publicado en La Jornada Morelos el 1 de agosto de 2008
Los gobiernos de los países industrializados han seguido políticas que predominantemente se centran en aspectos macroeconómicos, como políticas monetarias y fiscales, y condiciones estructurales, como competencia y exenciones fiscales, para apoyar la demanda del mercado y evitar distorsiones. En este contexto, la demanda de innovación proviene de impulsar la entrada de empresas con mejores productos o servicios que provean necesidades no satisfechas o latentes. Sin embargo, algunos países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), como Finlandia y Australia, y de economía emergente, como China y Brasil, están empleando políticas públicas enfocadas a promover la demanda de innovación, como compras públicas, regulación, estándares e incentivos al usuario.
La OCDE publicó en mayo de este año el libro titulado “Políticas para Promover la Demanda de Innovación” (Demand-side Innovation Policies, ISBN 978-92-64-09887-9) que presenta cómo el uso de ciertas políticas públicas puede aumentar la demanda de innovaciones por las empresas y las sociedades. El interés en el tema surge al reconocer la importancia de los vínculos de retroalimentación entre la oferta y la demanda en los procesos de mejora de productos y servicios. El enfoque tradicional de establecer políticas que impulsen la oferta de innovaciones no ha logrado los niveles requeridos de productividad y competitividad.
La evidencia recolectada por la OCDE en este libro sugiere que el éxito de las políticas para promover la demanda de innovación depende de dos factores principalmente: Primero, como el gobierno es sólo uno de los actores que influencian la demanda, la acción emprendida debe ser eficiente presupuestalmente y además mejorar el bienestar social; así como, considerar que la dinámica de la innovación depende directamente del sector económico considerado. Segundo, conocer las implicaciones que este tipo de políticas tienen en el sector público ya que se requieren las mejores prácticas gubernamentales y una coordinación ejemplar entre departamentos gubernamentales y organismos públicos. También, es esencial la alineación con las necesidades y prioridades de la industria y otros actores principales para compartir visiones y establecer planes de desarrollo comunes.
Implantar y operar estas políticas requiere que la administración pública asuma un rol primordial a través de las siguientes acciones, señala la OCDE:
La procuración de bienes y servicios innovadores por dependencias y organismos públicos es fundamental, ya que por su gran volumen de compras pueden jalar su demanda y dar una clara señal a otros usuarios y proveedores. Sin embargo, establecer adecuadamente esta acción es un gran reto por la actual fragmentación de las compras gubernamentales, por la falta de información sobre los mejores bienes y servicios innovadores y por la posible distorsión en la competencia entre empresas.
El establecimiento de una reglamentación apropiada favorecerá la emergencia de nuevas tecnologías que tendrán grandes consecuencias económicas, por lo que adicionalmente debe analizarse con cuidado los efectos, la oportunidad y la temporalidad de su puesta en marcha. También, requiere una coordinación adecuada entre los reguladores y los diferentes actores.
La puesta en operación de estándares puede ser utilizada para facilitar la entrada de una innovación en el mercado o la difusión de innovaciones en caso de fallas en el mercado. El establecimiento de estándares es principalmente la responsabilidad de organizaciones industriales y técnicas no lucrativas. Además, muchos estándares tecnológicos están impuestos a nivel internacional, lo que hace riesgoso fijarlos para facilitar compras nacionales dado el rápido cambio tecnológico y la dinámica del mercado global.
El precio es muy importante para la creación y para la difusión de innovaciones. El gobierno puede facilitar la difusión de innovaciones en los mercados a través de políticas específicas de competencia, reglamentos y estándares. También, el establecimiento de políticas en el consumo de innovaciones por los usuarios y en el desarrollo de innovaciones por los especialistas es de creciente importancia.
La OCDE recomienda las siguientes políticas para impulsar la demanda de innovación: conocer previamente las necesidades de los sectores económicos; determinar la escala, oportunidad y temporalidad de las intervenciones; combinar adecuadamente las políticas en la demanda y en la oferta de innovaciones; incrementar la capacidad de innovación para satisfacer demandas de la sociedad local y aún a nivel internacional; adecuar los incentivos y el marco regulatorio para fomentar la adquisición de innovaciones por el sector público, en línea con principios de buena gobernanza, transparencia y solvencia comprobada; evaluar la racionalidad y oportunidad de la intervención; movilizar a la administración pública a través de incentivos, reformas administrativas y capacitación y, finalmente, capacitar a los consumidores para involucrarlos en la creación y difusión de las innovaciones.
En Morelos es fundamental que el gobierno y la sociedad civil consideren con cuidado dichas políticas y promuevan la demanda de innovación para acceder a la sociedad del conocimiento.
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