La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) ha propuesto que un
proyecto de igualdad y desarrollo en el futuro requiere de una articulación
virtuosa entre instituciones y estructuras: políticas industriales capaces de
articular agentes públicos y privados para elevar la inversión y modificar la
composición sectorial en aras de mayor productividad; gobernanza y aprovechamiento
de nuestras ventajas comparativas en recursos naturales para construir una
economía diversificada con fuerte incorporación de conocimiento, de alto valor
agregado y con mayor potencial inclusivo en el mundo del trabajo; regulación y
encauzamiento de la expansión del consumo para armonizar la provisión de
servicios públicos con el consumo privado, en consonancia con la sostenibilidad
ambiental, y construcción de una estructura tributaria y de gasto público
socialmente sostenible para lograr un alto impacto redistributivo y una
expansión del desarrollo de capacidades hacia el conjunto de la sociedad.
En mayo de este año, la CEPAL publicó el
documento “Pactos para la igualdad: Hacia un futuro sostenible, 2014”, que fue
coordinado por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, con la
colaboración de Antonio Prado, Secretario Ejecutivo Adjunto, Martín Hopenhayn,
Director de la División de Desarrollo Social, y Verónica Amarante, Directora de
la oficina de la CEPAL en Montevideo (Distr. general • LC/G.2586(SES.35/3) •
ISBN 978-92-1-121849-7 • Abril de 2014 • © Naciones Unidas • Impreso en
Santiago). El documento plantea en diversas esferas los dos grandes retos que
enfrenta el desarrollo en América Latina y el Caribe, a saber, lograr mayores grados
de igualdad y procurar sostenibilidad en la dinámica del desarrollo, de cara a
las nuevas generaciones.
El documento presenta un resumen sobre
restricciones a la sostenibilidad en materia social, económica, ambiental y de
gobernanza de los recursos naturales, y los desafíos que plantean en las opciones
estratégicas de desarrollo. Además, incluye el análisis de las brechas que se
refieren a medios y capacidades (ingresos, condiciones de vida, salud y
educación), pero también se incorpora el reconocimiento y los aspectos
relacionales, tales como la conexión a redes o el nivel de segregación
educacional y espacial, entendiéndose éstas como potentes herramientas para
asegurar el reconocimiento recíproco y las condiciones sociales que potencien
la autonomía y la solidaridad entre distintos grupos de la sociedad.
Finalmente, analiza el mundo del trabajo como espacio fundamental en la
concepción de igualdad, ya que el trabajo no es sólo el lugar en que pueden
reducirse brechas de ingresos y de acceso a la seguridad social, sino también
un espacio fundamental para el reconocimiento recíproco mediante la interacción
social, la extensión de la sociabilidad hacia ámbitos no domésticos y el
desarrollo de potencialidades en aras de la mayor autonomía de las personas.
En un momento de
profundos cambios en las correlaciones entre el Estado, el mercado y la
sociedad, y ante un amplio espectro de necesidades y demandas sociales insatisfechas,
el pacto social es un elemento fundamental, establece el documento. Entre las
transformaciones sociales cabe destacar el aumento de la participación de
organizaciones no estatales —desde redes sociales hasta manifestaciones de
protesta—, y cierto desencanto con la participación política institucional,
reflejada en el cuestionamiento de los partidos políticos o de las instancias
tradicionales de representación como el poder legislativo. Lo anterior se
combina con crecientes exigencias al Estado, especialmente después de la crisis
financiera mundial de 2008-2009, y con un mayor protagonismo del Estado frente
a un saldo histórico que dejó en evidencia el fracaso del rol auto regulador
del mercado. El mundo empresarial no ha estado exento de estas preocupaciones y
debe participar en los procesos de negociación y compromisos. Esos procesos son
los que, sin soslayar la existencia de conflictos legítimos entre los
componentes del cuerpo social, permitirán avanzar hacia una nueva articulación
entre diversos actores sociales y políticos.
La visión de largo plazo
compartida y los compromisos recíprocos asumidos por la vía de un pacto social
pueden contribuir a que los actores políticos y sociales tengan expectativas
convergentes y una mayor apropiación de las propuestas, lo que favorecerá el
establecimiento de políticas e instituciones social y políticamente sostenibles
con una implementación más viable, asegura el documento. Además, los pactos
sociales pueden dar viabilidad política a reformas institucionales cuando los
procesos de consulta y negociación combinan la articulación de sectores políticos
y sociales mayoritarios con la definición de posiciones más claras y
ampliamente compartidas por los representantes de esos sectores. De esta manera
puede lograrse una acumulación gradual de fuerzas que aumenta su capacidad de
incidencia política. Este mismo proceso puede contribuir a flexibilizar las
posiciones de actores con poder de veto, especialmente en la medida que se
adopte una visión de largo plazo de beneficios compartidos. De este modo es
posible alcanzar amplias mayorías e incluso consensos, si bien debido a los
diferentes intereses, valores y percepciones de los distintos actores pueden
surgir graves conflictos que requieran prolongadas negociaciones.
Las formas concretas en
que se manifiestan los pactos sociales son muy variadas, desde esfuerzos por
refundar el Estado o compromisos compartidos que se impulsan en momentos de
crisis y ante cuestionamientos de paradigmas establecidos, hasta acuerdos que,
sin modificar las obligaciones tradicionales que asumen los ciudadanos
—aceptación de la legitimidad del ejercicio del poder, la imposición de
obligaciones por parte del Estado, la renuncia a la violencia privada y la
aceptación del monopolio estatal de la coerción—, pueden involucrar procesos de
cambio incremental, señala el documento. En los casos de cambio incremental los
pactos surgen de manera menos conflictiva pero pueden tener un impacto
transformador de mediano y largo plazo. Cabe distinguir entre pactos sociales
amplios, con la participación de fuerzas sociales y políticas de un extenso
espectro, y pactos de élite en que participa un limitado número de dirigentes.
Las diferencias no siempre son tan claras puesto que la concreción de ambos
pactos requiere de un número relativamente reducido de portavoces políticos que
son los que finalmente realizan las negociaciones.
La CEPAL propone varios
pilares de transformación en la orientación del desarrollo en la región que
considera a la igualdad en el centro, al cambio estructural como el camino y a
la política como el instrumento. En la actualidad, se trata de reorientar las
políticas hacia un fuerte dinamismo de la inversión para asegurar una relación
virtuosa entre crecimiento, productividad y sostenibilidad ambiental por la vía
de la incorporación del conocimiento a la producción y la generación de un alto
valor agregado; mejorar la inclusión al mundo del trabajo y promover una mayor
convergencia entre reformas tributarias y políticas sociales, con un claro
sesgo redistributivo para reducir las diversas formas de desigualdad que
enfrenta la región; equilibrar la expansión del consumo privado con la
provisión oportuna de servicios públicos de calidad, lo que mejora la cohesión
social y la sostenibilidad ambiental, e instituir la adecuada gobernanza de los
recursos naturales en aras de una mayor diversificación productiva,
ambientalmente sostenible y con efectos positivos sobre el empleo y el bienestar.
Los ámbitos susceptibles
de pactos que se indican en el documento incluyen una amplia diversidad de políticas:
pacto para una fiscalidad con vocación de igualdad; pacto para la inversión, la
política industrial y el financiamiento inclusivo; pacto para la igualdad en el
mundo del trabajo; pacto para un mayor bienestar social y mejores servicios
públicos; pacto para la sostenibilidad ambiental; pacto para la gobernanza de
los recursos naturales; y pacto de la comunidad internacional por el desarrollo
y la cooperación más allá de 2015.
En Morelos, debemos
establecer pactos sociales específicos para, con una visión de futuro y
centrados en el principio de equidad, identificar acciones presentadas en este
y otros documentos que sean pertinentes a nuestro estado e implantarlas de
manera inmediata, con la finalidad de incrementar el número de empleos bien
remunerados, garantizar la salud, ampliar la educación de calidad, proteger al
ambiente, impulsar el conocimiento científico, y lograr la paz social.
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