En el sector energético de México y del mundo, las
decisiones que se toman hoy tienen repercusiones por varias décadas, ya que los
procesos involucrados toman muchos años en materializarse: identificar,
cuantificar y explorar reservas, y diseñar, construir y poner en marcha la
infraestructura requerida para obtener la energía primaria, su transformación a
energéticos secundarios y su distribución hasta la puerta de los usuarios,
entre otros. Las decisiones que toman PEMEX y CFE comprometen las finanzas
nacionales también por décadas. Así, se considera en la actualidad, si queremos
avanzar en un desarrollo sustentable, que debemos diseñar nuestra sociedad en
el futuro de largo plazo y, entonces, realizar las acciones pertinentes para
alcanzarlo, en particular los aspectos económicos y energéticos.
Eric
Martinot, director de investigación del Instituto sobre Políticas para la
Energía Sustentable en Japón (ISEP, Institute for Sustainable Energy Policies)
fue el autor principal de un reporte sobre los futuros globales de las
energías renovables al año 2050. La organización de dicho reporte se debe a la
Red de Políticas para Energías Renovables en el Siglo 21 (REN21 – Renewable
Energy Policy Network for the 21st Century) y el propio ISEP (REN21. 2013. Renewables Global Futures Report, Paris:
REN21). El reporte pretende responder dos preguntas: ¿Qué pensamos sobre el
futuro de las energías renovables? y ¿Cuál es el rango de posibilidades
creíbles de ese futuro? No pretende dar una visión o posición preferida, sino
un panorama simplificado de un rango amplio de posibilidades y formas de
pensar. Además, pretende ser una herramienta educativa y de discusión y, también,
un marco de referencia para pensar sobre el futuro.
El
autor recopiló información de un gran número de fuentes: entrevistas con 170
expertos de 15 países, tanto industriales como tecnólogos, investigadores y
financieros; con autoridades y actores importantes en 20 ciudades; con
participantes en talleres de discusión exprofeso en India, Marruecos y
Sudáfrica; con el análisis de más de 50 escenarios energéticos de largo plazo
publicados por agencias internacionales acreditadas, compañías energéticas e instituciones
de investigación; recopilando las metas oficiales de todos los países; acciones
de largo plazo publicadas por gobiernos locales o municipales; reportes
corporativos anuales y otra información de las mayores compañías energéticas
mundiales; y una variedad de artículos y referencias publicadas a nivel
mundial.
El
mundo obtiene entre el 17 y 18 por ciento de su energía de fuentes renovables,
a partes iguales entre la biomasa tradicional y las renovables modernas, establece
el reporte. En 2011, 30 países obtenían más del 20 por ciento de su energía
total a partir de renovables, incluyendo a Austria, Brasil, Chile, Dinamarca,
Finlandia, Islandia, Nueva Zelanda, Noruega, Perú, Filipinas, Portugal,
Rumanía, Suecia, Uganda y Uruguay. La Unión Europa y Estados Unidos están en 12
por ciento. Francia, Alemania, Italia, España y otros están arriba del 10 por
ciento y Japón en 6 por ciento.
Los
escenarios energéticos al 2050, publicados entre 2010 y 2012, han sido
clasificados, en el reporte, como conservadores, moderados y pro-renovables. La
participación de las energías renovables, como porcentaje del consumo total de
energía, en los escenarios conservadores está entre 15 y 20 por ciento y han
sido publicadas por compañías petroleras, algunos grupos industriales, la
Agencia Internacional de Energía (IEA) y la Agencia de Información Energética
de los Estados Unidos. Los escenarios moderados muestran participaciones en el
rango de 25 a 40 por ciento y han sido publicados también por la IEA y por el
Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC). Los escenarios
pro-renovables presentan participaciones de las energías renovables entre 50 y
95 por ciento y han sido publicados también por la AIE, la Evaluación Global de
Energía (GEA), el IPCC y GreenPeace.
Muchos
de los entrevistados, indica el autor, consideran que una alta participación de
las energías renovables es posible y que es un asunto de elección, no
tecnológico o económico. En particular, los expertos preocupados por el Cambio
Climático consideran que es una necesidad la alta participación de las
renovables para alcanzar las metas en la reducción de la emisión de gases de
efecto invernadero. Se requiere de una Transición Energética, que implica un
cambio en la forma de vida, y esto se refleja en las metas nacionales que
algunos países se han establecido: en Dinamarca, al 2020, la participación de
las renovables en el sector eléctrico será de 50 por ciento y de 40 en el
térmico, y en el 2050 será de 100 por ciento en ambos, y en Alemania, las
participaciones serán en el sector eléctrico del 35 por ciento en el 2020 y del
80 por ciento en el 2050.
El
problema principal que señala el reporte para tener una alta participación de
energías renovables en el largo plazo es el financiamiento. Se plantea que los análisis
deben estar centrados en el riesgo financiero y en la definición de portafolios
energéticos que reduzcan riesgos, más que en los tradicionales de costo y
beneficios tecnológicos. También, se proponen nuevas formas de financiamiento,
a través de: propiedad comunitaria, fondos de pensión o nuevos instrumentos
para reducir riesgos financieros.
Finalmente,
la transición se llevará a cabo por la elección y percepción de los
consumidores, no por decisiones estrictamente técnicas o económicas, apunta el reporte.
Por ejemplo, qué tipo de vehículos se comprarán, si estarán integrados al
sistema energético de la vivienda y si estarán en posibilidad de balancear al
sistema eléctrico regional. Pensar en sistemas energéticos completos, donde se
integran a la energía, el transporte, la vivienda, la industria, la eficiencia
energética y los equipos de uso final de la energía, facilitará el
aprovechamiento masivo de las energías renovables.
En
Morelos, debemos asumir la integración de sistemas como método de planeación,
no sólo de manera sectorial y tecnológica, sino a niveles institucional, de
políticas públicas, de negocios, social y ambiental. El Estado puede y debe
administrar, a través de alianzas público-privadas, los recursos energéticos en
beneficio de los morelenses.
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