El transporte de personas y de bienes es uno de los factores primordiales en la definición del tipo de la sociedad en que se vive. Impacta en los hábitos sociales, el comercio, los recursos naturales, la contaminación ambiental y el patrón urbano, entre otros. El uso generalizado del automóvil ha causado una sociedad individualista que derrocha energía con altos índices de contaminación, tanto al aire como al suelo y al agua. La transición de una sociedad rural a una urbana sigue requiriendo del transporte de cientos de insumos del campo a las ciudades y viceversa. El comercio, actividad indispensable para el desarrollo económico y para el balance y consecución de bienes de consumo perecederos o no a nivel regional, está definido por el tipo, calidad y capacidad de la infraestructura disponible. En un mundo globalizado, todos los países requieren de la importación y exportación de insumos para su desarrollo económico y social. De esta forma, las puertas de entrada y salida, como puertos y aeropuertos, y los corredores de distribución de productos al interior de los países se vuelven de vital importancia.
El Programa Internacional de Futuros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publico este año un estudio titulado “Requerimientos Estratégicos de Infraestructura en Transporte al 2030” (Strategic Transport Infrastructure Needs to 2030. Main Findings. OECD 2011). El estudio analiza, con miras a las necesidades que existirán al año 2030, la capacidad disponible a nivel internacional de las puertas de entrada a personas y mercancías a diferentes países; los puertos, aeropuertos, sistemas de conexión y medios de transporte hacia el interior de cada país. También, llevaron a cabo casos de estudio particulares para identificar los retos y las oportunidades que, a su vez, permitieron conocer los temas claves. Finalmente, el estudio propone un conjunto de políticas públicas para mejorar esta infraestructura que es indispensable para impulsar en los próximos años el desarrollo económico y social de los países en un mundo globalizado.
Si consideramos que el Producto Interno Bruto del mundo debería de duplicarse de ahora al año 2030 para mejorar las condiciones de vida de la población mundial, entonces las consecuencias sobre el sistema internacional de transporte podrían ser enormes, estima el estudio, que el tráfico aéreo de pasajeros se duplicaría en 15 años, la carga aérea se triplicaría en 20 años y el manejo de contenedores por barco se cuadruplicaría al año 2030.
La calidad de la infraestructura de las puertas de entrada y de los corredores hacia las ciudades del interior de los países es ya un aspecto fundamental para la competitividad internacional. Es la forma de aumentar el comercio internacional, en especial deben ser las exportaciones, para impactar positivamente el crecimiento económico al contar con todos los insumos necesarios para la producción de bienes y servicios. Ningún país del mundo tiene en operación la infraestructura que necesitará en el año 2030, concluye el estudio. Por lo tanto, todas y cada una de las naciones deben establecer su conjunto de infraestructura estratégica en esta área. La mayoría de las puertas de entrada internacionales no podría manejar un aumento del 50 por ciento en sus actividades.
A pesar de la actual crisis financiera y en algunos casos recesión, que ha incrementado los déficits, la deuda y el desempleo, es necesario que los países planeen sus futuras inversiones en este tipo de infraestructura, asegura el estudio. También, se deberán analizar todo tipo de fuentes de financiamiento ya que las tradicionales de origen público serán muy escasas en el futuro. Es imprescindible que se establezcan planes de desarrollo minuciosos para conocer y asegurar el financiamiento necesario en cada etapa. Sin esta planeación, los países tendrán una mayor brecha de credibilidad, los actores involucrados perderán interés y se debilitará la futura operación de las puertas de entrada a los países.
Los países deberán considerar crear o fortalecer sus fondos de creación de infraestructura, propone el estudio. También, motivar e incentivar al sector privado para que apoye en el financiamiento necesario que permita la terminación de los proyectos y, sobretodo, la operación de los mismos. La participación privada también puede ayudar a transitar hacia esquemas del tipo de usuario-paga y de autofinanciamiento. La privatización parcial o total puede también incrementar la eficiencia en la operación y reducir los requerimientos de fondos públicos en estas puertas de entrada y de los corredores de acceso.
El uso de los fondos de pensiones de los trabajadores por parte de los gobiernos puede ser un mecanismo apropiado para financiar la construcción de este tipo de infraestructura, siempre y cuando se desarrollen proyectos con la calidad suficiente y que tengan asegurado un riesgo financiero mínimo, advierte el estudio.
El estudio señala la importancia fundamental para nuestro planeta de llevar a cabo el desarrollo de esta infraestructura con apego a normas ambientales. Las obras de por sí son de gran envergadura con impacto en grandes áreas de terreno; sin embargo, definen también las modalidades de transporte que operará en el futuro. La planeación y la programación de estas puertas de entrada y corredores interiores deben considerar el ahorro de energía, el uso de energías renovables, la menor emisión de gases de efecto invernadero y la reducción general del impacto negativo en el medio ambiente local y regional.
En Morelos, se debe establecer una visión que refleje nuestros objetivos de largo plazo en el campo del comercio, tanto nacional como internacional, y que considere, según lo aconseja este estudio, las necesidades de infraestructura en transporte, incluyendo las políticas públicas requeridas, nuevos modelos comerciales, el financiamiento suficiente, el impacto reducido al ambiente, el ahorro de energía, y las puertas de entrada y los corredores para movilizar los insumos y productos indispensables.