La transición a la
producción y consumo de energías que contaminen menos el ambiente es
indispensable, no sólo por motivos de preservación de ecosistemas sino por
aspectos económicos y sociales. Se entiende como energías limpias tanto a las
convencionales que se produzcan y usen sin afectar el ambiente como a las
energías renovables. La producción de petróleo, gas natural y carbón será con
el tiempo más compleja tecnológicamente y su costo aumentará. Asimismo, su
transformación a combustibles y electricidad deberá contar con sistemas que
aseguren la no emisión de gases de efecto invernadero, que protejan la salud
humana y sostengan el desarrollo social. Esta transición es económicamente
viable y representa una gran oportunidad de negocios, aunque significa un
enorme reto financiero.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) publicó este
mes un avance de su reporte “Seguimiento del Progreso en Energías Limpias” (Tracking
Clean Energy Progress, Energy Technology Perspectives 2012 excerpt, OECD/IEA, 2012). Bo Diczfalusy, Markus,
Antonia Gawel, Cecilia Tam y Kevin Breen fueron personas claves para su
elaboración. La AIE propuso un escenario mundial en el que la temperatura del
planeta no subiría más de 2 grados centígrados por el Cambio Climático, llamado
2DS. Este reporte señala que la transición energética para alcanzar el
escenario 2DS es técnicamente posible, si los gobiernos emprenden ya políticas
públicas adecuadas y una diversidad de tecnologías energéticas limpias son
desarrolladas y puestas en operación a nivel mundial. Las preguntas claves son:
¿se están instalando tecnologías limpias con la suficiente rapidez? y ¿están las tecnologías emergentes avanzando
lo suficiente para tener un rol importante en la mezcla energética futura?
El reporte señala que pocas tecnologías energéticas
limpias están en la actualidad en el camino de alcanzar el escenario 2DS.
Durante la última década, sólo han reducido costos y han crecido las
instalaciones de sistemas eólicos en tierra (27 por ciento anual) y de sistemas
fotovoltaicos (42 por ciento anual). Otras tecnologías con potencial de reducir
el consumo de energía y las emisiones de CO2 están avanzando muy lentamente;
por ejemplo, los sistemas de captura y almacenamiento de carbón no alcanzan la
reducción necesaria en sus costos, la mitad de las plantas de generación de
electricidad a base de carbón que se están instalando tiene eficiencias
tecnológicas muy bajas, la eficiencia de los vehículos de combustión interna no
aumenta significativamente y no hay logros importantes en el incremento de la
eficiencia energética en los equipos utilizados en las edificaciones y las
industrias.
Para el año 2020, el reporte estima que será necesario
invertir a nivel mundial 24 billones de dólares (24 millones de millones de
dólares) en generación de electricidad, transporte, edificaciones y el sector
industrial dentro del crecimiento económico establecido en el escenario 2DS. El
mayor porcentaje corresponde al transporte con el 34 por ciento de la inversión
total, equivalente a más de 8 billones de dólares. También, proyectan habrá
1700 millones de nuevos vehículos en circulación. La inversión en edificaciones
alcanzará los 6 billones de dólares, de los cuáles la mitad será en el
reacondicionamiento de edificaciones en la región de la OCDE. En el sector
eléctrico se estima una inversión de 6.4 billones de dólares, de los cuales el
30 por ciento será realizado por China, igual a la inversión combinada de los
Estados Unidos y Europa.
Si se alcanzaran los objetivos establecidos en el
escenario 2DS en el 2020, a nivel mundial las emisiones de CO2 se reducirían
por más de 5000 millones de toneladas, lo que equivaldría a no haber quemado
7700 millones de toneladas de petróleo, indica el reporte. Asimismo, la
inversión adicional necesaria durante este periodo para alcanzar los objetivos
2DS sería de 5 billones de dólares y, al mismo tiempo, se ahorrarían 4 billones
de dólares por reducir el consumo de hidrocarburos. Entonces, el costo neto de
la transición a energías limpias sería de 1 billón de dólares al año 2020,
equivalente al 4 por ciento de la inversión convencional.
Una variedad de mecanismos financieros, tanto públicos
como privados, han sido identificados en el reporte para asegurar esta
transición energética. Las finanzas públicas deben ser el sustento para
desarrollar proyectos que sean susceptibles de apoyo por inversionistas
privados en estos nuevos mercados energéticos; en particular, para construir la
capacidad tecnológica de los países. Las asociaciones públicas y privadas deben
ser fomentadas desde el inicio, ya que son éstas las que pueden demostrar la
viabilidad tecnológica y abrir nuevos mercados. Algunos de estos mecanismos
financieros son: fondos de deuda, garantía gubernamental de deuda, créditos
para exportación, seguros de riesgo y bonos verdes gubernamentales.
En Morelos, la puesta en marcha de proyectos en el área
de energías limpias debe iniciar con un cuidadoso análisis de los riesgos
económicos y financieros involucrados. Una variedad de riesgos siempre son evaluados por los inversionistas y deben considerar
los de mercados y los regulatorios, antes y durante la construcción de las
obras. Los inversionistas buscan situaciones donde los riesgos puedan ser
entendidos, administrados y anticipados. Debemos establecer políticas públicas que
consideren tanto los riesgos en las inversiones como las barreras de los
mercados para crear ambientes propicios a la inversión privada.