responder a las siguientes preguntas: ¿se prepara adecuadamente a los educandos para el futuro?, ¿se enseña para saber vivir en comunidad, para saber cómo, para saber hacer, para saber ser y para saber transformarse a uno mismo y a la sociedad?, ¿son valores principales el respeto y el cuidado de la vida comunitaria, la integridad ecológica, la justicia social y económica, la democracia, la no violencia y la paz?, y finalmente ¿qué tanto está integrada la EDS en la educación general, en la capacitación, en la cultura cívica y en el proceso de educación durante toda la vida? Cierto, falta mucho por hacer.
10 mar 2011
Crear Futuros: Cinco retos para la sustentabilidad global.
La sociedad necesita conocer qué le permitirá reducir los riesgos globales a los que se enfrenta y, al mismo tiempo, poder avanzar en su desarrollo. ¿Cómo podemos avanzar en el conocimiento científico y tecnológico, modificar el comportamiento humano e influir en los objetivos políticos para que las sociedades del mundo puedan alcanzar los objetivos de la reducción de gases de efecto invernadero y evitar los cambios catastróficos debidos al cambio climático? Y simultáneamente ¿cómo podemos satisfacer nuestras necesidades de alimento, agua, salud, seguridad y energía? Responder a las preguntas anteriores requiere una reorientación de la ciencia y de la sociedad que permita, por un lado, establecer estrategias para responder al cambio climático que ya está en marcha y al mismo tiempo alcanzar las metas del desarrollo y, por el otro, mejorar nuestro conocimiento del funcionamiento de nuestro sistema Tierra y sus límites críticos de autorregulación.
El Consejo Internacional de las Ciencias Sociales (ISSC por sus siglas en inglés) y otras instituciones pusieron en marcha un proceso de consulta para repensar la visión que debe tener la investigación sobre el sistema Tierra. W. V. Reid y colaboradores publicaron un artículo en la revista Science, del 12 de noviembre del año pasado (DOI: 10.1126/science.1196263) sobre los grandes retos que enfrenta la ciencia que estudia al sistema Tierra para avanzar en la sustentabilidad global (Earth System Science for Global Sustainability: Grand Challenges). Dichos grandes retos debían cumplir con cuatro criterios: importancia científica, coordinación global obligatoria, relevancia para los tomadores de decisiones y abarcaran múltiples problemas simultáneamente. Por consenso, este proceso dio como resultando cinco grandes retos para la ciencia del sistema Tierra que permitirían saltar las barreras que impiden avanzar hacia el desarrollo sustentable.
Primero, mejorar la utilidad de las predicciones sobre el futuro de las condiciones ambientales y sus consecuencias para la población. Debemos incrementar nuestra habilidad para anticipar por varias décadas los impactos que una serie de actividades humanas tendrán a niveles global y regional.
Segundo, desarrollar, ampliar e integrar sistemas de observación para administrar cambios ambientales globales y regionales. Aunque ya se está invirtiendo en sistemas de observación globales para detectar cambios geofísicos y climáticos en la tierra, éstos no están diseñados para incorporar información económica y social que haga posible una interconexión entre los sistemas naturales y sociales.
Tercero, determinar cómo anticipar, evitar y administrar cambios ambientales globales de naturaleza disruptiva. Las acciones humanas están disparando cambios que son altamente no lineales en el ambiente global y que alterarán las características propias de los sistemas que soportan la vida en el planeta, pudiendo ser los efectos irreversibles a escalas de tiempo humanas. También habrán cambios sociales disruptivos a consecuencia de los eventos anteriores, incluso de cambios ambientales graduales.
Cuarto, determinar cambios institucionales, económicos y de comportamiento que permitan avanzar hacia la sustentabilidad global. Los cambios globales han mostrado que nuestras instituciones sociales no son buenas para gestionar estos problemas emergentes. Los sistemas actuales de gobernanza han mostrado que son más efectivos para enfrentar problemas locales y regionales, en periodos de años o décadas, que para enfrentar problemas globales que afecten a generaciones futuras.
Quinto, fomentar la innovación (y sus mecanismos de evaluación) en las respuestas tecnológicas, políticas y sociales para alcanzar la sustentabilidad global. Necesitamos mejorar nuestra habilidad para incentivar la innovación institucional para responder al cambio climático global.
Los autores consideran que estos grandes retos proveen un amplio marco de referencia para movilizar a la comunidad internacional alrededor de un proyecto de investigación, de largo plazo, que apoye al desarrollo sustentable en el contexto del cambio ambiental global. Dicho proyecto requiere de nuevas capacidades de investigación que permitan una transición de la investigación dominada por las ciencias naturales a una investigación que también involucre a las ciencias sociales y las humanidades. Una investigación más balanceada en disciplinas y que involucre activamente a todos los afectados y, en particular, a los tomadores de decisiones.
En Morelos, debemos apoyar la consolidación de una ciencia, tecnología e innovación en desarrollo sustentable que, con financiamiento apropiado, investigue estos cinco grandes retos, genere conocimiento para que la sociedad responda a los retos globales mientras alcanza sus metas económicas y sociales, y forme a una nueva generación de investigadores integrados alrededor de las ciencias naturales, sociales y de salud y de las ingenierías y la economía.
El Consejo Internacional de las Ciencias Sociales (ISSC por sus siglas en inglés) y otras instituciones pusieron en marcha un proceso de consulta para repensar la visión que debe tener la investigación sobre el sistema Tierra. W. V. Reid y colaboradores publicaron un artículo en la revista Science, del 12 de noviembre del año pasado (DOI: 10.1126/science.1196263) sobre los grandes retos que enfrenta la ciencia que estudia al sistema Tierra para avanzar en la sustentabilidad global (Earth System Science for Global Sustainability: Grand Challenges). Dichos grandes retos debían cumplir con cuatro criterios: importancia científica, coordinación global obligatoria, relevancia para los tomadores de decisiones y abarcaran múltiples problemas simultáneamente. Por consenso, este proceso dio como resultando cinco grandes retos para la ciencia del sistema Tierra que permitirían saltar las barreras que impiden avanzar hacia el desarrollo sustentable.
Primero, mejorar la utilidad de las predicciones sobre el futuro de las condiciones ambientales y sus consecuencias para la población. Debemos incrementar nuestra habilidad para anticipar por varias décadas los impactos que una serie de actividades humanas tendrán a niveles global y regional.
Segundo, desarrollar, ampliar e integrar sistemas de observación para administrar cambios ambientales globales y regionales. Aunque ya se está invirtiendo en sistemas de observación globales para detectar cambios geofísicos y climáticos en la tierra, éstos no están diseñados para incorporar información económica y social que haga posible una interconexión entre los sistemas naturales y sociales.
Tercero, determinar cómo anticipar, evitar y administrar cambios ambientales globales de naturaleza disruptiva. Las acciones humanas están disparando cambios que son altamente no lineales en el ambiente global y que alterarán las características propias de los sistemas que soportan la vida en el planeta, pudiendo ser los efectos irreversibles a escalas de tiempo humanas. También habrán cambios sociales disruptivos a consecuencia de los eventos anteriores, incluso de cambios ambientales graduales.
Cuarto, determinar cambios institucionales, económicos y de comportamiento que permitan avanzar hacia la sustentabilidad global. Los cambios globales han mostrado que nuestras instituciones sociales no son buenas para gestionar estos problemas emergentes. Los sistemas actuales de gobernanza han mostrado que son más efectivos para enfrentar problemas locales y regionales, en periodos de años o décadas, que para enfrentar problemas globales que afecten a generaciones futuras.
Quinto, fomentar la innovación (y sus mecanismos de evaluación) en las respuestas tecnológicas, políticas y sociales para alcanzar la sustentabilidad global. Necesitamos mejorar nuestra habilidad para incentivar la innovación institucional para responder al cambio climático global.
Los autores consideran que estos grandes retos proveen un amplio marco de referencia para movilizar a la comunidad internacional alrededor de un proyecto de investigación, de largo plazo, que apoye al desarrollo sustentable en el contexto del cambio ambiental global. Dicho proyecto requiere de nuevas capacidades de investigación que permitan una transición de la investigación dominada por las ciencias naturales a una investigación que también involucre a las ciencias sociales y las humanidades. Una investigación más balanceada en disciplinas y que involucre activamente a todos los afectados y, en particular, a los tomadores de decisiones.
En Morelos, debemos apoyar la consolidación de una ciencia, tecnología e innovación en desarrollo sustentable que, con financiamiento apropiado, investigue estos cinco grandes retos, genere conocimiento para que la sociedad responda a los retos globales mientras alcanza sus metas económicas y sociales, y forme a una nueva generación de investigadores integrados alrededor de las ciencias naturales, sociales y de salud y de las ingenierías y la economía.
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