publicado en La Jornada Morelos el 21 de diciembre de 2015
El Cambio
Climático Antropogénico (CCA), como hemos escrito varias veces en estas
páginas, es el mayor reto global que enfrenta la humanidad para su
sobrevivencia. El aumento en la temperatura promedio del planeta causada,
principalmente, por las emisiones de bióxido de carbono a la atmósfera es un hecho
que ya nadie, con un mínimo conocimiento científico e interés por el ambiente,
cuestiona. Estas emisiones son producto de la combustión de hidrocarburos
(petróleo, carbón y gas natural) necesarias en tecnologías que producen
electricidad, calor y movilidad. La temperatura promedio del planeta, para
mediados de este año, ya ha subido 1.5 grados centígrados con relación a sus
valores anteriores a la revolución industrial. Llegar a un aumento de 2 grados
causaría problemas serios con mayor número de huracanes nivel 5 y también
sequías más intensas y prolongadas, así como elevación del nivel del mar.
La comunidad internacional empezó a
proponer acciones contra el CCA desde la Convención de Río, en 1992, donde se
adaptó el Marco de Acuerdo para el Cambio Climático por la Organización de las
Naciones Unidas (UNFCCC). Así, se estableció la importancia de reducir las
emisiones de gases de efecto invernadero (GHG), como el bióxido de carbono y el
metano, entre otros, para no intervenir peligrosamente por acciones del hombre
en el sistema climático terrestre. A partir de 1995, en Berlín, se organizan
anualmente las Conferencias de las Partes (COP) para revisar la marcha de la
implementación del Acuerdo de Río.
El
12 de diciembre pasado, se clausuró la COP21, organizada en París. Según la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) (http://www.un.org/climatechange/es/blog/2015/12/ban-destaca-ante-la-asamblea-general-la-relevancia-historica-del-acuerdo-de-paris. Visitada en 20151219), su Secretario General, Ban Ki-moon, afirmó que “el Acuerdo
de París para la mitigación del cambio climático es un triunfo para la gente,
para el planeta y para el multilateralismo, y subrayó la decisión de los países
de minimizar los riesgos del cambio climático asumiendo compromisos sólidos. Recordó
que cada Estado ha prometido reducir sus emisiones contaminantes, fortalecer su
respuesta a los efectos del fenómeno y actuar en las arenas nacional e
internacional, entendiendo que las necesidades domésticas se satisfacen mejor
cuando se busca el bien común. También,
informaron que el Acuerdo de Paris será firmado formalmente el 22 de abril de
2016 en la sede de la ONU y entrará en vigor al trigésimo día contado desde la
fecha en que no menos de 55 países, cuyas emisiones estimadas representen
globalmente un 55% del total de las emisiones mundiales de gases de efecto
invernadero, hayan depositado sus instrumentos de ratificación”.
David Biello publicó en la Revista Scientific American que, (http://www.scientificamerican.com/espanol/noticias/el-primer-acuerdo-global-para-luchar-contra-el-cambio-climatico-es-alcanzado-en-paris/. Visitada en 20151216) “con la ayuda de 186 planes nacionales para
reducir la polución por gases de efecto invernadero, los negociadores de 196
países, grandes y pequeños, ricos y pobres, se unieron para emitir un nuevo
acuerdo climático que podría cambiar el mundo o, para usar las palabras
contenidas en el preámbulo del acuerdo, a la “Madre Tierra” (también conocida
como los suelos, los mares, los cielos y la vida en este planeta). El nuevo Acuerdo de París declara la ambición de
mantener el aumento global de las temperaturas a un máximo de 1.5 grados si es
posible, hace un llamado a un balance entre la contaminación con gases de
efecto invernadero y las emisiones de gases de efecto invernadero después del
2050, implementa ciclos de 5 años para hacer revisiones de los planes
nacionales y las acciones por comenzar pronto y el seguimiento de esas
acciones, y confirma la inversión de al menos 100,000 millones de dólares por
año para ayudar a los países más afectados por los cambios del clima. También
hace un llamado a los científicos para que calculen cómo exactamente podría el
mundo mantenerse en 1.5 grados”.
Sin embargo, todavía falta mucho por hacer a
nivel de acciones concretas. Un análisis de la UNFCCC sugiere que, si todos los
planes nacionales presentados han sido implementados por completo para 2030,
solo se podría mantener el calentamiento global por debajo de 3.7 grados, muy
lejos de la meta de 1.5 grados. Desafortunadamente, alcanzar un estatus de cero
carbono o un acuerdo para eliminar gradualmente los combustibles fósiles no se
menciona directamente en el Pacto de París.
La
participación del Gobierno de México fue presentada hace meses y publicada en
el documento “Compromisos de Mitigación y Adaptación ante el Cambio Climático
para el Periodo 2020-2030” (http://iecc.inecc.gob.mx/documentos-descarga/2015_indc_esp.pdf. Visitada en 20151219). Se describe la participación
para la mitigación del CCA de los distintos sectores para alcanzar las metas de
la contribución de México.
En el energético e industrial: generar el 35 por ciento de energía limpia en el
2024 y 43 por ciento al 2030 (la energía limpia incluye fuentes renovables,
cogeneración, nuclear y gas natural y carbón con altas eficiencias de
conversión, entre otras); sustituir en la industria nacional los combustibles
pesados por gas natural, energías limpias y biomasa; reducir en 25 por ciento
las fugas, venteo y quemas controladas de metano; y controlar las
partículas negras de hollín en equipos e instalaciones industriales.
En el transporte: homologar en el Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN) la normatividad ambiental para vehículos, tanto nuevos como
en circulación, así́ como en vehículos no carreteros (locomotoras, barcos y
maquinaria móvil agrícola y de construcción); abastecer de gasolinas y diesel
de ultra bajo azufre; incrementar la flota vehicular a gas natural y disponer
de combustibles limpios; modernizar el parque vehicular y reducir la importación de automóviles
usados; e impulsar el transporte multimodal de carga y pasajeros.
En el urbano: impulsar la construcción de edificaciones
y la transformación hacia ciudades sustentables, con eficiencia energética y
bajo carbono; promover el uso doméstico de calentadores y celdas solares; y recuperar
y usar el metano en los rellenos sanitarios municipales y las plantas de
tratamiento de aguas residuales.
En el forestal y agropecuario: alcanzar en el 2030
la tasa cero de deforestación; mejorar el manejo forestal; impulsar la tecnificación
sustentable del campo; promover biodigestores en granjas agropecuarias; y recuperar
pastizales.
También, en este documento se
establecen metas con relación a la adaptación al CCA en México: fortalecer la
resiliencia en un 50 por ciento de los municipios más vulnerables del
territorio nacional, establecer sistemas de prevención y alerta temprana y gestión
de riesgo en todos los ordenes de gobierno.
El Gobierno Federal estableció metas
importantes y alcanzables, siempre y cuando ya se definan y apliquen las
políticas públicas pertinentes para establecer hojas de ruta que permitan
alcanzar cada una de las promesas.
En Morelos, debemos impulsar el cumplimiento de
estas metas. Identifiquemos las acciones que pueden desarrollar nuestros
empresarios y académicos, y establezcamos programas y proyectos sólidos que nos
permitan ser actores principales en la construcción un ecosistema menos vulnerable.
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