En varias ocasiones hemos definido a las ciudades
como sistemas complejos, donde la unión de los elementos produce mayores
ganancias que la suma de cada uno. Existe una vinculación exitosa que permite la
creación de empleos y el crecimiento económico, en el marco de un desarrollo
sustentable. Buenas estrategias de planeación urbana son la base para tener
ciudades donde convivan y trabajen adecuadamente los ciudadanos. Sin embargo,
es necesario incorporar al conocimiento en todas las actividades de una ciudad
para lograr que ésta sea habitable; es decir, adaptativa, colaborativa,
eficiente, segura, acogedora y sustentable.
Gerard M.
Mooney, de IBM Corporation, escribió
el capítulo “Urban Challenges: The Way
Forward”, en el documento “LIVABLE
CITIES OF THE FUTURE: Proceedings of a Symposium Honoring the Legacy of George
Bugliarello”, editado por Mohammad Karamouz and Thomas F. Budinger (National Academy of
Engineering and NYU Polytechnic School of Engineering, ISBN
978-0-309-30009-4,
Copyright 2014 by the National Academy of Sciences). Los objetivos del documento son presentar las
mejores prácticas y estrategias innovadoras para el desarrollo sustentable de
zonas urbanas, así como impulsar la evolución de la Ciudad de Nueva York como
un laboratorio real de innovación urbana.
La
ciudad es normalmente las mayores contribuyentes al producto interno bruto de
un país y, debido a su importancia, es fundamental que se definan con precisión
las inversiones necesarias para convertirla en una de clase mundial y poder
competir globalmente, señala el autor. Se puede identificar al motor económico
de una ciudad por el tipo y calidad de su infraestructura. Los miembros de la
ciudad deben decidir lo que ésta debe ser: identificar su marca. El primer paso
en este proceso es articular los objetivos principales de la ciudad en términos
de competitividad económica y social al identificar las fortalezas
diferenciadas que atraerán habilidades, conocimiento y creatividad; elaborar
una estrategia que enfatice estas fortalezas al mismo tiempo que se crean las
capacidades potenciales; y priorizar inversiones en aspectos centrales como
transporte, servicios públicos, educación, seguridad pública, salud, energía,
sostenibilidad ambiental y planeación urbana, todas alineadas por la
estrategia.
Las
políticas públicas de la ciudad deben estar sostenidas en las habilidades,
creatividad y conocimiento que impulsen su desarrollo, plantea el autor. Estos tres
atributos son de creciente importancia en la economía global y es crítico que
se cree un ambiente que los apoye y promueva. Un ambiente así atrae talento
internacional al incrementar la calidad de los servicios y que se adecuen a los
cambios en la demanda; crea una base de talentos doméstica al ofrecer servicios
educativos y de capacitación e invierte en infraestructura educativa; permite
mejores oportunidades de trabajo y crecimiento económico para los ciudadanos al
usar la recolección de información para identificar los cambios en la oferta y
demanda de la fuerza laboral y de sus habilidades; promueve la creación de
empresas e inversiones que incrementen la capacidad económica para generar,
absorber y comercializar innovación y creatividad; y retiene la base de
talentos existente para minimizar la “fuga de cerebros” y, al contrario,
impulsa el flujo neto de inmigrantes con calificaciones profesionales de
calidad.
Las
ciudades que invierten en educación y capacitación tienen un mayor número de
personas con habilidades, talento y conocimiento que realmente mejoran las
posibilidades de incrementar la prosperidad. Asegura el autor que existe una
fuerte relación positiva entre la inversión en educación superior y el nivel de
prosperidad y pujanza económica: estima que en Estados Unidos un año adicional
en el nivel de educación implica una ganancia en ingresos del 10 por ciento,
aproximadamente. También, sugiere la existencia de evidencia empírica que
vincula a la educación, la investigación, el desarrollo tecnológico, la innovación
industrial y el crecimiento económico.
Existen varios casos en el mundo
donde las industrias, las universidades y los gobiernos han trabajado juntos
para lograr aumentar el número de empleos bien remunerados e impulsar un
desarrollo económico real en ciudades y regiones, indica el autor. El gobierno
invierte en la infraestructura, actual y futura, de un proyecto que es
compartido por varias empresas con experiencia innovadora en el tema, y la o
las universidades aportan al grupo de investigación y desarrollo con el
conocimiento básico y aplicado necesario. En estos casos fueron creados miles
de empleos altamente calificados. Es imprescindible una sólida vinculación
entre industria, universidad y gobierno.
En Morelos, debemos enfrentar decididamente los
retos y amenazas que tienen nuestras ciudades para su desarrollo. Es
fundamental modernizar la infraestructura y establecer pactos de colaboración
entre los diferentes sectores para lograr que nuestras ciudades sean
habitables.