Presentamos en este espacio, en diciembre del 2012,
el reporte de la Agencia Internacional de Energía (AIE) para alcanzar un
sistema energético limpio en el año 2050 (Energy Technology Perspectives
2012: Pathways to a Clean Energy System, Executive summary, International
Energy Agency, © OCDE/AIE, 2012). Este documento muestra claramente que la
utilización integrada de tecnologías claves ya existentes posibilitaría disminuir
la dependencia de combustibles fósiles importados o de recursos nacionales
limitados, disponer de electricidad con bajo contenido de carbono, mejorar la
eficiencia energética y reducir las emisiones en los sectores de la industria,
del transporte y de edificios. Esto frenaría el crecimiento vertiginoso de la
demanda de energía, reduciría las importaciones, reforzaría las economías nacionales
y, con el tiempo, haría disminuir drásticamente las emisiones de gases de efecto
invernadero.
Recientemente,
la AIE publicó un reporte sobre el avance en la utilización de las energías
limpias, planteadas en documento descrito en el párrafo anterior, intitulado
“Rastreando el Progreso de las Energías Limpias 2013” (Tracking Clean Energy
Progress 2013: IEA Input to the Clean Energy Ministerial. International Energy
Agency, © OECD/IEA, 2013). Presenta el avance de las tecnologías claves
para impulsar las energías limpias –entendidas como aquellas que emiten en su
operación mucho menos bióxido de carbono que los hidrocarburos. En particular,
responden tres preguntas: ¿cuál es el porcentaje de uso de estas tecnologías a
nivel global?, ¿qué se está haciendo para impulsar los mercados necesarios? y
¿cuál es la eficiencia que cada tecnología ha alcanzado? La medida de avance en
este reporte, como en el anterior, está referenciada a la consecución, o no, de
alcanzar un escenario en el año 2020 que permita un aumento máximo de la
temperatura atmosférica global de 2 grados centígrados (Escenario 2GC). La
principal conclusión de este reporte es que los países no están haciendo el
progreso suficiente para alcanzar esta meta.
El
reporte señala, en particular, que sólo los esfuerzos en las energías
renovables por los países emergentes han tenido éxito, aunque débil, ya que a
pesar de las turbulencias económicas, políticas e industriales en el 2012,
creció la potencia instalada de las tecnologías fotovoltaica (42 por ciento) y
eólica (19 por ciento), así como de la biomasa y la hidráulica, con relación al
2011. Sin embargo, la oferta de energía global sigue dependiendo de energéticos
sucios, ya que el carbón sigue dominando la generación de electricidad y creció
un 6 por ciento entre 2010 y 2012 y la mitad de este crecimiento fue con
plantas que emplean tecnologías ineficientes. Además, el cambio significativo
de carbón por gas sólo se está realizando en Estados Unidos, ya que el precio
del gas de lutita es menor al del carbón y al del gas natural. También, el uso
de reactores nucleares para generar electricidad sigue detenido por problemas
económicos, por falta de mejoras en seguridad y por una opinión pública
negativa. Finalmente, la tecnología de captura y almacenamiento de carbón sigue
sin arrancar por falta de proyectos de demostración que requieren grandes
fondos públicos de inversión.
En
el sector del transporte existe una ventana de oportunidad para alcanzar las
metas del Escenario 2GC, indica el reporte. Las ventas mundiales de autos
eléctricos híbridos rompieran la cifra de un millón en el 2012, con un
incremento del 43 por ciento respecto al 2011; para alcanzar las metas al 2020
se requieren incrementos del 50 por ciento cada año. Con relación a los autos
totalmente eléctricos, las ventas mundiales se duplicaron en el 2012,
alcanzando la cifra de 100,000, y para alcanzar las metas al 2020 se requieren
incrementos del 80 por ciento cada año. Además, el nivel en la eficiencia de
combustibles para coches familiares llega a variar 55 por ciento entre países,
dependiendo de las normas y estándares en operación; esto implica un gran
potencial de ahorro de energía y disminución de emisiones de bióxido de carbono
con tecnologías que son comerciales.
La
inversión pública en investigación, desarrollo y demostración (IDD) en el área
de la energía debe triplicarse, asegura el reporte. En los ochentas alcanzó un
máximo de 10 por ciento de la inversión total en investigación, mientras que en
la última década bajó al 3 ó 4 por ciento. Los gobiernos agrupados en la AIE
han preferido invertir en defensa, salud, programas espaciales e investigación en
universidades de carácter general. Sin embargo, la inversión en IDD en energía
tiene grandes beneficios; por ejemplo, de las 14 innovaciones más importantes
en fotovoltaicos, durante las últimas tres décadas en Estados Unidos, 9 fueron totalmente
financiadas por el sector público, 4 fueron desarrolladas con apoyo
gubernamental y 1 por empresa privada.
La
Unión Europea estima una tasa interna de retorno del 15 por ciento, de 2010 a
2030, por la inversión en IDD en su Plan Estratégico de Tecnología Energética,
afirma el reporte. También, el Departamento de Energía de los Estados Unidos
declaró que entre 1978 y 2000 invirtió un total de 17,500 millones de dólares,
principalmente en IDD para eficiencia energética y combustibles fósiles, que produjo
un retorno de 41,000 millones de dólares.
En
Morelos, es necesario revisar todos los procesos de innovación en la cadena
productiva para impulsar el aprovechamiento de las energías renovables, por
medio de una combinación de apoyos directos a la IDD (por ejemplo, fondos,
préstamos y créditos en impuestos), de apoyos a la innovación de las empresas
(por ejemplo, capital de riesgo, consorcios público-privados, redes de
innovación e inicio de actividades emprendedoras) y de políticas públicas que
amplíen los mercados de energías renovables (fijación de precios, compras
gubernamentales, estándares de funcionamiento energético mínimos, etiquetas de
eficiencia y metas obligatorias).
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