publicado en La Jornada Morelos el 8 de noviembre de 2010
"La hora de la igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir”, es el título de un documento que publicó la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en mayo de 2010, que fue coordinado por Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL. La propuesta, que los autores sometieron a la consideración de los gobiernos de América Latina y el Caribe, plantea un futuro deseable para la región, más igualitario en cuanto a oportunidades y derechos, más dinámico y menos vulnerable en cuanto a su economía, que el círculo vicioso del subdesarrollo se transforme en un círculo virtuoso del desarrollo.
En general se habla de alcanzar la equidad entre las personas y las sociedades: equidad de acceso a la educación, a la salud y a la alimentación, entre otras áreas prioritarias. Existen por lo menos dos razones para no pensar en alcanzar la igualdad, por el lado práctico, la enorme brecha económica, social, cultural y ambiental que existe entre diferentes sectores de la población y, por el lado genético, la diferente capacidad individual para enfrentar el mismo tipo de retos. Sin embargo, de inicio, los autores se preguntan: ¿Por qué hacemos nuestro el valor de la igualdad? y responden: porque creemos interpretar un reclamo histórico largamente sostenido y postergado en las sociedades latinoamericanas y caribeñas. Aseguran que al mismo tiempo que la igualdad respira, como valor positivo, en la memoria histórica de la región, se ha visto sistemáticamente negada por esa misma historia. Y establecen que la desigualdad recorre cinco siglos de discriminación racial, étnica y de género, con ciudadanos de primera y segunda categoría y que la modernización actual está hecha sobre la base de la peor distribución del ingreso del mundo.
Su propuesta es hablar de igualdad teniendo como referencia otro gran valor: la democracia. Consideran que una democracia de baja calidad y con poca participación de los más diversos actores en espacios de deliberación difícilmente forja una voluntad política para avanzar hacia una mayor igualdad.
Los autores plantean que la ecuación que está por escribirse contiene a las siguientes variables: Estado, política, fiscalidad y pactos sociales. Sus líneas de acción corresponden a establecer una nueva articulación entre el Estado y la sociedad, a crear una nueva arquitectura estatal, a entender la clave fiscal del vínculo entre Estado e igualdad, y a comprender la importancia de los pactos sociales para la igualdad y el desarrollo estratégico.
Su proceso de reconstrucción de la relación entre el Estado y la sociedad supone establecer una comunidad ética, política y socioeconómica que ponga en el centro la cuestión de la igualdad, por lo que se requiere que las sociedades restituyan la centralidad de los siguientes tres valores esenciales: el interés general y la provisión de bienes públicos, el valor de la visión estratégica concertada, y para privilegiar los anteriores, el valor de la política. Enfatizan que el modelo centrado en el mercado autorregulado ha puesto un énfasis desmedido en la figura del consumidor, en desmedro de la figura del ciudadano.
Las grandes orientaciones para cerrar brechas y abrir caminos hacia la igualdad requieren de una nueva arquitectura estatal, que permita posicionar al Estado en el lugar que le corresponde en la conducción de las estrategias de desarrollo de los países de la región, nos plantean. La calidad y eficiencia de nuestros mercados dependerán, en gran medida, de la calidad y probidad de los Estados para regularlos por medio de mecanismos apropiados de control, incentivos y orientación.
Con respecto al gasto, nos recuerdan las tres funciones tradicionales de la política: proveer bienes públicos (esto es, impulsar el proceso político mediante el cual estos bienes se encuentran disponibles), realizar ajustes en la distribución del ingreso y contribuir a la estabilización macroeconómica.
La operatividad de las propuestas anteriores resalta la importancia de construir pactos sociales para avanzar en la nueva ecuación entre Estado, sociedad y mercado que se propone en el documento citado. Sin la legitimidad y solidez política que ofrecen los acuerdos entre los diversos actores, señalan, las reformas propuestas corren el riesgo de quedar confinadas en el cajón sellado del voluntarismo y las buenas intenciones. El contenido, los actores y las modalidades sólo pueden definirse en el análisis de situaciones concretas.
Finalmente nos recuerdan que es necesario tener en cuenta la profundidad de las tendencias estructurales, que suponen un verdadero cambio de época, entre las que cabe mencionar las cuatro que siguen: el cambio climático, el cambio tecnológico y la llamada sociedad del conocimiento, la dinámica demográfica con sus vertientes de crecimiento numérico y de distribución por edades, y el cambio cultural frente a la globalización.
Llegan a las conclusiones cada vez más citadas de que hay funciones cuya responsabilidad atañe sólo al Estado para velar por el bien común y la cohesión social, y que el mercado por sí solo no produce igualdad ni bienes públicos y tampoco se ocupa de la situación a largo plazo. Por eso plantean estas acciones fundamentales, como un abanico de oportunidades para aplicarse según cada contexto nacional.
2 comentarios:
Revisando bitácoras y efemérides, descubrí que hace dos años y un día, desde Crear Futuros se hacía esta reflexión sobre la igualdad/equidad. A la distancia, que tanto consideran hemos avanzado?
Nada!!!!
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