publicado en La Jornada Morelos el 27 de junio de 2011.
El crecimiento de las ciudades por la migración de las personas del campo es un fenómeno mundial. La concentración poblacional está impactando al planeta de manera muy importante por la densidad y magnitud de las necesidades de servicios que genera. En México, las tres cuartas partes de la población ya habitan en zonas urbanas, mientras que a nivel global pronto serán las dos terceras partes. Transitar de una sociedad rural a una urbana presenta nuevos y gigantescos retos sociales y ambientales.
Varias ciudades alrededor del mundo se han unido para intercambiar información, acciones y casos de éxito, alrededor del proyecto ”Indicadores Globales para Ciudades” que administra la Universidad de Toronto y es financiado por el Banco Mundial y el Japan Consultant Fund Trust (www.cityindicators.org). El año pasado publicaron un reporte que presenta un enfoque integrado de medición y monitoreo del desempeño de ciudades.
El Informe señala que los grandes retos de hoy en día, como la reducción de la pobreza, el cambio climático y la creación y el mantenimiento de una sociedad que sea inclusiva y pacífica, se podrán enfrentar a través de las respuestas que brinden las ciudades. También resolverán los diarios desafíos de recoger la basura, contar con sistemas contra incendios u otros desastres mayores en casa, y facilitar el suministro de agua, electricidad, educación, cuidado de la salud y muchos otros servicios que hacen la vida más productiva y disfrutable.
Cuando uno se encuentra en la cabina de un avión, apuntan, se siente apabullado con la cantidad de manómetros, indicadores de velocidad del aire, combustible, dispositivos de aterrizaje, etc. Un piloto experimentado usa todos estos indicadores para mantener el curso en óptimas condiciones. Y claro, una ciudad es bastante más complicada que un aeroplano, pero lo mismo tienen que hacer los capitanes de las ciudades y usar con eficiencia la información para poder mantener el rumbo de éstas hacia el mejor sendero de desarrollo.
Su diagnóstico muestra que si bien los indicadores para medir el desempeño de las ciudades son usados por varios niveles del gobierno, el mundo académico y las agencias internacionales, éstos todavía no están estandarizados, son congruentes o comparables en el tiempo, o entre las diversas ciudades. Esta ausencia de estandarización limita la capacidad de las ciudades para observar las tendencias o compartir las mejores prácticas para aprender unas de otras. Existe una urgente necesidad de contar con un sistema integral único para medir y monitorear el desempeño de las ciudades y la calidad de la vida urbana que: permita a las autoridades electas, los administradores de las ciudades y la población monitorear el desempeño de estas en el tiempo; facilite la comparación entre las ciudades, y haga que los gobiernos ofrezcan esa mayor responsabilidad demandada por los encargados de definir las políticas y la población.
En este informe presentan un programa que pretende ayudar a las ciudades en el monitoreo de su desempeño, proporcionando un marco para facilitar la recolección consistente y comparativa de los indicadores de ciudad. Se concentra principalmente en ciudades con poblaciones por sobre los 100,000 habitantes y lo han estructurado en 22 “temas” organizados en dos amplias categorías. La primera es servicios urbanos, compuesta por educación, energía, finanzas, respuesta a incendios y emergencias, gobernanza, salud, recreación, seguridad, servicios sociales, residuos sólidos, transporte, planificación urbana, agua y aguas residuales. La segunda es calidad de vida, compuesta por participación cívica, cultura, economía, medio ambiente, refugio, equidad social, bienestar subjetivo, tecnología e información.
El desempeño de las ciudades respecto de cada uno de estos temas se mide a través de un grupo de indicadores e índices que, colectivamente, cuentan una historia. El informe considera que el proceso de selección de estos indicadores para ciudades fue riguroso y se llevó a cabo sobre la base de los siguientes criterios: objetividad, relevancia, medibles y reproducibles, efectividad, consistente e incluyente. Propone que los propios indicadores deben ser: disponibles, comparables, relevantes, vinculados, económicos, significativos, entendibles y claros en sus implicaciones. En general, propone 53 indicadores en forma transversal a los temas arriba citados, que se dividen en 27 indicadores “centrales” sobre los que todas las ciudades que participan en el proyecto deberían presentar informes, y 26 indicadores “de apoyo” sobre los que se recomienda a las ciudades efectuar un reporte, pero no están obligadas a ello. Considera que el Programa de Indicadores Globales para Ciudades ha sido establecido exitosamente.
En Morelos, la ciudad de Cuernavaca y otras deberían aprovechar el nuevo enfoque de este programa que está dirigido a facilitar y fomentar de manera efectiva la participación de las ciudades de todo el orbe. Es imprescindible que ya midamos seriamente el desempeño de nuestras ciudades y de los responsables de su gestión.
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