La COP 16 en Cancún obtuvo acuerdos que no han sido analizados a profundidad por la comunidad académica y los medios de comunicación nacionales. Hemos tenido que documentarnos en el extranjero para conocer las primeras opiniones razonadas sobre lo sucedido en esta reunión de la Organización de las Naciones Unidas, que presidió México. Todos debemos saber que el Cambio Climático es en la actualidad el mayor peligro global que enfrenta el desarrollo de la humanidad. El antecedente a esta reunión es el fracaso de las negociaciones de hace un año en Copenhague, donde se ratificó la enorme diversidad de acciones propuestas por cada país, según sus conocimientos científicos, sus avances tecnológicos y sus prioridades políticas, económicas y sociales.
El Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE, por sus siglas en inglés) que es la mayor asociación de ingenieros en el mundo, publicó en su prestigiada revista Spectrum que los resultados de la conferencia de Cambio Climático en Cancún sobrepasaron las expectativas y representan un avance real con relación a la conferencia del año pasado en Copenhague. El conjunto de acuerdos significa un paso formal en el tema que no se había tomado por años dentro del marco de la Organización de las Naciones Unidas y fue adoptada por consenso, casi unánime, a favor estuvieron 192 países y sólo Bolivia votó en contra. Considera que se tienen importantes acuerdos específicos y además es el vehículo para establecer compromisos vinculantes sin la necesidad de más tratados espectaculares. En particular, señala que hay dos temas de gran importancia: la continuidad en el seguimiento al Protocolo de Kioto y el restablecimiento de la cooperación de largo plazo. En el primer tema, destacan la firma por parte de Estados Unidos, porque concede implícitamente que necesita redoblar esfuerzos para reducir sus emisiones de carbón, y también el convencer a Japón de que abandonará su idea original de ya terminar dicho Protocolo. En el segundo, destacan el compromiso de los países en desarrollo para reportar regularmente sus cifras de emisiones y de aceptar que sean verificadas; la creación de un Fondo Climático Verde para que los países ricos canalicen apoyo económico a los pobres; la puesta en marcha de un mecanismo para que los países puedan ser recompensados por sus esfuerzos para evitar la deforestación; y el establecimiento del compromiso de que todos los países deben, tan pronto como sea posible, llegar al pico máximo de sus emisiones. La firma de China de este último punto es en sí un reconocimiento a que pronto deberá hacer un mayor esfuerzo para reducir sus emisiones.
La revista Scientific American, la de mayor circulación internacional para la divulgación de la ciencia, destaca a su vez el nuevo consenso acordado en Cancún que define un camino para las negociaciones internacionales que permita combatir el cambio climático global. Da como ejemplo las palabras del negociador en jefe de la delegación de Estados Unidos: “se aprobaron propuestas complejas que en Copenhague eran sólo ideas… este paquete no resolverá por sí solo el cambio climático pero es un buen paso hacia adelante…”. Consigna que por primera vez los países en desarrollo incorporan metas de reducción de gases de efecto invernadero dentro del proceso de negociación internacional. Otro tema relevante es el compromiso de que las acciones de adaptación al cambio climático son tan importantes como las de mitigación. También, es de gran importancia la aprobación del Programa para Reducir las Emisiones por la Deforestación y la Degradación de los Bosques en Países en Desarrollo (REDD, por sus siglas en inglés) ya que se estableció un marco de acción global para detener la deforestación, proveer la adaptación de la población vulnerable y revertir retos peligrosos para el clima.
The Economist, revista liberal inglesa de gran influencia política a nivel mundial, reconoce de inicio las pocas expectativas que tenía sobre los resultados de la COP 16 en Cancún y señala que se produjeron nuevos y modestos acuerdos. Sin embargo, destaca el enorme esfuerzo diplomático realizado por la delegación mexicana que presidía la reunión. Describe cómo la lectura de la versión final del acuerdo mereció una ovación estando de pie todas las delegaciones menos una. Indica que aplaudían no sólo por el documento, aplaudían por los esfuerzos diplomáticos de la Presidencia mexicana y también porque se había retomado el camino de los negociaciones multilaterales después del fracaso de Copenhague. Bolivia se quedó aislada y por consenso los otros 193 países acordaron que los Acuerdos de Cancún se convirtieran en obligaciones de la Organización de las Naciones Unidas. Describen que los textos aprobados establecen un conjunto de nuevos procesos: reducir las acciones de deforestación en los países en desarrollo, con financiamiento de los países desarrollados; crear un nuevo fondo de largo plazo por 100 mil millones de dólares, a negociar cada año entre las partes, que será manejado por un órgano independiente; establecer un marco para tomar acciones de adaptación; e iniciar un nuevo programa sobre transferencia de tecnología. También recalcan que el sistema de Naciones Unidas tiene ahora muchos más elementos para combatir el cambio climático que sólo el Protocolo de Kioto.
La última visión analizada es la expresada por Greenpeace International, organismo no gubernamental que encabeza el movimiento ecologista en el mundo, que señala los gobiernos decidieron escoger la esperanza sobre el miedo y reconstruir los cimientos para alcanzar un acuerdo global que combata el cambio climático, poniendo de lado diferencias mayores y comprometiéndose a llegar a acuerdos, por primera vez en muchos años. Señalan los puntos que deben ser trabajados para realmente combatir el cambio climático: determinar países financiadores para que funcione el Fondo Verde; reforzar el acuerdo REDD en los próximos meses; y especificar por país sus metas de emisiones, ya que aceptaron las reducciones deben estar entre 25 y 40 por ciento para el 2020, de acuerdo con lineamientos científicos.
México no puede perder el liderazgo alcanzado en el tema y debe mostrar congruencia, al establecer acciones en todos y cada uno de los acuerdos alcanzados, de tal forma que se tengan avances reales para la COP 17 en Sudáfrica. Morelos, acorde con los planteamientos nacionales, debe identificar las acciones específicas en que participará y definir grupos responsables que definan proyectos con actividades calendarizadas, y se concreten los presupuestos necesarios por parte del gobierno y de los empresarios. Todavía falta mucho por hacer para frenar el cambio climático.
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