Para los países en desarrollo es fundamental
encontrar mecanismo que permitan vincular a los pequeños productores rurales
con los mercados formales y también lograr que los consumidores de pocos
ingresos compren bienes y servicios modernos y de calidad. En el área de
servicios energéticos se deben formar alianzas público-privadas que mejoren el
sistema de abastecimiento y permitan que los pobres tengan acceso a
electricidad y calor de proceso para servicios de salud, educación,
transformación del sector agropecuario y actividades culturales y sociales.
Emma
Wilson, Rachel Godfrey Wood y Ben Garside, escribieron el artículo intitulado
“¿Energía sustentable para todos? Conectando a las comunidades pobres con
servicios modernos de energía” (IIED Sustainable Markets Linking Worlds
Series, Working Ppaper No 1, Sustainable energy for all? Linking poor communities to modern energy
services. ISBN 978-1-84369-865-4,©International Institute of Environment and
Development 2012.
www.iied.org, consultado el 20 abril 2013) que explora mejoras en
modelos de abasto y en asociaciones multisectoriales para llevar a los pobres
servicios modernos de energía, de manera económica y sustentable.
Los
modelos de abasto de energía son la combinación de tecnología, financiamiento y
administración que se necesitan para entregar energía a los usuarios, definen
los autores. Estos modelos de abasto pueden ser diseñados como empresas,
proyectos de desarrollo o programas gubernamentales; sin embargo, la innovación
en los elementos clave del modelo hará posible que se impulse un desarrollo
sustentable. Plantean un marco analítico que permite identificar cuatro
elementos prioritarios para llevar servicios de energía a los pobres y, al
mismo tiempo, determinar las acciones que deben realizar los diversos actores
del sistema: contexto socio cultural de la comunidad huésped, tal como cohesión
de la comunidad, preferencias culturales, expectativas del servicio público
propuesto, habilidades locales y estructuras de liderazgo; ambiente facilitador,
determinado por las normas e incentivos dispuestos por el gobierno y por bancos
y agentes financieros; modelo de abasto, que es diseñado e implantado por el
proponente del programa o proyecto energético, y servicios adicionales de
apoyo, que son necesarios para incrementar la sustentabilidad global de los
modelos de abasto de energía enfocados a los pobres, al ayudar a superar barreras
existentes en los mercados.
El
modelo de negocios específico, propuesto por los autores, para este sistema de
abasto de energía tiene dos funciones claves: producción, que incluye las
actividades productivas, los recursos y los actores principales, y la mercadotecnia,
que considera a los diferentes consumidores, las relaciones entre ellos y los
canales de distribución. Un elemento fundamental es la inexiste o pequeña
capacidad de pago de los consumidores a los que se enfocan estos servicios
energéticos. Por lo tanto, es imprescindible identificar el valor de la
propuesta, que en el caso de programas o proyectos para los más pobres debe
considerar ventas a los no tan pobres, así como su incidencia en programas más
amplios de beneficio social; tales como, reducción a la pobreza, protección de
bosques y mejoras a la salud, entre otros. El valor de dicha propuesta, además
de enfocarse a los pobres, también debe apuntar a los productores y
distribuidores que tendrán beneficios económicos. Finalmente, es indispensable
que el modelo de abasto mantenga un balance sostenible entre costos e ingresos,
por lo que es crucial el establecimiento de tarifas, costeo de productos y
aplicación estratégica de subsidios para implantar servicios enfocados a los
pobres.
Para
alcanzar la propuesta de valor descrita en la implantación y operación
sostenible de servicios modernos de energía, los autores señalan tres elementos
claves. Primero, los recursos, tanto físicos como intelectuales, humanos y
financieros, siendo estos últimos los más importantes para iniciar un proyecto;
ya que es importante el uso de fuentes de energía locales, como biomasa,
viento, agua y el sol, así como emplear recursos humanos e intelectuales de la
región. Además, se debe considerar el desarrollo de cadenas de valor inclusivas
para el diseño y producción de bienes e infraestructura. Segundo, adecuar a las
condiciones locales las actividades normales de los casos de negocio, que
incluyen diseño, producción, investigación de mercados, mercadotecnia y
administración; ya que será necesario llevar a cabo procesos participativos y
de apoyo para incorporar a los pobres a que puedan colaborar plenamente en los
proyectos. Tercero, los socios, que en un proyecto enfocado a los pobres no
serán los de un negocio convencional, serán los gobiernos, agencias
internacionales, organizaciones no gubernamentales, empresas sociales y las
propias comunidades.
El
acceso económico a los servicios es el tema crucial en la cobertura de las
necesidades de los pobres, aseguran los autores, por lo que los costos deben
mantenerse al mínimo sin comprometer la calidad, durabilidad y seguridad. Los
subsidios y financiamiento a fondo perdido son siempre imprescindibles y se
deben establecer de manera precisa, transparente y sostenible.
En
Morelos, debemos reconocer que la puesta en marcha de un sistema moderno de
abasto de energía para los pobres requiere de una planeación diferente a la
convencional y de la colaboración de los sectores publico, privado y social, en
apoyo a la comunidad. También, es necesario crear un ambiente facilitador de políticas,
normas y servicios que estén acordes con el contexto socio cultural de sus
preferencias, cohesión y organización. Finalmente, asegurar que el éxito del
abasto de energía se debe medir en función de los beneficios que los pobres
alcancen para impulsar su desarrollo sustentable.
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