El concepto de innovación, en términos generales, se
asocia sólo con productos de la tecnología y la industria, lo cierto es que
debe relacionarse también con cambios estructurales que incluyan toda la cadena
de valor y con modificaciones en procesos o prácticas existentes. Estos cambios
pueden realizarse de manera gradual o disruptiva. Todas las reformas que han
presentado y seguirán presentando los Gobiernos Federal y Estatal en los próximos
meses deberían tienen un elemento fundamental en común, la innovación. No
tendrán éxito las reformas en pobreza, seguridad alimentaria, energía y salud,
si no existe un cambio en la forma en que se han venido planteando los
objetivos y realizando las tareas en esas áreas.
La
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó un
trabajo titulado “La Estrategia de Innovación de la OCDE: Empezar hoy el
mañana” (© OCDE-FORO CONSULTIVO CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO 2012, en su versión en
español). En este informe la OCDE pone a disposición su análisis y orientación
en materia de política pública sobre una amplia gama de asuntos que va desde la
educación y la capacitación hasta el medio ambiente, la infraestructura y las
acciones de negocios efectuadas para promover la creación y difusión del
conocimiento. Tales elementos apoyan a los gobiernos en el desarrollo de
estrategias de innovación efectivas para alcanzar los objetivos clave económicos
y sociales. Se promueve un enfoque que considera la interacción entre diversas esferas
de política pública y las vincula a través de mecanismos de apoyo al gobierno a
nivel local, regional, nacional e internacional.
Para
ser efectiva, la política de innovación debe considerar la manera en la que
ésta se desarrolla hoy en día, plantea el informe. La innovación engloba una
amplia gama de actividades. Incluye investigación y desarrollo, cambios
organizacionales, capacitación a nivel de empresas, pruebas, comercialización y
diseño. También, la innovación ocurre rara vez de manera aislada; es un proceso
altamente interactivo que involucra una red creciente y cada vez más diversa de
participantes, instituciones y usuarios en todo el mundo. Se mencionan cuatro
prioridades que pueden fortalecer el desarrollo de las estrategias nacionales y
colectivas para hacer que la innovación funcione para las personas y ayude a
responder los retos más importantes del siglo XXI.
Uno,
empoderamiento de las personas para innovar: los sistemas de educación y
capacitación deben preparar a las personas con las bases para el aprendizaje y
el desarrollo de un amplio rango de habilidades que se requieren para la
innovación en todas sus formas, y con la flexibilidad para actualizar las
habilidades y adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado, para fomentar
un lugar de trabajo innovador y asegurar que las políticas de empleo faciliten
el cambio organizacional eficiente; asegurar que los consumidores sean
participantes activos en el proceso de innovación; y fomentar una cultura
empresarial al inculcar las habilidades y actitudes necesarias para llevar a
cabo una empresa creativa.
Dos,
desencadenamiento de innovaciones: asegurar que las condiciones de
competitividad sean confiables y apoyen la competencia, conducentes a la
innovación, y mutuamente fortalecedoras; movilizar el financiamiento privado
para la innovación, fomentando mercados financieros que funcionen correctamente
y facilitando el acceso al financiamiento para las empresas nuevas, especialmente
en las etapas iniciales de innovación, y promover la difusión de las mejores
prácticas en el informe de inversiones intangibles, y desarrollar enfoques
afines al mercado para el apoyo de la innovación; fomentar los mercados
abiertos y un sector empresarial competitivo y dinámico y una cultura de toma
de riesgos calculados y actividad creativa; y fomentar la innovación en las
pequeñas y medianas empresas, especialmente las empresas nuevas y jóvenes.
Tres,
creación y aplicación de conocimientos: proveer suficiente inversión en un
sistema de investigación pública efectivo, mejorar la gobernanza de las instituciones
de investigación, y asegurar la coherencia entre las fuentes de niveles múltiples
y el financiamiento para investigación y el desarrollo; asegurar que esté en
operación una estructura de conocimiento moderna y confiable que apoye la
innovación, acompañada de marcos reglamentarios que apoyen el acceso abierto a
las redes y la competencia en el mercado, y crear una política adecuada y un
ambiente regulatorio que permita el desarrollo responsable de las tecnologías;
facilitar los flujos eficientes de conocimiento y promover el desarrollo de las
redes y los mercados que faciliten la creación, circulación y difusión del conocimiento,
junto con un sistema eficiente de derechos de propiedad intelectual; y promover
la innovación en el sector público, en todos los niveles de gobierno, para
mejorar la entrega de servicios públicos, la eficiencia, la cobertura y la
igualdad.
Cuatro,
mejorar la gobernanza y la medición de las políticas de innovación: asegurar la
coherencia de las políticas públicas al tratar la innovación como un componente
central de la política del gobierno, con un fuerte liderazgo en los niveles
políticos más altos; facilitar que los actores regionales y locales fomenten la
innovación, mientras se asegura la coordinación entre regiones y con esfuerzos
nacionales; y fomentar la toma de decisiones basada en la evidencia y la
rendición de cuentas de las políticas al reconocer la medición como un factor
central de la agenda de innovación.
El
enfoque más amplio de la innovación, que se describe en el presente trabajo,
resalta especialmente la importancia del equilibrio entre las políticas
dirigidas hacia la creación de nuevos conocimientos e innovaciones y aquéllas
dirigidas a la promoción para su absorción y difusión en la economía. La
innovación sólo se puede mejorar de manera continua y optimizada para cumplir
con las necesidades de la sociedad a través de un enfoque integral y coherente,
que empareje la oferta de conocimientos e innovación con la demanda de las empresas
y los individuos.
En
Morelos, debemos tener ya un enfoque más estratégico del papel de las políticas
públicas para la innovación, con la finalidad de: proporcionar un crecimiento
más fuerte, más limpio y más justo; reconocer que la innovación involucra un
amplio rango de inversiones de activos intangibles y de actores; empoderar a
las personas de toda la sociedad a ser creativas; crear innovaciones de
vanguardia con nuevos empleos; fomentar la difusión y aplicación del
conocimiento; enfrentar los retos globales y repartir los costos y los riesgos,
y establecer marcos para la medición de un concepto de innovación más amplio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario