Todos tendremos trabajo en el futuro, mucho trabajo. Lo importante es que obtengamos alguna compensación por realizarlo, ya sea por tener un empleo, donde recibamos una remuneración económica por el trabajo realizado, o porque lo que produzcamos tenga valor de trueque. Muchos gobiernos y sectores empresariales se concentran en educar y en capacitar para los empleos que existen en la actualidad, al considerar que “siempre” han existido médicos, contadores, abogados y astrónomos. Sin embargo, las actividades que realizaban los seres humanos en las eras recolectora, agrícola, industrial o informática son muy diferentes. En el Siglo XX, la cantidad de información generada aumentó de manera explosiva y, por eso, tenemos que avanzar a la era del conocimiento y seguro habrá nuevas profesiones y carreras. Las instituciones de educación deben transformarse para formar a los nuevos empleadores y empleados en la sociedad del conocimiento.
Cynthia G. Wagner publicó un artículo titulado Carreras emergentes y cómo crearlas (Emerging Careers and How to Create Them), en el número de enero-febrero del 2011 de la revista The Futurist, publicación de la Sociedad Mundial del Futuro (WFS por sus siglas en inglés). Ella nos recomienda tres estrategias básicas para encontrar o crear empleo en el futuro: reacondicionar, que implica añadir nuevas habilidades a un empleo existente; mezclar, cuando se combinan habilidades y funciones de diferentes empleos o industrias para crear nuevas especialidades, y solucionar problemas, ya que la necesidad es el motor de las innovaciones.
El reacondicionamiento de empleos actuales requiere reconocer las tendencias, más no las modas, de la actividad comercial en el presente, nos señala la autora. Por ejemplo, en muchas ciudades los congestionamientos de tráfico son de tal magnitud que muchas personas ya se quedan a trabajar en casa, gracias a las computadoras y a las telecomunicaciones. ¿Hasta dónde puede llegar este proceso? Propone a los “telepolicías”, que podrán reforzar la comunicación con su comunidad a través de videoconferencias y monitores en sitios estratégicos de las ciudades. De hecho, este es un pequeño avance de lo que ya sucede en muchas grandes ciudades del mundo. Otro empleo que está despegando es el “consejero verde”, que ayudará a las empresas y a sus trabajadores a realizar sus actividades disminuyendo el impacto ambiental negativo, desde talleres mecánicos, salones de belleza, ferreterías, tiendas departamentales hasta industrias procesadoras de alimentos o de baterías para automóviles. Otra posibilidad es en la manufactura de nuevos textiles que incorporen sensores de temperatura, de contaminación o de iluminación, o cargadores de pilas para nuestros dispositivos personales de telecomunicación. ¿Deberán las tintorerías tener expertos en electrónica? Finalmente, hay una importante tendencia a construir edificios, coches o carreteras “inteligentes”; es decir, que respondan a ciertos estímulos externos, como temperatura, calor u ondas sonoras. Los estudios en telemática (telecomunicaciones e informática) ciertamente incrementarán su importancia en los años venideros.
Mezclar carreras parte de conectar dos o más áreas diferentes. La autora nos indica la posible unión de la salud humana y el cuidado del medio ambiente. Ya se ha combinado la especialidad de tratamiento de toxinas en pacientes con la salud de niños y madres, para diagnosticar el efecto de las toxinas en la reproducción femenina y el desarrollo de los fetos. Un interés continuado en el cultivo local de productos orgánicos y la expansión física de las ciudades puede llevar al incremento de los especialistas en agricultura urbana. Otra área en expansión, nos sugiere, es el periodismo especializado. Ya hay periodismo en negocios, en particular finanzas e inversiones. Sin embargo, las áreas de salud y comunicaciones deberán de expandirse. También, los periodistas deben considerar todos los medios de manera integral: escritos y audiovisuales y su interacción con el internet.
Cualquier avance social, económico y en especial tecnológico nos presenta nuevos problemas y debemos encontrar la mejor forma de resolverlos. La autora trata las nuevas preocupaciones que resultan por el avance en las comunicaciones: privacidad y seguridad. Considera se incrementará el número de administradores de huellas en medios digitales. También podría establecerse la carrera de arqueólogo digital, aquél que buscará información y generará conocimiento en los medios electrónicos y ya no en los físicos.
Otra forma de crear una carrera emergente es darle valor económico a tus “pasatiempos”, nos dice Edward Cornish, presidente de la WFS: dos hermanos, Wilbur y Orville Wright, hacían bicicletas para vivir pero estaban fascinados por la posibilidad de fabricar una máquina que volara y en 1903 construyeron el primer avión, creando dos nuevos empleos para ellos y cientos para otros.
Un área que tendrá cada vez mayor valor económico es conocer la frontera del conocimiento científico y poderlo traducir en avances tecnológicos. Para Morelos, ésta es una invaluable área de oportunidad.
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