Los servicios son
desde hace tiempo un sector dominante en la economía global, ya que representan
la mayor porción del producto interno bruto y del empleo tanto en las economías
desarrolladas como en buena parte del mundo en desarrollo. Hasta hace poco el
sector de servicios era considerado como sinónimo de baja productividad, poca
innovación y —salvo en algunas actividades como transporte y turismo— de escasa
o nula posibilidad de efectuar transacciones. Sin embargo, en las últimas décadas
se asiste a enormes transformaciones, que han dado lugar a un nuevo paradigma
en la producción y el comercio de servicios y que le otorgan a estas
actividades un papel completamente diferente del que tenían en el pasado dentro
de las economías nacionales. Esto se debe a la incorporación del conocimiento
en sus procesos.
Andrés López, Andrés Niembro y Daniela Ramos, del
Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT/UNTREF), en Argentina,
escribieron el artículo “La competitividad de América Latina en el comercio de
servicios basados en el conocimiento”, publicado en la Revista CEPAL, No. 113,
Agosto 2014. En este trabajo se presenta un análisis dinámico de la
competitividad de América Latina en los “servicios intensivos en conocimiento”
(SIC), para evaluar la competitividad de un país mediante sus exportaciones a
los mercados de mayor crecimiento, pero aplicada principalmente al comercio de
bienes.
Para hacer el análisis de la competitividad
internacional, los autores emplearon la metodología conocida como Tradecan (Trade
Competitive Analysis of Nations), creada en 1990 por la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL), que procura tener una visión dinámica
de la competitividad, en la medida en que los países consiguen (o no)
acrecentar sus cuotas de mercado en los sectores más (o menos) pujantes en términos
de crecimiento de la demanda internacional. De esta forma, se distinguen cuatro
categorías: i) “estrellas nacientes”: sectores dinámicos (aumentan su
participación en las importaciones mundiales) en los que crece la cuota de
mercado del país; ii) “estrellas menguantes”: sectores estacionarios o
declinantes (se reduce su porcentaje en las importaciones mundiales) en los que
se incrementa la cuota de mercado del país; iii) “oportunidades perdidas”:
sectores dinámicos donde disminuye la participación de mercado, y iv)
“retiradas” (o retrocesos): sectores estacionarios o declinantes en los que
decae la cuota de mercado del país.
Los autores encontraron que sólo Argentina, Brasil,
Chile y México incrementaron su cuota de participación en el dinámico destino
de la Unión Europea como un todo (en particular, Argentina y México mostraron
esta misma trayectoria en el caso de España). Respecto de Estados Unidos, este
destino aparece como “estrella naciente” para Argentina y Brasil, pero se
presenta como una “oportunidad (levemente) perdida” para México. En tanto, el
Reino Unido es un mercado “estrella naciente” en los casos del Brasil y Chile y
“oportunidad perdida” para Argentina y México, mientras que el Japón figura
como “estrella naciente” para Brasil y México. En definitiva, lo que se observa
es que en los últimos años, en un contexto general que aún muestra rezagos
competitivos, varios países latinoamericanos han ganado terreno en algunos
mercados muy demandantes de importaciones de SIC. Sin embargo, la inserción de
la región en los sectores de SIC se limita, en general, a segmentos de baja o
moderada complejidad tecnológica o que no resultan estratégicos en términos de
las actividades globales de las corporaciones que dominan dichas cadenas.
El peso de los SIC dentro de las ventas totales de
servicios suele ser aún reducido en comparación con otros países en desarrollo
(como los de Asia o de Europa oriental), tal como surge del relativamente bajo
porcentaje de “estrellas nacientes”, según los autores. En parte, esto obedece
a un patrón regional de exportaciones de servicios todavía muy dependiente de
los sectores más tradicionales (transporte y, especialmente, viajes, segmentos
declinantes del comercio mundial). También es probable que —a diferencia de
otras naciones que adoptaron con anterioridad la tendencia a la deslocalización
de servicios— varios países de América Latina se encuentren atravesando las
primeras etapas de aprendizaje e incorporación a estos nuevos mercados, por lo
que la profundización de este fenómeno a lo largo de toda la región
posiblemente se perciba recién dentro de unos años, siempre y cuando se
mantengan algunas condiciones básicas que fundamentan la competitividad en
estos sectores. No obstante ello, cabe señalar que la categoría de “servicios
empresariales” ocupa un lugar importante entre las “oportunidades perdidas” de
algunos países latinoamericanos, hecho que resulta preocupante dado que se
trata del mercado más relevante (en términos de volumen) a nivel global.
Con miras al futuro, las perspectivas para la región
parecen ser positivas. Todos los pronósticos disponibles coinciden en señalar
que los mercados de los SIC van a seguir creciendo a tasas elevadas. En tanto,
América Latina dispone, efectivamente, de una serie de ventajas que la colocan
en una buena posición para lograr acrecentar su participación en este comercio
internacional: i) costos menores que los de los países desarrollados en términos
de salarios, inmuebles e infraestructura; ii) una dotación de recursos humanos
calificados que, si bien no se compara en cantidad, calidad o en ambas con las
de algunos países de Asia o de Europa oriental, es de todos modos suficiente
para el desarrollo de un gran número de tareas dentro del ámbito de los SIC, y
iii) la proximidad geográfica (incluido el compartir husos horarios) con los
Estados Unidos de América y la mayor cercanía cultural con América del Norte y
Europa (en comparación con los competidores asiáticos). Estos son atributos
generales sobre los cuales la región puede apalancarse para aumentar su nivel
de especialización exportadora en los sectores aludidos.
Ahora bien, avanzar en los eslabones más
sofisticados de las cadenas de servicios es un desafío complejo. Ello requiere
sobre todo progresar en el plano de la cantidad y calidad del capital humano,
de modo de consolidar otro tipo de ventajas que vayan más allá de los costos y
se basen en activos específicos, talento y capacidades propias para ocupar un
lugar diferenciado en estos sectores. Si bien algo de esto ya está sucediendo
en algunos casos, se trata de ejemplos dispersos que aún distan de convertirse
en una tendencia consolidada, lo que no es sorprendente, ya que se trata de una
tarea difícil y que demanda largos tiempos de maduración.
En Morelos, tenemos las características necesarias,
costos de producción menores a los competidores y recursos humanos calificados,
así como cercanía al mercado estadounidense, para alcanzar un patrón dinámico y
sostenible de exportación de estos servicios, si encontramos los nichos de
mercado apropiados para este desarrollo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario