La administración de la basura proveniente de las casas, comercios e industrias es uno de los problemas más importantes que tienen asignados por ley los municipios. Su acumulación en calles o depósitos abiertos causa graves problemas de salud, ambientales, de seguridad, económicos y sociales. Ya en 1999 el Instituto Nacional de Ecología (INE), recomendaba transitar de un enfoque centrado en la recolección y disposición de la basura a un manejo integrado de la gestión de desechos, que requiere atención a cinco componentes claves: Reducir, Reusar, Recuperar, Reciclar y tratar los Residuos. Desafortunadamente, la mayoría los municipios en México y Morelos no han cambiado su enfoque, aunque ahora cambien el nombre a la basura por desechos sólidos municipales.
Sin embargo, es posible establecer un sistema integrado y sustentable para el manejo de los desechos urbanos (ISWMS, por sus siglas en inglés), como lo impulsa el Programa de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, con recomendaciones presentadas por Waste, empresa privada con base en Holanda. Es integrado porque utiliza todo el rango de opciones para la colecta y tratamiento en sus diferentes escalas en el hábitat (inmueble, vecindario y ciudad); al hacer participar a todos los actores involucrados, ya sean gubernamentales o no, formales o informales, orientados a las ganancias o no, y al considerar las interacciones entre el sistema de gestión de desechos y otros sistemas urbanos. Y debe ser sustentable porque es apropiado a las condiciones locales donde opera, desde perspectivas técnicas, sociales, económicas, financieras, institucionales y ambientales.
Cada tipo de hábitat tiene sus propios subsistemas de recolección y disposición y de recuperación de recursos. Para la recolección y disposición, al inmueble, como fuente generadora, le corresponde almacenar, al vecindario le corresponde recolección primaria y almacenaje temporal, y a la ciudad le corresponde recolección secundaria, almacenaje de transferencia, recolección terciaria y disposición final y tratamiento. Para la recuperación de recursos, al inmueble le corresponde la prevención y separación y reuso local; al vecindario le corresponde recolección primaria, selección y pretratamiento, reuso, reciclado y composteo, y a la ciudad le corresponde selección y pretratamiento, recolección secundaria, reuso, reciclado y composteo.
Para la puesta en marcha de un ISWMS es imprescindible conocer a los actores involucrados, todos aquellos grupos e individuos que tienen intereses, generalmente muy diversos, en su gestión. Un análisis de actores, definiendo sus roles e intereses es un prerrequisito. Usualmente, dichos actores se pueden clasificar en tres sectores: la comunidad, que quiere disponer de los desechos que genera; el público, que es responsable de la limpieza y la higiene pública, y el privado, que son las compañías formales o no interesadas en la gestión.
Los actores pueden tener un amplio rango de papeles: residentes, separando los desechos en su casa y poniéndolos en la banqueta para recolección; administradores comunitarios, participando en el diseño de los servicios, reclutando trabajadores y estableciendo las tarifas de uso; clientes, pagando por los servicios; y monitores, que supervisan la operación de los servicios. De suma importancia es la participación de las organizaciones comunitarias, las organizaciones no gubernamentales, los centros de investigación y las universidades. El involucramiento de todos los actores es fundamental ya que se logrará un comportamiento más responsable, un mejor cuidado del ambiente y una mayor voluntad por los usuarios para pagar, entre otros beneficios.
Como cualquier sistema requiere de un conjunto de indicadores de desempeño para identificar si se cumplirán o no los objetivos y metas establecidos; por ejemplo, los técnicos, cantidad de desechos recolectados por área de la ciudad, durabilidad del equipo, existencia de un sistema separado para desechos peligrosos, mecanismos de mantenimiento preventivo; los ambientales, cantidad y porcentaje de desechos reciclados, extensión de la contaminación en aire, suelo y agua, cantidad de energía y recursos naturales ahorrados por reciclar; los financieros, nivel del costo de recuperación, costo total de los servicios prestados, productividad de los trabajadores; los socioeconómicos, porcentaje de la cobertura del servicio, condiciones de trabajo, satisfacción de los usuarios por área; los institucionales, grado de formalización del sector informal, éxito de mecanismos de retroalimentación para los ciudadanos; y los administrativos, grado de descentralización de la toma de decisiones y de manejo de los fondos y monto del presupuesto municipal, estatal y federal dedicado a la gestión de los desechos sólidos urbanos.
Hace cuatro años los gobiernos municipal y estatal se equivocaron y establecieron un manejo económico de la basura: recolectarla y depositarla. Hoy, deben tomar la oportunidad de implantar un sistema integral y sustentable para la gestión de los desechos sólidos urbanos. Muchas ciudades del mundo lo están haciendo.
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