publicado en La Jornada Morelos el 23 de junio de 2014.
Uno de los retos más importantes a nivel
mundial es cómo alimentar a los 9 billones de personas que se proyecta vivirán
en el año 2050. Es un problema que se debe resolver de forma conjunta entre
autoridades, científicos, profesionistas y el público general, y al mismo
tiempo deben de planearse las acciones con etapas intermedias, por ejemplo al
2030. Un hecho prometedor, aunque poco considerado, es el enorme potencial que
tiene el pescado para asegurar la alimentación de los más pobres. Por un lado,
la pesquería, en general, se ha dedicado a capturar pocas variedades,
sobre-explotando las zonas más prometedoras del planeta. Por otro, la acuicultura
en su mayoría cría variedades que sólo la clase media puede adquirir, aunque ha
permitido que sea más accesible a los consumidores en todo el mundo. El
desarrollo sustentable de esta industria requiere proteger las áreas naturales
de captura y para cría, desarrollar tecnologías más eficientes y competitivas
que se adapten a diversas condiciones locales y sean adoptadas en variadas
condiciones socio-económicas, y lograr que sea un producto al alcance de los
estratos más pobres de la sociedad.
El Banco Mundial
publicó, en diciembre de 2013, un reporte sobre la pesquería y la acuicultura
en el año 2030 (FISH TO 2030: Prospects for Fisheries and Aquaculture. WORLD BANK REPORT NUMBER 83177-GLB. © 2013 International Bank for
Reconstruction and Development / International Development Association or The
World Bank). El
reporte utiliza modelos económicos para analizar la oferta y la demanda de
pescado para consume humano y encontrar la tendencia en su balance mundial; así
como las oportunidades, en especial de los países en desarrollo, para mejorar
la gestión de las pesquerías y la acuicultura con la finalidad de cubrir la
demanda de peces como alimento humano de manera sustentable.
Durante la últimas
tres décadas, la producción de peces ha aumentado, tanto de pesquerías (69 a 93
millones de toneladas anuales) como de acuicultura (de 5 a 63 millones de
toneladas anuales), señala el reporte. A nivel mundial y en 2011, el pescado
representaba el 16.6 por ciento de la oferta de proteína animal y el 6.5 por
ciento de toda la proteína para consumo humano. El pescado contiene un
usualmente bajo contenido de grasas saturadas, carbohidratos y colesterol, y
además provee no sólo proteínas de alto valor sino una amplia gama de
micronutrientes esenciales, incluyendo vitaminas, minerales y omega-3. Incluso
en pequeñas cantidades, una dieta con pescado puede lograr la seguridad
alimentaria y nutricional. Sin embargo, en algunos países y para ciertas
especies, la acuicultura se expande a expensas del ambiente natural y la
pesquería de captura utiliza tecnologías que logran grandes volúmenes con
enormes ineficiencias y también daños al ambiente marino.
Con base en la
tendencia de captura, en pesquería y acuicultura, y consumo de pescado de 115 países o regiones
y con un programa de simulación numérica que considera el crecimiento y el ingreso de la población, este reporte
ofrece una visión al año 2030 de la oferta y demanda de este alimento a nivel
mundial, y permite analizar diferentes políticas públicas y el efecto de
eventos relevantes. Los análisis consideran de manera permanente tres temas
prioritarios: la salud de los cardúmenes para la pesquería de captura a nivel
mundial; el papel de la acuicultura para completar la demanda de pescado no
cubierta por la pesquería y, potencialmente, para reducir la presión en la
oferta de pescado capturado por pesquería, y las implicaciones de cambios
globales en los mercados de pescado, ya sea por el efecto del cambio climático
en la producción o por el efecto del consumo en zonas como China o África
sub-sahariana.
El reporte establece que la acuicultura
continuará cubriendo la creciente demanda global de pescado frente a una
captura estable por las pesquerías. Para el año 2030, el modelo predice que la
oferta de este alimento será cubierta en un 60 por ciento por la acuicultura y,
a partir de esa fecha, dominará aún más a la captura por pesquería.
Consecuentemente, es imperativo para la economía y la alimentación mundial asegurar
un desarrollo exitoso y sustentable de la acuicultura global. La inversión en
esta área debe considerar toda la cadena de valor industrial. Las políticas
públicas deben proveer un ambiente de negocios que apoye la innovación
tecnológica de la acuicultura, en áreas como insumos, genética y crianza,
salud, procesamiento del producto, y mercadeo y distribución. También, es
necesario que se desarrolle a la pesquería, tanto en su tecnología de captura y
procesamiento como en reformas a la gobernanza que permitan recuperarse a las
innumerables zonas sobre-explotadas del planeta.
En Morelos, debemos impulsar
con mayor decisión el fortalecimiento de la acuicultura, al establecer un
programa científico, innovador y comercial. Se han logrado grandes avances en
esta área. Sin embargo, tenemos los conocimientos, el clima y a los
inversionistas necesarios para hacer que esta industria sea aún más destacada a
nivel nacional y posicionarla como elemento fundamental de nuestra seguridad
alimentaria y nutricional.
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