Al evaluar la viabilidad de realizar diversos proyectos tenemos tres resultados posibles: los que estamos seguros se podrán llevar a cabo exitosamente, los que fracasarán y los que sus resultados dependen del riesgo que estemos dispuestos a aceptar. Se define el riesgo como la probabilidad de que un evento ocurra multiplicado por la gravedad de sus consecuencias y su análisis teórico se basa en principios económicos generales. Los directores de finanzas y los funcionarios públicos de alto nivel, entre otros, deben enfrentarse todos los días a evaluar y administrar el riesgo inherente en sus actividades y sus resultados dependerán de sus conocimientos y de la aversión o no al riesgo que tengan ellos y los actores principales de la sociedad con que interactúan.
Gary Yohe, Profesor de Economía en la WesleyanUniversity, publicó un artículo sobre Evaluación y Gestión del Riesgo para la Planeación e Inversión en Infraestructura (Risk Assessment and Risk Management for Infrastructure Planning and Investment) en el número de otoño del 2010 de la revista The Bridge, de la Academia Nacional de Ingeniería de los Estados Unidos. Su trabajo versa sobre la gestión del riesgo asociado al cambio climático, ya que sus efectos están ligados a una mayor frecuencia de eventos climatológicos extremos; tales como, lluvias torrenciales, huracanes de mayor intensidad, sequías más prolongadas, inundaciones generalizadas, incendios forestales más devastadores y ondas de calor más extensas.
Nos presenta, como primer ejemplo, el reciente análisis que realizó sobre una cuantiosa inversión pública para proteger el desarrollo costero de la zona urbana de la ciudad de Boston, en Estados Unidos. Los desastres causados por las tormentas costeras aumentarán con el incremento en el nivel del agua del mar. Así que la decisión sobre cuándo construir la infraestructura necesaria y por consecuencia hacer la inversión asociada requiere determinar el momento en que el valor presente de los beneficios excedería los costos presentes. La cuantificación de los beneficios debe estimar la actitud frente al riesgo de todos los actores involucrados, y ciertamente los daños atribuidos al aumento del nivel del mar aumentan al incrementarse la aversión al riesgo.
Yohe presenta también el método utilizado por los planificadores de la ciudad de Nueva York, junto con los miembros del Panel sobre Cambio Climático de la propia ciudad, para proteger su valiosísima infraestructura, tanto pública como privada, contra los posibles efectos del Cambio Climático. La Ciudad construyó una visión académica del riesgo que fue transformada a una herramienta práctica para la toma de decisiones en situaciones donde se tiene poca información. Además, se consideró que era imposible establecer políticas públicas contra el cambio climático que funcionaran en los próximos cien años, por lo que debe existir un proceso flexible con objetivos y metas intermedias para la mitigación y adaptación que permita hacer los ajustes necesarios, de la manera más eficiente y transparente posible.
El proceso inició con la recopilación de la información científica sobre los rangos posibles de los indicadores que identifican el avance del impacto del cambio climático durante este siglo. A continuación, elaboraron un listado de la infraestructura en peligro y desarrollaron estrategias para su adaptación. Dichas estrategias se integraron a los planes normales de operación y mantenimiento, y a los procesos de identificación de prioridades de las agencias gubernamentales y actores privados que administran la infraestructura crítica de la ciudad. En seguida, diseñaron tres herramientas para apoyar la toma de decisiones basadas en riesgo: cuestionarios específicos de la infraestructura por sectores económicos, que ayuda a los actores a conocer su infraestructura vulnerable a los impactos del cambio climático; matrices de riesgo para que los actores priorizaran su infraestructura vulnerable, de acuerdo a la probabilidad de ocurrencia y a la magnitud de las consecuencias, y mapas de ruta para asistir a los actores a establecer acciones estratégicas basadas en costos, efectividad y factibilidad.
Finalmente, la ciudad de Nueva York creó un Equipo Especial para la Adaptación al Cambio Climático con un grupo de políticas públicas y otros cuatro subgrupos en áreas principales: comunicaciones, energía, transporte y agua/desechos. Los subgrupos se reunieron con la frecuencia necesaria para asegurar consistencia, identificar oportunidades de coordinación, investigar los impactos de las estrategias de adaptación en otros sectores y desarrollar estrategias entre sectores. El grupo de políticas incorporó el análisis de actitudes hacia los riesgos, cuáles eran aceptables y cuáles eran inaceptables, y además se propuso incorporar las estrategias de adaptación a las iniciativas que se proponen todos los días para mejorar el bienestar de los ciudadanos.
En Morelos, entonces, debemos considerar nuestra respuesta al cambio climático como un proceso flexible de gestión de riesgos, de carácter iterativo y con metas intermedias que permita ajustes en el tiempo. El gobierno debe establecer mecanismos formales de cooperación con instituciones académicas y empresariales para identificar, analizar y proyectar manifestaciones claves del cambio climático y conocer sus impactos en la infraestructura, al considerar las diferentes aversiones al riesgo de cada sector social.
24 ene 2011
17 ene 2011
Ingeniería en el futuro
La ingeniería se dedica a transformar conceptos científicos e ideas prácticas en realidades, cambiando y formando al mundo material para beneficio de la humanidad. Así, el ingeniero debe poder aplicar el conocimiento científico y tecnológico para resolver un problema y considerar al mismo tiempo el costo, las implicaciones ambientales y las consecuencias sociales y económicas de la solución propuesta. Ésta es la nueva visión de la ingeniería para impulsar el desarrollo sustentable.
En Inglaterra se ha conformado una alianza de instituciones para acelerar el camino hacia la sustentabilidad, que se llama Construyendo el futuro desde la ingeniería (Engineering the future, en inglés con traducción propia). Las asociaciones principales son el Consejo de Ingeniería, el Ingeniería UK, el Instituto de Ingeniería, la Institución de Ingenieros Químicos, la Institución de Ingenieros Civiles, la Institución de Ingeniería y Tecnología, la Institución de Ingenieros Mecánicos, el Instituto de Física y la Real Academia de Ingeniería, con una membresía combinada de 450 mil personas.
En noviembre de 2010, esta alianza publicó una visión del futuro de la ingeniería en el Reino Unido (Engineering the Future-a vision for the future of UK engineering) donde las instituciones presentan los mayores problemas actuales que enfrenta el Reino Unido desde una perspectiva de la ingeniería y le proponen a su gobierno cuatro políticas públicas prioritarias para atacar dichos problemas.
Aseguran que la prosperidad futura requiere de una base económica mucho más diversificada y que el Reino Unido debe crear más empresas e industrias que mantengan una continua creación de riqueza a través de añadir valor a sus productos, infraestructura y servicios. La escala y complejidad de los procesos de reindustrialización que se requieren en este siglo no pueden ser sólo resueltos por el mercado, indican. Un aspecto muy importante será crear una economía basada en tecnología de punta, que necesitará nuevos modelos de cooperación entre la industria, el gobierno y la educación para impulsar el crecimiento.
Las cuatro prioridades claves de política pública son: invertir en las habilidades del futuro, ser líder en tecnologías bajas en carbono, capitalizar el valor de la base científica y tecnológica del Reino Unido y aplicar el poder del gasto público para impulsar la innovación.
Las habilidades técnicas y de ingeniería son esenciales para un futuro próspero del Reino Unido, nos indican. Éstas son un componente central para establecer una ventaja comparativa a nivel internacional en diversos sectores, logrando alcanzar metas sociales a través de soluciones técnicas y, además, permitiendo mayores oportunidades y movilidad sociales. Proponen que el gobierno debe: lograr que los alumnos de matemáticas y ciencias de escuelas y colegios sean enseñados por especialistas en cada tema; promover que la industria disponga de espacios para aprendices y estudiantes de licenciatura, y asegurar los mecanismos de financiamiento apropiado para el funcionamiento de los departamentos de ingeniería de las universidades.
Nos recuerdan que el gobierno del Reino Unido estableció una meta al 2050 para reducir las emisiones de bióxido de carbono en 80 por ciento con relación a los niveles de 1990, con una meta intermedia de reducción del 26 por ciento para el 2020. Para alcanzar dichas metas, proponen que el sector de la ingeniería trabaje para alcanzar un uso masivo de las tecnologías ya existentes y, en el largo plazo, avanzar en innovaciones basadas en ciencia y tecnología. Proponen que el Gobierno debe: establecer una política, con marco regulatorio, que sea estable, clara y bien comunicada, y dar prioridad al desarrollo y explotación de las investigaciones relacionadas con tecnologías de bajo carbono y de mayor eficiencia energética.
El Reino Unido tiene una base de investigación científica y tecnológica muy activa y de clase mundial, que produce nuevas ideas, tecnologías y propiedad intelectual. Recomiendan que debe mantener este nivel para poder acceder a una economía basada en el conocimiento, que contrate y retenga a las mentes más brillantes y que atraiga la inversión de compañías internacionales que estén basadas en la investigación. Proponen que el Gobierno debe: incentivar al sector empresarial para que se asocie con la academia; asegurar capital de riesgo importante para financiar la creación de empresas de base tecnológica; enfocar los créditos fiscales de investigación y desarrollo a las compañías de alta tecnología, a las PyMES y las recién incubadas, y establecer clusters transnacionales.
El gobierno del Reino Unido gasta unos 3.5 millones de millones de pesos al año en bienes y servicios, lo que bien invertido debe influenciar muchísimo en el desarrollo apropiado del país. Proponen que el gobierno debe: capitalizar el potencial de la procuración pública en beneficio de la innovación y de proyectos tecnológicos de infraestructura; incorporar la cultura de la innovación en el sector público, y ampliar la interacción del gobierno con las Pymes.
En Morelos debemos analizar cada una de estas importantes propuestas y, como hacen en el Reino Unido, utilizar el asesoramiento de científicos, ingenieros y tecnólogos en la elaboración, seguimiento y evaluación de políticas públicas. Si no, perderemos un elemento clave para alcanzar la sociedad del conocimiento.
En Inglaterra se ha conformado una alianza de instituciones para acelerar el camino hacia la sustentabilidad, que se llama Construyendo el futuro desde la ingeniería (Engineering the future, en inglés con traducción propia). Las asociaciones principales son el Consejo de Ingeniería, el Ingeniería UK, el Instituto de Ingeniería, la Institución de Ingenieros Químicos, la Institución de Ingenieros Civiles, la Institución de Ingeniería y Tecnología, la Institución de Ingenieros Mecánicos, el Instituto de Física y la Real Academia de Ingeniería, con una membresía combinada de 450 mil personas.
En noviembre de 2010, esta alianza publicó una visión del futuro de la ingeniería en el Reino Unido (Engineering the Future-a vision for the future of UK engineering) donde las instituciones presentan los mayores problemas actuales que enfrenta el Reino Unido desde una perspectiva de la ingeniería y le proponen a su gobierno cuatro políticas públicas prioritarias para atacar dichos problemas.
Aseguran que la prosperidad futura requiere de una base económica mucho más diversificada y que el Reino Unido debe crear más empresas e industrias que mantengan una continua creación de riqueza a través de añadir valor a sus productos, infraestructura y servicios. La escala y complejidad de los procesos de reindustrialización que se requieren en este siglo no pueden ser sólo resueltos por el mercado, indican. Un aspecto muy importante será crear una economía basada en tecnología de punta, que necesitará nuevos modelos de cooperación entre la industria, el gobierno y la educación para impulsar el crecimiento.
Las cuatro prioridades claves de política pública son: invertir en las habilidades del futuro, ser líder en tecnologías bajas en carbono, capitalizar el valor de la base científica y tecnológica del Reino Unido y aplicar el poder del gasto público para impulsar la innovación.
Las habilidades técnicas y de ingeniería son esenciales para un futuro próspero del Reino Unido, nos indican. Éstas son un componente central para establecer una ventaja comparativa a nivel internacional en diversos sectores, logrando alcanzar metas sociales a través de soluciones técnicas y, además, permitiendo mayores oportunidades y movilidad sociales. Proponen que el gobierno debe: lograr que los alumnos de matemáticas y ciencias de escuelas y colegios sean enseñados por especialistas en cada tema; promover que la industria disponga de espacios para aprendices y estudiantes de licenciatura, y asegurar los mecanismos de financiamiento apropiado para el funcionamiento de los departamentos de ingeniería de las universidades.
Nos recuerdan que el gobierno del Reino Unido estableció una meta al 2050 para reducir las emisiones de bióxido de carbono en 80 por ciento con relación a los niveles de 1990, con una meta intermedia de reducción del 26 por ciento para el 2020. Para alcanzar dichas metas, proponen que el sector de la ingeniería trabaje para alcanzar un uso masivo de las tecnologías ya existentes y, en el largo plazo, avanzar en innovaciones basadas en ciencia y tecnología. Proponen que el Gobierno debe: establecer una política, con marco regulatorio, que sea estable, clara y bien comunicada, y dar prioridad al desarrollo y explotación de las investigaciones relacionadas con tecnologías de bajo carbono y de mayor eficiencia energética.
El Reino Unido tiene una base de investigación científica y tecnológica muy activa y de clase mundial, que produce nuevas ideas, tecnologías y propiedad intelectual. Recomiendan que debe mantener este nivel para poder acceder a una economía basada en el conocimiento, que contrate y retenga a las mentes más brillantes y que atraiga la inversión de compañías internacionales que estén basadas en la investigación. Proponen que el Gobierno debe: incentivar al sector empresarial para que se asocie con la academia; asegurar capital de riesgo importante para financiar la creación de empresas de base tecnológica; enfocar los créditos fiscales de investigación y desarrollo a las compañías de alta tecnología, a las PyMES y las recién incubadas, y establecer clusters transnacionales.
El gobierno del Reino Unido gasta unos 3.5 millones de millones de pesos al año en bienes y servicios, lo que bien invertido debe influenciar muchísimo en el desarrollo apropiado del país. Proponen que el gobierno debe: capitalizar el potencial de la procuración pública en beneficio de la innovación y de proyectos tecnológicos de infraestructura; incorporar la cultura de la innovación en el sector público, y ampliar la interacción del gobierno con las Pymes.
En Morelos debemos analizar cada una de estas importantes propuestas y, como hacen en el Reino Unido, utilizar el asesoramiento de científicos, ingenieros y tecnólogos en la elaboración, seguimiento y evaluación de políticas públicas. Si no, perderemos un elemento clave para alcanzar la sociedad del conocimiento.
10 ene 2011
Carreras emergentes
Todos tendremos trabajo en el futuro, mucho trabajo. Lo importante es que obtengamos alguna compensación por realizarlo, ya sea por tener un empleo, donde recibamos una remuneración económica por el trabajo realizado, o porque lo que produzcamos tenga valor de trueque. Muchos gobiernos y sectores empresariales se concentran en educar y en capacitar para los empleos que existen en la actualidad, al considerar que “siempre” han existido médicos, contadores, abogados y astrónomos. Sin embargo, las actividades que realizaban los seres humanos en las eras recolectora, agrícola, industrial o informática son muy diferentes. En el Siglo XX, la cantidad de información generada aumentó de manera explosiva y, por eso, tenemos que avanzar a la era del conocimiento y seguro habrá nuevas profesiones y carreras. Las instituciones de educación deben transformarse para formar a los nuevos empleadores y empleados en la sociedad del conocimiento.
Cynthia G. Wagner publicó un artículo titulado Carreras emergentes y cómo crearlas (Emerging Careers and How to Create Them), en el número de enero-febrero del 2011 de la revista The Futurist, publicación de la Sociedad Mundial del Futuro (WFS por sus siglas en inglés). Ella nos recomienda tres estrategias básicas para encontrar o crear empleo en el futuro: reacondicionar, que implica añadir nuevas habilidades a un empleo existente; mezclar, cuando se combinan habilidades y funciones de diferentes empleos o industrias para crear nuevas especialidades, y solucionar problemas, ya que la necesidad es el motor de las innovaciones.
El reacondicionamiento de empleos actuales requiere reconocer las tendencias, más no las modas, de la actividad comercial en el presente, nos señala la autora. Por ejemplo, en muchas ciudades los congestionamientos de tráfico son de tal magnitud que muchas personas ya se quedan a trabajar en casa, gracias a las computadoras y a las telecomunicaciones. ¿Hasta dónde puede llegar este proceso? Propone a los “telepolicías”, que podrán reforzar la comunicación con su comunidad a través de videoconferencias y monitores en sitios estratégicos de las ciudades. De hecho, este es un pequeño avance de lo que ya sucede en muchas grandes ciudades del mundo. Otro empleo que está despegando es el “consejero verde”, que ayudará a las empresas y a sus trabajadores a realizar sus actividades disminuyendo el impacto ambiental negativo, desde talleres mecánicos, salones de belleza, ferreterías, tiendas departamentales hasta industrias procesadoras de alimentos o de baterías para automóviles. Otra posibilidad es en la manufactura de nuevos textiles que incorporen sensores de temperatura, de contaminación o de iluminación, o cargadores de pilas para nuestros dispositivos personales de telecomunicación. ¿Deberán las tintorerías tener expertos en electrónica? Finalmente, hay una importante tendencia a construir edificios, coches o carreteras “inteligentes”; es decir, que respondan a ciertos estímulos externos, como temperatura, calor u ondas sonoras. Los estudios en telemática (telecomunicaciones e informática) ciertamente incrementarán su importancia en los años venideros.
Mezclar carreras parte de conectar dos o más áreas diferentes. La autora nos indica la posible unión de la salud humana y el cuidado del medio ambiente. Ya se ha combinado la especialidad de tratamiento de toxinas en pacientes con la salud de niños y madres, para diagnosticar el efecto de las toxinas en la reproducción femenina y el desarrollo de los fetos. Un interés continuado en el cultivo local de productos orgánicos y la expansión física de las ciudades puede llevar al incremento de los especialistas en agricultura urbana. Otra área en expansión, nos sugiere, es el periodismo especializado. Ya hay periodismo en negocios, en particular finanzas e inversiones. Sin embargo, las áreas de salud y comunicaciones deberán de expandirse. También, los periodistas deben considerar todos los medios de manera integral: escritos y audiovisuales y su interacción con el internet.
Cualquier avance social, económico y en especial tecnológico nos presenta nuevos problemas y debemos encontrar la mejor forma de resolverlos. La autora trata las nuevas preocupaciones que resultan por el avance en las comunicaciones: privacidad y seguridad. Considera se incrementará el número de administradores de huellas en medios digitales. También podría establecerse la carrera de arqueólogo digital, aquél que buscará información y generará conocimiento en los medios electrónicos y ya no en los físicos.
Otra forma de crear una carrera emergente es darle valor económico a tus “pasatiempos”, nos dice Edward Cornish, presidente de la WFS: dos hermanos, Wilbur y Orville Wright, hacían bicicletas para vivir pero estaban fascinados por la posibilidad de fabricar una máquina que volara y en 1903 construyeron el primer avión, creando dos nuevos empleos para ellos y cientos para otros.
Un área que tendrá cada vez mayor valor económico es conocer la frontera del conocimiento científico y poderlo traducir en avances tecnológicos. Para Morelos, ésta es una invaluable área de oportunidad.
Cynthia G. Wagner publicó un artículo titulado Carreras emergentes y cómo crearlas (Emerging Careers and How to Create Them), en el número de enero-febrero del 2011 de la revista The Futurist, publicación de la Sociedad Mundial del Futuro (WFS por sus siglas en inglés). Ella nos recomienda tres estrategias básicas para encontrar o crear empleo en el futuro: reacondicionar, que implica añadir nuevas habilidades a un empleo existente; mezclar, cuando se combinan habilidades y funciones de diferentes empleos o industrias para crear nuevas especialidades, y solucionar problemas, ya que la necesidad es el motor de las innovaciones.
El reacondicionamiento de empleos actuales requiere reconocer las tendencias, más no las modas, de la actividad comercial en el presente, nos señala la autora. Por ejemplo, en muchas ciudades los congestionamientos de tráfico son de tal magnitud que muchas personas ya se quedan a trabajar en casa, gracias a las computadoras y a las telecomunicaciones. ¿Hasta dónde puede llegar este proceso? Propone a los “telepolicías”, que podrán reforzar la comunicación con su comunidad a través de videoconferencias y monitores en sitios estratégicos de las ciudades. De hecho, este es un pequeño avance de lo que ya sucede en muchas grandes ciudades del mundo. Otro empleo que está despegando es el “consejero verde”, que ayudará a las empresas y a sus trabajadores a realizar sus actividades disminuyendo el impacto ambiental negativo, desde talleres mecánicos, salones de belleza, ferreterías, tiendas departamentales hasta industrias procesadoras de alimentos o de baterías para automóviles. Otra posibilidad es en la manufactura de nuevos textiles que incorporen sensores de temperatura, de contaminación o de iluminación, o cargadores de pilas para nuestros dispositivos personales de telecomunicación. ¿Deberán las tintorerías tener expertos en electrónica? Finalmente, hay una importante tendencia a construir edificios, coches o carreteras “inteligentes”; es decir, que respondan a ciertos estímulos externos, como temperatura, calor u ondas sonoras. Los estudios en telemática (telecomunicaciones e informática) ciertamente incrementarán su importancia en los años venideros.
Mezclar carreras parte de conectar dos o más áreas diferentes. La autora nos indica la posible unión de la salud humana y el cuidado del medio ambiente. Ya se ha combinado la especialidad de tratamiento de toxinas en pacientes con la salud de niños y madres, para diagnosticar el efecto de las toxinas en la reproducción femenina y el desarrollo de los fetos. Un interés continuado en el cultivo local de productos orgánicos y la expansión física de las ciudades puede llevar al incremento de los especialistas en agricultura urbana. Otra área en expansión, nos sugiere, es el periodismo especializado. Ya hay periodismo en negocios, en particular finanzas e inversiones. Sin embargo, las áreas de salud y comunicaciones deberán de expandirse. También, los periodistas deben considerar todos los medios de manera integral: escritos y audiovisuales y su interacción con el internet.
Cualquier avance social, económico y en especial tecnológico nos presenta nuevos problemas y debemos encontrar la mejor forma de resolverlos. La autora trata las nuevas preocupaciones que resultan por el avance en las comunicaciones: privacidad y seguridad. Considera se incrementará el número de administradores de huellas en medios digitales. También podría establecerse la carrera de arqueólogo digital, aquél que buscará información y generará conocimiento en los medios electrónicos y ya no en los físicos.
Otra forma de crear una carrera emergente es darle valor económico a tus “pasatiempos”, nos dice Edward Cornish, presidente de la WFS: dos hermanos, Wilbur y Orville Wright, hacían bicicletas para vivir pero estaban fascinados por la posibilidad de fabricar una máquina que volara y en 1903 construyeron el primer avión, creando dos nuevos empleos para ellos y cientos para otros.
Un área que tendrá cada vez mayor valor económico es conocer la frontera del conocimiento científico y poderlo traducir en avances tecnológicos. Para Morelos, ésta es una invaluable área de oportunidad.
3 ene 2011
Crear empleos pero “verdes”
No deben quedarnos dudas sobre la necesidad de impulsar decididamente acciones que nos permitan revertir el Cambio Climático de nuestro planeta y también de preservar y reconstituir los ecosistemas locales a niveles de contaminación que no dañen nuestra salud y nuestro desarrollo. Emprender el camino del desarrollo sustentable a pasos acelerados es una necesidad impostergable. Al mismo tiempo, uno de los principales objetivos sociales es la creación de empleos seguros y bien remunerados, y en cantidades que permitan resarcir los rezagos históricos que tiene nuestro país en materia laboral. Lo anterior nos obliga a planear con especial atención qué tipo de empresas queremos impulsar en nuestro estado. Ya no es aceptable permitir la instalación de ninguna empresa sin el conocimiento preciso del impacto ambiental, social y económico que tendrá, tanto a nivel local como global, y que éste se ajuste a nuestras normas establecidas y además debemos incentivar económicamente sólo a aquellas con los mejores estándares.
El Centro Europeo para el Desarrollo de Entrenamiento Vocacional y la Organización Internacional del Trabajo publicaron, en 2010, un reporte sobre “Habilidades para Trabajos Verdes” (Skills for green jobs, European Synthesis Report, 2010) que plantea las necesidades de nuevas habilidades laborales por el cambio estructural debido al “enverdecimiento” de la economía, que requiere nuevos, cambiantes y más restrictivos perfiles ocupacionales. Se preocupan por presentar una serie de casos de éxito, que además muestran la necesaria colaboración entre el gobierno y las empresas para impulsar la transformación a una sociedad más “verde”, para alcanzar un sistema socio-industrial con mayor eficiencia energética y para utilizar de forma masiva a las energías renovables. Dicha transformación requiere un cambio profundo en las habilidades de los trabajadores. Señalan la necesidad de enfocarse en ampliar las competencias actuales, incluyendo las básicas como matemáticas, ingeniería, tecnología y ciencias. Aseguran que cada trabajo existente se puede hacer de manera más “verde” y que es fundamental conocer el impacto, por lo menos ambiental, de cada trabajo y su posible contribución para tener una economía más “verde”. Este conocimiento debe ser incorporado a los sistemas de entrenamiento, capacitación y educación.
Resultados de su investigación señalan que inversiones en energías renovables y en eco-construcción son motores para la generación de empleos. En el Reino Unido, se estima que 400 mil empleos podrían ser creados en cinco años sólo para alcanzar las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. En Estados Unidos, se ha calculado que la inversión en eficiencia energética y energías renovables produce entre 2.5 y 4 veces más empleos por dólar que la inversión en el sector de los hidrocarburos.
Nos presentan cuatro conclusiones básicas:
Primera, desarrollar sólidas estrategias ambientales y sus necesarias regulaciones, estándares y mecanismos de financiamiento, y actualizar y mejorar estas estrategias ambientales al nivel del cambio climático, con nuevas políticas y metas para reducir emisiones de gases de efecto invernadero, así como establecer planes de adaptación a los resultados ya provocados por el cambio climático. Dichas estrategias se han enfocado en Europa al sector de las energías renovables (en particular, turbinas eólicas, sistemas fotovoltaicos y biocombustibles), y al ahorro y uso eficiente de la energía (en particular, en la vivienda y el transporte).
Segunda, la reestructuración hacia lo “verde” demanda nuevas habilidades ya que los productores existentes reorientan sus actividades hacia los nuevos mercados y productos. Es fundamental capacitar a los trabajadores en estas nuevas competencias, incluso en áreas de bajas habilidades como la construcción.
Tercera, la implantación de sistemas de previsión sobre las habilidades que serán necesarias en el futuro y los cambios ocupacionales que existirán. Estos sistemas deben contar con información proporcionada por los mercados laborales, las asociaciones empresariales y las instituciones de educación superior, y deben ser cofinanciados por los gobiernos y los empresarios.
Cuarta, los sistemas existentes permiten una adaptación gradual a las cualidades y el currículo correspondientes a demandas cambiantes, incluyendo aquellas motivadas por las inversiones en bienes y servicios de una economía encaminada a emitir menos carbón a la atmósfera por dólar invertido.
En Morelos, de acuerdo con este estudio, debemos establecer una estrategia que permita de manera continua el “enverdecimiento” de los empleos al gestionar la demanda de competencias “verdes” dentro del sistema general de entrenamiento y capacitación. Se debe equilibrar la necesidad de mejorar el actual sistema para predecir las habilidades que se requerirán en el futuro con la necesidad de desarrollar actividades específicas que respondan al cambio climático. Especial atención debemos tener con el papel del aprendizaje durante toda la vida en contraposición al entrenamiento en el trabajo, ya que es necesario mejorar la conciencia ambiental de la población.
El Centro Europeo para el Desarrollo de Entrenamiento Vocacional y la Organización Internacional del Trabajo publicaron, en 2010, un reporte sobre “Habilidades para Trabajos Verdes” (Skills for green jobs, European Synthesis Report, 2010) que plantea las necesidades de nuevas habilidades laborales por el cambio estructural debido al “enverdecimiento” de la economía, que requiere nuevos, cambiantes y más restrictivos perfiles ocupacionales. Se preocupan por presentar una serie de casos de éxito, que además muestran la necesaria colaboración entre el gobierno y las empresas para impulsar la transformación a una sociedad más “verde”, para alcanzar un sistema socio-industrial con mayor eficiencia energética y para utilizar de forma masiva a las energías renovables. Dicha transformación requiere un cambio profundo en las habilidades de los trabajadores. Señalan la necesidad de enfocarse en ampliar las competencias actuales, incluyendo las básicas como matemáticas, ingeniería, tecnología y ciencias. Aseguran que cada trabajo existente se puede hacer de manera más “verde” y que es fundamental conocer el impacto, por lo menos ambiental, de cada trabajo y su posible contribución para tener una economía más “verde”. Este conocimiento debe ser incorporado a los sistemas de entrenamiento, capacitación y educación.
Resultados de su investigación señalan que inversiones en energías renovables y en eco-construcción son motores para la generación de empleos. En el Reino Unido, se estima que 400 mil empleos podrían ser creados en cinco años sólo para alcanzar las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. En Estados Unidos, se ha calculado que la inversión en eficiencia energética y energías renovables produce entre 2.5 y 4 veces más empleos por dólar que la inversión en el sector de los hidrocarburos.
Nos presentan cuatro conclusiones básicas:
Primera, desarrollar sólidas estrategias ambientales y sus necesarias regulaciones, estándares y mecanismos de financiamiento, y actualizar y mejorar estas estrategias ambientales al nivel del cambio climático, con nuevas políticas y metas para reducir emisiones de gases de efecto invernadero, así como establecer planes de adaptación a los resultados ya provocados por el cambio climático. Dichas estrategias se han enfocado en Europa al sector de las energías renovables (en particular, turbinas eólicas, sistemas fotovoltaicos y biocombustibles), y al ahorro y uso eficiente de la energía (en particular, en la vivienda y el transporte).
Segunda, la reestructuración hacia lo “verde” demanda nuevas habilidades ya que los productores existentes reorientan sus actividades hacia los nuevos mercados y productos. Es fundamental capacitar a los trabajadores en estas nuevas competencias, incluso en áreas de bajas habilidades como la construcción.
Tercera, la implantación de sistemas de previsión sobre las habilidades que serán necesarias en el futuro y los cambios ocupacionales que existirán. Estos sistemas deben contar con información proporcionada por los mercados laborales, las asociaciones empresariales y las instituciones de educación superior, y deben ser cofinanciados por los gobiernos y los empresarios.
Cuarta, los sistemas existentes permiten una adaptación gradual a las cualidades y el currículo correspondientes a demandas cambiantes, incluyendo aquellas motivadas por las inversiones en bienes y servicios de una economía encaminada a emitir menos carbón a la atmósfera por dólar invertido.
En Morelos, de acuerdo con este estudio, debemos establecer una estrategia que permita de manera continua el “enverdecimiento” de los empleos al gestionar la demanda de competencias “verdes” dentro del sistema general de entrenamiento y capacitación. Se debe equilibrar la necesidad de mejorar el actual sistema para predecir las habilidades que se requerirán en el futuro con la necesidad de desarrollar actividades específicas que respondan al cambio climático. Especial atención debemos tener con el papel del aprendizaje durante toda la vida en contraposición al entrenamiento en el trabajo, ya que es necesario mejorar la conciencia ambiental de la población.
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