La crisis financiera mundial que comenzó en 2007, y sigue resonando hoy
en día, es considerada por muchos economistas como la peor crisis financiera desde
la Gran Depresión de la década de 1930. Una de las principales lecciones que
podemos extraer de esta experiencia es que el funcionamiento de las economías
en la forma en que lo hemos hecho siempre, haciendo lo de siempre, claramente
no es una opción. Debemos cambiar de paradigma en nuestro desarrollo económico
y una opción viable es la economía verde, que es una propuesta alternativa y
mucho más sostenible de hacer negocios. Una economía verde se describe como una
economía que tiene como resultado mejorar el bienestar humano y la equidad
social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales e incrementando la
eficiencia de los recursos y, al mismo tiempo, que sea socialmente inclusiva.
El dilema al que nos enfrentamos entre la actual
economía convencional y una nueva propuesta de economía verde se ilustra mejor
a través de un influyente artículo escrito por Garrett Hardin, La Tragedia
de los Comunes, en 1968. Él describe un pastizal común en la que varios
agricultores permiten a su ganado pastar. Con el fin de aumentar la riqueza
individual, está en el interés de cada agricultor ampliar su rebaño y continuar
en el mismo pedazo de tierra. Pero después de que el umbral de un cierto número
de ganado se supera, la calidad de la tierra comienza a disminuir con cada vaca
añadida. Dado que nadie es individualmente responsable de la tierra y no se
cobra cuota para el pastoreo, cada agricultor sigue maximizando las ganancias
al aumentar el tamaño de su rebaño. El problema, sin embargo se mantiene en que
la calidad de la tierra se sigue degradando con la creciente presión de los
rebaños creciendo y pronto no hay suficiente pasto para alimentar a las vacas.
Los agricultores aumentaron su ganado y todos se beneficiaron al principio,
pero, al final, los medios de vida se acaban y todo el mundo pierde en este
escenario (http://www.unep.org/spanish/wed/greeneconomy).
La Coalición para la
Economía Verde (GEC, por sus siglas en inglés) se conforma por un conjunto
diverso de instituciones y sectores, tales como: organizaciones no
gubernamentales, institutos de investigación, organizaciones de Naciones
Unidas, empresas y sindicatos que se han unido porque la economía no está
entregando un ambiente limpio, ni una sociedad equitativa. La visión de la
Coalición es alcanzar una economía resiliente que provee una mejor calidad de
vida para todos dentro de los límites ecológicos del planeta y su misión es
acelerar la transición hacia una nueva economía verde.
Rula Qalyoubi escribió el pasado junio un artículo
para esta Coalición sobre “Los Siete Pasos hacia una Gobernanza Verde” (The seven steps towards green governance, http://greeneconomycoalition.org/know-how/seven-steps-towards-green-governance)
donde explica que lograr esta transformación sin tener sobresaltos en el camino
depende de condiciones vinculadas que son tanto necesarias como suficientes.
Éstas incluyen compromiso político, sustento legal y regulatorio, implantación
de instrumentos financieros, viabilidad tecnológica, formación de personas, establecimiento
de instituciones apropiadas y lenguaje común.
El
compromiso político presupone, según Qalyoubi, que las herramientas fiscales y
monetarias se están usando para alejar la economía del proceso de “negocios
como siempre”. Esto incluye invertir en investigación, desarrollo,
demostración, implantación y comercialización de diferentes tecnologías
renovables tanto en actividades de producción como de consumo.
Si
las políticas públicas y la toma de decisiones no están sustentadas en un
sólido marco de referencia legal, entonces sólo son de naturaleza ornamental,
asegura el autor. Las reformas legales requieren la revisión de las leyes
presentes y ajustar su jurisprudencia a través de directivas y
correcciones. En algunas áreas será
necesario fortalecer el sistema legal, tal vez comparando con las mejores
prácticas internacionales.
Las
autoridades pueden, si existe un cuerpo regulador, iniciar un cambio en el
paradigma de las políticas públicas a través de tres acciones simultáneas,
indica el autor: establecer mecanismos para prevenir el uso y el abuso de
recursos naturales; revaluar los incentivos y redirigir algunos fondos hacia
proyectos que provean de soluciones permanentes a los asuntos de seguridad
energética, y reducir el riesgo financiero asociado con las inversiones
privadas verdes mediante el apoyo gubernamental creciente a la investigación y
el desarrollo que incremente la eficiencia de los sistemas que se utilizan en
la actualidad y que apoye el desarrollo y la demostración de dispositivos,
equipos y sistemas que aprovechen a las energías renovables.
Aún
con suficientes instrumentos financieros funcionando, la selección de las
tecnologías renovables puede ser un reto. El autor propone tres pasos para
probar la selección de una tecnología por parte del gobierno: apoyar con fondos
a grupos de trabajo que debatan sobre el tipo de tecnología más adecuada a las
actuales condiciones geopolíticas y climáticas, invertir en la elaboración de
análisis de sensibilidad del funcionamiento de todas las tecnologías, y evaluar
de manera continua la competitividad de las tecnologías más prometedoras.
La
inversión para capacitar y formar personal es crucial y debe enfocarse al
saber-qué, saber-cómo y saber-por qué, señala el autor. Durante épocas de
crisis es especialmente importante que el gobierno financie la formación de los
cuadros expertos necesarios para poder salir de esta situación.
Los
ajustes institucionales son indispensables para adoptar y adaptar las
soluciones innovadoras, recuerda el autor. No sólo se debe fomentar e impulsar
a que otras instituciones aprovechen los sistemas eficientes y las energías
renovables, la administración pública central requiere incorporarse también al
cambio, tanto usando menos recursos naturales como siendo más eficientes o
incluso satisfaciendo parte de sus propias necesidades.
El
lenguaje común implica, de acuerdo al autor, la estandarización de metas,
indicadores y unidades de medida, así como un código unificado de prácticas,
acreditación de productos y servicios, y procesos consolidados y acordados en
todos los niveles de gobierno para impulsar los asuntos verdes.
En Morelos, confiamos
que el nuevo gobierno facilitará la puesta en marcha de la economía verde por
medio del diálogo con los sectores privados y sociales; ya que es la forma más
directa de impulsar un desarrollo económico sólido que respete al ambiente e
incremente el bienestar de nuestra sociedad.
1 comentario:
Muy interesante y la perspectiva de la propuesta, considero debe fundarse principalmente en la educación básica, para generar conciencia y cuando las acciones gubernamentales se den en este gobierno que comienza, entonces vengan las nuevas generaciones a consolidar los simientos que en este momento deben darse. Efectivamente hacer negocios, el paradigma es; de la mano con el planeta. Saludos. Atte. Luis Alcalá O.
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