Saber si el planeta Marte es habitable por el ser humano es un gran reto
científico, tecnológico, administrativo y social. Intentar responder las
preguntas que han ido surgiendo durante muchos años en las etapas de
planeación, programación y puesta en marcha de proyectos específicos ha sido un
reto enorme a las teorías geofísicas y geológicas, a las prácticas de ingeniería
aeroespacial, a la gestión administrativa de macro proyectos y a la innovación
social, entre otras áreas. Los avances alcanzados en estos proyectos han
impactado positivamente la generación y uso de conocimientos para mejorar la
vida de los humanos en nuestro planeta; por ejemplo, ciclos climáticos, sistemas
electrónicos y de control, equipos de comunicación, combustibles mejorados,
materiales avanzados, análisis de costos y programación de eventos consecutivos.
Los científicos y tecnólogos involucrados en estos proyectos comparan la
exploración de Marte con el descubrimiento de América a finales del siglo XV;
añadiremos que con la ventaja de la no existencia de pobladores que sufran una
colonización.
La Administración Aeroespacial de Estados Unidos
(NASA, por sus siglas en inglés) estableció en 1965 un programa para explorar al
planeta Marte que ha revelado un mundo extrañamente familiar aunque lo suficientemente
diferente para no saber cómo funciona ese planeta (http://mars.jpl.nasa.gov/programmissions/overview/).
Como la Tierra, Marte tiene casquetes polares formados de hielo, nubes en su
atmósfera, patrones estacionales de clima, volcanes, cañones y otros rasgos
geográficos que nos son comunes. Sin embargo, en las tres últimas décadas, las
naves espaciales enviadas han mostrado que Marte es rocoso, frío y estéril
debajo de su cielo color rosado. El terreno desolado de este planeta parece ser
el resultado de un mundo donde hubo muchos volcanes activos, cayeron meteoros
que produjeron cráteres muy profundos y grandes inundaciones dejaron sus
huellas permanentes.
El objetivo principal de
este programa de la NASA es entender, con base en la ciencia, si Marte fue, es
o puede ser, un mundo habitable. Para averiguarlo, se deben entender como evolucionaros los
procesos geológicos, geofísicos y climáticos, entre otros, para dar forma a
Marte y su entorno a través del tiempo, así como la forma en que interactúan en
la actualidad (http://mars.jpl.nasa.gov/programmissions/science/).
No sabemos todavía si Marte alguna vez desarrolló o mantuvo
una biosfera; es decir, un entorno en el que la vida podía prosperar.
En la Tierra, todas las formas de
vida necesitan agua para sobrevivir. Es probable, aunque no
seguro, que si existió vida en Marte, lo hizo en presencia de una fuente grande
de agua. Por lo tanto, se van
a buscar evidencias de vida en las zonas donde pudo haber agua líquida estable
y, también, por debajo de superficies donde todavía podrían existir hoy en día.
Además de agua líquida, la vida también necesita energía. Por lo
tanto, las futuras misiones también estarán en la búsqueda de otras fuentes de
energía que la luz solar, ya que la vida en la superficie de Marte, es poco probable
dada la presencia de "súper óxidos" que rompen las moléculas orgánicas
basadas en carbono, en las que se basa la vida como la conocemos.
El actual clima marciano está regulado por los cambios
estacionales de las capas de hielo de dióxido de carbono, el movimiento de
grandes cantidades de polvo de la atmósfera y el intercambio de vapor de agua
entre ésta y la superficie. Uno de los patrones
climáticos más dinámicos en Marte es la generación de tormentas de polvo que se
producen habitualmente en la primavera del hemisferio sur. Estas tormentas pueden crecer hasta abarcar todo el planeta. La comprensión de cómo
estas tormentas se desarrollan y crecen es un objetivo de futuros estudios
climáticos. Monitorear
esta información durante un año marciano completo (687 días terrestres) ayudará
a entender cómo se comporta Marte a lo largo de su ciclo estacional y guiará
hacia la comprensión de como ocurrieron los cambios del planeta durante
millones de años.
Conocer plenamente el
medio ambiente marciano es fundamental para intentar la exploración humana
directa de este planeta. Marte carece de una capa
de ozono, que en la Tierra nos protege de dosis letales de radiación solar
ultravioleta. También, se debe conocer el
efecto de los súper óxidos y otros químicos que existan en la superficie sobre
los materiales y equipos utilizados por los astronautas. Además, se deben
desarrollar técnicas avanzadas de entrada,
descenso y aterrizaje que reduzcan los efectos de la fuerza de la gravedad
sobre los módulos de aterrizaje.
La nave “Curiosity”, que
es el vehículo explorador de planetas más avanzado de la NASA hasta el momento,
debió haber “amartizado” (aterrizado en Marte) hoy lunes 6 de agosto a las 00:31, con el fin de
iniciar dos años de un trabajo científico detectivesco sin precedentes (http://mars.jpl.nasa.gov/msl/participate/).
Se consideraba que lograr posar a esta nave en la superficie de Marte era la misión
de la NASA más difícil en la historia de la exploración planetaria con robots. Durante
un período crítico que sólo duraría aproximadamente siete minutos (también
conocido como "los siete minutos del terror"), la nave espacial debe
disminuir su marcha de alrededor de 21,000 kilómetros por hora para permitir
que el vehículo explorador se pose sobre la superficie marciana a una velocidad
de aproximadamente 3 kilómetros por hora. Además, durante estos minutos no
habría contacto directo entre el centro de control en la Tierra y la nave;
cientos de sucesos deberían ocurrir correctamente, muchos de estos con una
precisión de segundos, y todos controlados autónomamente por la nave espacial.
Durante las primeras semanas después del “amartizaje”,
los controladores de la misión en la Tierra someterán al vehículo explorador a
una serie de revisiones y actividades destinadas a caracterizar su
funcionamiento en Marte; mientras tanto, aumentarán gradualmente las
investigaciones científicas. Más tarde, “Curiosity” comenzará a investigar si
ha sido o no el interior del cráter Gale de Marte (un área a la que
históricamente se la ha asociado con la presencia de agua) un ambiente propicio
para la vida microbiana.
En Morelos, debemos
impulsar a la ciencia, la tecnología y la innovación para asimilar los
beneficios de estos macro proyectos internacionales e impulsar el bienestar de
nuestra sociedad.
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