La idea de la economía circular, es una respuesta a la aspiración de
crecer de forma sustentable, en un contexto de presión creciente ejercida por
la producción y el consumo sobre los recursos y el medio ambiente mundial.
Hasta ahora, la economía ha seguido básicamente un modelo de “tomar, producir y
tirar”; es decir, un modelo lineal en el que todos los productos acaban
llegando al “final de su vida útil”. Sin embargo, lo que solíamos llamar
“basura” puede transformarse en un recurso.
La Unión Europea (UE) publicó
el documento “ECONOMÍA CIRCULAR: Conectar, crear y conservar el valor” (ISBN
978-92-79-37811-9, doi:10.2779/81146). Se muestra que la economía lineal,
basada exclusivamente en la extracción de recursos, ya no es una opción viable
y propone hacer una transición hacia una economía circular, donde se
reutilizan, reparan, reacondicionan y reciclan materiales y productos ya
existentes.
El documento plantea
que utilizamos materiales valiosos para producir alimentos, construir viviendas
e infraestructuras, fabricar bienes de consumo o generar energía. Cuando esos
productos se gastan —o cuando dejan de ser necesarios—, se tiran a la basura.
Sin embargo, una población creciente y cada vez más rica ha hecho aumentar más
que nunca la demanda de unos recursos escasos y está provocando la degradación
del medio ambiente. Los metales, los minerales, los combustibles fósiles, los
alimentos y forrajes, el agua limpia y la tierra fértil son cada vez más caros.
Por ejemplo, en la UE, cada año se utilizan cerca de 15 toneladas de materiales
por persona; al mismo tiempo, cada ciudadano de la UE genera, en promedio,
más de 4.5 toneladas de residuos al año, de los cuales casi la mitad termina en
tiraderos. Esto muestra que la economía lineal, basada exclusivamente en la extracción
de recursos, ya no es una opción viable.
Para hacer una
transición hacia una economía circular, hay que volver la vista hacia la
reutilización, reparación, reacondicionamiento y reciclaje de materiales
y productos ya existentes, establece el documento. La mejor manera de entender
la economía circular consiste en fijarnos en los sistemas vivos naturales, que
funcionan de forma óptima porque todos sus componentes encajan en el conjunto.
El diseño de los productos está deliberadamente adaptado a los ciclos de los
materiales. Como resultado, se produce un flujo de materiales que conserva su
valor añadido durante el mayor tiempo posible, con un residuo remanente
prácticamente nulo.
Las empresas tienen un
papel muy destacado en la transición hacia una economía circular, asegura el
documento. En el pasado, muchas empresas han favorecido productos con vidas
útiles cortas, con actualizaciones frecuentes
y tecnologías novedosas
“imprescindibles”. Ahora, las empresas pueden aprovechar nuevas oportunidades para
alargar la vida de sus productos y crear productos competitivos que duren más.
En esta economía, el punto de partida
para
desarrollar cualquier producto o servicio es un
diseño que integre la
circularidad, identifica el documento. Los coches,
las computadoras, los
electrodomésticos,
los envases y muchos otros objetos pueden
diseñarse teniendo
en mente la durabilidad, la
reutilización, la reparación, el reprocesamiento
y
el reciclaje. Una mayor cooperación dentro de la
cadena de suministro (y entre cadenas)
puede rebajar
los costos, los residuos y el daño al medio ambiente.
Los avances
en eco-innovación abren la puerta a nuevos productos, procesos, tecnologías y
estructuras organizativas. Algunas empresas encontrarán nuevos mercados
migrando de la venta de productos
a la venta de servicios, o desarrollando
modelos de negocio basados en alquilar, compartir, reparar, modernizar o
reciclar componentes individuales. Este nuevo planteamiento crea muchas
oportunidades de negocio a las pequeñas y medianas empresas (pymes).
La Plataforma Europea
para la Eficiencia de los Recursos (EREP) ha identificado una serie de
áreas prometedoras en las que las empresas deberían trabajar: en la mejora de
la información sobre los recursos que contiene un producto y sobre cómo
repararlo o reciclarlo, o en nuevos modelos de negocio y principios de
adquisición sustentable. De la misma manera, se necesitarían nuevos marcos
financieros que incentiven la circularidad y la eficiencia en el uso de
recursos, en lugar del consumo antieconómico. Asimismo, debería explorarse el
potencial del mercado de deuda, con el fin de ayudar a los inversores
institucionales a invertir más en la economía circular, sin olvidar los
pequeños proyectos y las pymes.
Para todos los
consumidores debería ser más fácil hacer elecciones sostenibles: más
accesibles, más atractivas y más asequibles, señala el documento. En estas
decisiones pesan muchos factores, como el comportamiento de otras personas, la
forma en que se recibe información o consejo, o los costos y beneficios
inmediatos de cada elección. El comportamiento de las personas también puede
verse influido por cambios en el lugar de trabajo o en las infraestructuras que
nos rodean. Se debe producir un cambio crítico en nuestra forma de pensar, que
nos haga pasar de ser “consumidores” a ser “usuarios” o de querer cosas en
“propiedad” a “compartirlas”. De este modo se podría generar más demanda de
servicios relacionados con alquilar, compartir, intercambiar, reparar o re-manufacturar
productos.
La Comisión Europea
trabaja en la creación de un marco que facilite la economía circular, mediante
una combinación de leyes, instrumentos de mercado, investigación e innovación,
incentivos, intercambio de información y apoyo a iniciativas voluntarias en
áreas clave, indica el documento. Con el fin de acoplar todos estos elementos y
vincularlos a la agenda de la eficiencia en el uso de los recursos, la EREP ha
pedido a la UE que se marque un objetivo de mejora de la productividad en el
uso de recursos superior al 30% de ahora al 2030.
En Morelos, debemos transformarnos en una economía
circular. La función del Gobierno consiste en crear condiciones predecibles y
seguras para las empresas, y en asegurarse que los ciudadanos perciban los
beneficios derivados. Las empresas deben rediseñar por completo sus cadenas de
suministro, con el fin de hacer un uso circular y más eficiente de los
recursos. Así, se crearán nuevos mercados y más y mejores empleos, caminando a
un desarrollo sustentable.