La tributación es un componente esencial de las políticas públicas. Los impuestos
son la fuente fundamental, tal vez la mejor, de financiamiento de los programas
de gasto público y establecen vínculos fuertes entre los ciudadanos y sus
gobiernos. Si están adecuadamente diseñados, los sistemas impositivos pueden
mejorar la gobernanza, la transparencia y la rendición de cuentas. También, los
impuestos pueden ser un poderoso instrumento para promover la equidad, apoyar
la inversión, y acelerar la productividad y el crecimiento económico.
Ana Corbacho, Vicente Fretes
Cibils, y Eduardo Lora, del Banco Interamericano de Desarrollo, editaron el
libro “Recaudar no basta: Los Impuestos como instrumento de desarrollo” (ISBN
978-1-59782-166-7. HD72.D48 2013. © Banco Interamericano de Desarrollo). En
este documento se analizó la tributación en América Latina y el Caribe bajo la
perspectiva del desarrollo. Si bien se reconoce que la recaudación de ingresos
es un objetivo central de la política tributaria, se ha subrayado que los
impuestos tienen que ver con algo más que los ingresos. Considerando la perspectiva del desarrollo, los
autores han presentado una visión general del estado de los impuestos en la
región y de la necesidad de reformarlos, teniendo en cuenta en sus propuestas
las limitaciones económicas, institucionales y políticas que condicionan los
procesos de reforma.
América Latina y el
Caribe es la región del mundo donde los ingresos fiscales han aumentado más en
las dos últimas décadas, desempeñando un rol clave los factores políticos e
institucionales en la definición de estas tendencias, señala el documento. Sin
embargo, en general, en la mayoría de los países la tributación aún genera
menos recaudos de lo que correspondería al nivel de desarrollo y a las
necesidades no satisfechas de gasto en programas sociales y de inversiones en
infraestructura. Salvo pocas excepciones, la movilización de mayores ingresos
tributarios debería ser un objetivo prioritario para los países de la región.
También hay un amplio margen para
mejorar los sistemas tributarios en otras dimensiones deseables, plantea el
documento: para que los impuestos sirvan de amortiguador ante la volatilidad
macroeconómica, para que promuevan la eficiencia y la equidad, para que las
obligaciones tributarias sean sencillas y fáciles de cumplir, para que los
regímenes tributarios sean eficaces y para que haya una adecuada
descentralización tributaria. La región ha adoptado diversas reformas
tributarias. Sin embargo, dichas reformas a menudo se han producido en el
contexto de crisis macroeconómicas, impulsadas por la urgente necesidad de
recaudar más ingresos. La próxima generación de reformas tributarias no puede
soslayar otros objetivos fundamentales que deben cumplir los sistemas fiscales,
teniendo una clara perspectiva de futuro. A la luz de los diversos desafíos a
los que se enfrenta la mayoría de los países en el mediano y largo plazos, es
esencial avanzar pronto y con algunas reformas de envergadura. Entre los
desafíos, el documento prioriza la necesidad de aumentar los niveles de ahorro
e inversión nacionales, y fortalecer el capital humano y la productividad total
de los factores, fuentes todas de crecimiento sostenible y competitividad
internacional.
Unas cuantas reformas de
cierto calibre contribuirían a que los sistemas tributarios de la región se
conviertan en poderosos instrumentos de desarrollo, indica el documento: una
reforma del impuesto sobre la renta personal debería procurar mejorar su
recaudación, su poder redistributivo y su potencial estabilizador, y disminuir
su sesgo antilaboral; las prioridades de reforma a la recaudación del impuesto
a las sociedades deberían tener más que ver con la eficiencia y la equidad
horizontal que con la movilización del ingreso; el impuesto al valor agregado debería
seguir siendo el caballo de batalla de los sistemas tributarios, que ya tiene recaudos
casi comparables a los de los países miembros de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos, por ser relativamente eficiente y fomentar
el ahorro y no perjudicar la competitividad externa; y los impuestos
ambientales bien diseñados pueden reducir “males” como la contaminación y las
emisiones de gases de efecto invernadero y, también, pueden promover la
eficiencia en el uso de recursos escasos como la energía y el agua,
contribuyendo de paso a generar ingresos fiscales.
En la mayoría de los países de
América Latina y el Caribe los gobiernos subnacionales, sobre todo en el nivel
regional, pero también en el local, carecen de fuentes tributarias adecuadas,
asevera el documento. En principio, los impuestos subnacionales deberían reunir
ciertas características deseables, tales como la baja movilidad de la base
tributaria, la ausencia de efectos secundarios adversos en otras
jurisdicciones, y la facilidad de cumplimiento. Ninguna fuente tributaria reúne
todas las características deseables, de forma que es preciso un cierto compromiso
entre el objetivo de aumentar el recaudo y los posibles efectos indeseables de
los impuestos.
En Morelos, debemos dar
puntual seguimiento tanto a los objetivos generales de recaudar ingresos,
redistribuir el ingreso y fomentar la eficiencia, como a los detalles de la
administración y la implementación de la regulación, a niveles estatal, municipal
y federal. Es imprescindible reconocer que los impuestos no sólo conforman una
fuente de recursos fiscales, sino que deben constituir un instrumento de
desarrollo.
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