Nos estamos acostumbrando a escuchar cifras multimillonarias en los presupuestos de egresos del sector público, tanto federal como estatal. ¿Qué se podrá hacer con 3.5 millones de millones de pesos a nivel nacional en 2011? Es muchísimo dinero; sin embargo, considere que equivale a ejercer 85 pesos por mexicano cada día y, lo peor, es que la inmensa mayoría ya está etiquetada para sueldos de los servidores públicos, gastos de operación y mantenimiento de servicios públicos, y pagos del servicio de la deuda nacional e internacional, entre otros. A nivel del estado de Morelos, el presupuesto de egresos para el 2011, aprobado por nuestro Congreso, es de 16 mil 500 millones de pesos, aproximadamente, que corresponde a ejercer 25 pesos diarios por morelense y, además, sólo del orden del 10 por ciento es posible utilizar para actividades nuevas. Los presupuestos públicos, sean mucho en número o poco para las necesidades de desarrollo de los mexicanos, deben ser ejercidos para realizar acciones específicas que se hayan identificado como prioritarias y de manera eficiente y transparente.
Nick Manning y Pedro Arizti, del Banco Mundial, escribieron un capítulo sobre la “Institucionalización de la cultura del desempeño en el sector público: Desarrollo del marco para el presupuesto basado en la información de desempeño”, en el libro Mejorando la calidad del gasto público a través del uso de información de desempeño en México, que a su vez es parte de la serie denominada “México: La calidad del gasto público” elaborada a solicitud del Banco Mundial y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México.
Los autores consideran que los países latinoamericanos (siendo México un buen ejemplo) han operado de manera sub-óptima, caracterizada ésta por bajos niveles de tributación, de gasto y de calidad en la provisión de los servicios públicos. Los mecanismos de rendición de cuentas y de generación y uso de información de desempeño también han sido débiles, y el público ha tendido a ver con escepticismo la eficacia y eficiencia general del sector público. Proponen que la institucionalización del uso de información de desempeño por parte de los encargados de tomar decisiones en la administración pública puede romper este círculo vicioso.
En general, nos señalan, que el término desempeño se utiliza para expresar que los logros importan tanto como la probidad y eficiencia en el uso de los recursos, que existe un estándar que se espera que tanto administradores como agencias lleguen a alcanzar, y que las mejoras gerenciales serán dirigidas hacia ese fin. Y también que las típicas medidas del desempeño incluyen los productos y servicios entregados, y su calidad, la eficiencia (costo sobre producto), la productividad (producto sobre insumo) y los objetivos de la política alcanzados, o los resultados. Las medidas sobre resultados pueden ser intermedias (consecuencias directas del producto) y finales (atribuibles en forma considerable al producto). Otras medidas del desempeño incluyen la efectividad (contribución del producto al resultado deseado) y la relación costo-efectividad (costo sobre resultado).
Las medidas basadas en resultados son medidas válidas para el desempeño únicamente en la medida en que exista una clara relación causal entre los resultados del individuo o la agencia y las medidas. La introducción del presupuesto basado en la información de desempeño depende de aspectos políticos tanto como de aspectos puramente técnicos.
Concluyen que, en México, los esfuerzos para introducir información sobre resultados y desempeño como parte del proceso presupuestario no han logrado lo que se esperaba: las instituciones de la Administración Pública Federal (APF) son gestionadas principalmente por procesos, y tienen pocos estándares acordados como para permitirles contar con referencias sobre el desempeño tanto de las instituciones como de sus programas; la proliferación de informes, con información fragmentada y duplicada, ha resultado en que la información esté devaluada para la toma de decisiones, y finalmente, los sistemas para administrar las finanzas públicas tienen múltiples plataformas de información y bases de datos, y no existe una supervisión en tiempo real sobre el ejercicio del gasto público que abarque desde el compromiso al pago, pasando por el devengado.
El gobierno federal mexicano ha incorporado el Sistema de Evaluación del Desempeño (SED) en la elaboración de los Presupuestos en Base a Resultados (PBR). Este marco legal abarca los diferentes niveles del gobierno: federal, estatal y municipal, y deberá estar en funcionamiento en el año 2012. Los autores mencionan que la introducción del PBR-SED en la APF, ha impulsado a diversas entidades federativas a instituir reformas al marco jurídico estatal en materia de presupuesto, gasto y contabilidad, destacando al respecto los avances logrados en Aguascalientes, Baja California, Campeche, Coahuila, Colima, Chiapas, Chihuahua, Distrito Federal, Guanajuato, Hidalgo, Querétaro, Michoacán, Tabasco, Tamaulipas, y Yucatán.
Y en Morelos, ¿cómo vamos con la evaluación del desempeño en el gasto público? Debemos conocer no sólo el número de obras realizadas y la cantidad de inversión ejercida, es imprescindible que la sociedad esté segura que los proyectos se diseñaron para satisfacer necesidades específicas de los morelenses, que los logros son de calidad y que se alcanzaron de manera eficiente, eficaz y proba.
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