Publicado en la Jornada Morelos el 25 de julio de 2011
El crecimiento demográfico y los patrones actuales de consumo y satisfacción de las demandas de la población hacen pensar a los urbanistas que se deberán construir en México decenas de ciudades del tamaño de Cuernavaca de aquí al año 2050. Cómo construir esta infraestructura con los menores costos económicos, sociales y ambientales es uno de los grandes retos de nuestro desarrollo nacional y, en particular, del quehacer de los ingenieros y de los arquitectos.
Hillary Brown, miembro del Instituto Americano de Arquitectos y profesora de la Escuela Spitzer de Arquitectura en el City College de Nueva York, publicó un artículo titulado “Principios Eco-lógicos para la Infraestructura de la Próxima Generación” (Eco-logical Principles for Next-Generation Infrastructure) en la revista The Bridge, volumen 41, número 1, 2011. Establece que no queda claro si la infraestructura actual puede soportar el funcionamiento orgánico de un mundo en urbanización creciente que enfrenta un clima desestabilizado por las emisiones de carbono. Si no lo es, entonces se deben desarrollar nuevas estrategias para la infraestructura civil que permitan movilidad, abastecimiento de energía, agua y materiales, y se encargue de los desechos.
Señala que, por lo menos en los Estados Unidos, deberán modificarse los paradigmas en que se sustenta la inversión en obra pública para construir y reconstruir sistemas de agua potable y desagüe, puentes, redes eléctricas, rellenos sanitarios, sistemas de transporte colectivo, puertos y presas, entre otros. Uno de los principales nuevos paradigmas es la Construcción Multipropósito que debe estar alineada con los sistemas naturales, integrada en el contexto social y diseñada contra el cambio climático.
La Sociedad Americana de Ingenieros Civiles, en 2009, evaluó el estado de funcionamiento y seguridad de las centrales eléctricas, caminos, puentes, tránsito público, sistemas de trenes, presas, aeropuertos y sistemas de agua potable y desagüe en Estados Unidos. Según Brown, la calificación general fue de cinco sobre diez. Indica que esta Sociedad considera costaría 2.2 billones de dólares, en un periodo de cinco años, solo la restauración a buenas condiciones de la infraestructura existente.
Los sistemas básicos de distribución son necesariamente interdependientes, nos recuerda. Las centrales eléctricas requieren agua para su enfriamiento, el tratamiento del agua y el transporte público requieren electricidad. Además, todos estos sistemas necesitan de las tecnologías de información. Sin embargo, las administraciones actuales siguen desagregándolas física y jurisdiccionalmente en sectores diferentes y, desafortunadamente, la mayoría separa mentalmente a los sistemas públicos de los sistemas naturales de los que todos estos servicios provienen. El sistema de infraestructura es una extensión hecha por la humanidad de los flujos de petróleo, agua y desechos, así que su modelaje apropiado debe estar basado en la relación simbiótica de los ecosistemas naturales.
La propuesta de Brown consiste en colocar juntos y compartir usos de las facilidades y sus construcciones para ganar beneficios económicos y operacionales. Basados en una perspectiva holística, se debe reinventar una infraestructura posindustrial que esté sustentada con información ecológica. Por ejemplo, las zanjas que se caven y los túneles que se construyan deberán estar integrados y contener cables de electricidad con puntos de acceso compartidos para abasto de agua, gestión de desagües, ductos de gas, líneas telefónicas y servicios digitales. El uso masivo de estos sistemas unificados reducirá costos y además disminuirá interrupciones y ruido por la construcción continua de zanjas.
La autora presenta ejemplos puntuales de construcciones integradas. De particular interés es la “terminal de transporte” que está construyendo la Ciudad de San Francisco, Estados Unidos, y consta de cinco pisos que albergará autobuses regionales y líneas de trenes entre ciudades y de alta velocidad. También, tendrá en el techo un parque público de 2 hectáreas con conjuntos comerciales y habitacionales que esperan propicie el desarrollo de los espacios urbanos a su alrededor. El costo del proyecto es de 4,500 millones de dólares. Los “techos vivos” son diseños sustentables que combinan las funciones de los sistemas hechos por la humanidad y de los sistemas naturales en beneficio de ambos, asegura Brown: aíslan bien, colectan y tratan agua de lluvia, proveen enfriamiento local y espacio recreacional, y extienden la vida útil del techo.
Sin embargo, el paso fundamental es transitar de un pensamiento segmentado a uno que promueva la “eco-lógica” y el “produce más con menos”, y la colaboración de desarrollos en obras públicas entre las regiones, los municipios y las localidades. También, se deben reorganizar las agencias federales, estatales y municipales para garantizar que el desarrollo se planee y ejecute entre los sectores involucrados.
En Morelos necesitamos establecer políticas públicas que financien prioritariamente proyectos de transporte y de servicios públicos que sean multipropósito, contextualizados socialmente, con capacidad de recuperación económica y ambiental. La entidad financiadora debería ofrecer préstamos o créditos en impuestos que estén basados en criterios económicos, sociales y ambientales. Sería indispensable garantizar la coordinación dentro y entre los sectores involucrados. Hay que modificar nuestra actitud para avanzar.
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