Al tratar el tema
de la igualdad en Latinoamerica, debemos recordar la propuesta de Alicia Bárcena,
Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL),
manifestada en La hora de la igualdad (CEPAL,
2010) de tener un
Estado que garantice un entorno macroeconómico adecuado para prevenir y
enfrentar la volatilidad; promueva el progreso cientifico y tecnologico; reduzca
las disparidades territoriales en capacidades productivas, en articulación con
mercados ampliados, en mayor convergencia en el acceso a los servicios y en
menores desigualdades en los niveles de bienestar; impulse políticas activas y
pasivas en el ámbito del empleo, a fin de proteger contra el desempleo, cerrar brechas
de ingresos laborales como mecanismo clave de promoción de la igualdad e
incrementar las tasas de participación y las tasas de empleo; intervenga de
manera más decidida en el ámbito social, para garantizar mayor acceso al
bienestar y mayor desarrollo de capacidades de quienes se encuentran en
situación de mayor rezago y vulnerabilidad, y juegue un rol protagónico para velar
por más democracia y más igualdad, dos caras de la misma moneda.
La CEPAL publicó
recientemente el documento intitulado “Prospectiva y desarrollo: el clima de la
igualdad en América Latina y el Caribe a 2020” (Publicación de las Naciones
Unidas
, LC/G.2579
, Copyright © Naciones Unidas, octubre de 2013), cuya
elaboración estuvo a cargo de Luis Mauricio Cuervo y Jorge Máttar, del Instituto Latinoamericano y del
Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES). Esta publicación registra
la culminación de un proceso de análisis con visión de futuro y marca la
apertura de nuevos desafíos y compromisos. Da cuenta del resultado de una
amplia encuesta a especialistas de la región acerca del futuro previsible de
las brechas de igualdad identificadas en los documentos La hora de la
igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir, publicado en 2010, y Cambio
estructural para la igualdad: una visión integrada del desarrollo,
publicado en 2012, y delinea los escenarios tendencial, ideal y de ruptura.
El documento se divide en ocho
secciones, la primera de las cuales es la Introducción. En la segunda sección
se describen brevemente los fundamentos de la prospectiva y sus semejanzas y
diferencias con respecto a la planificación propiamente dicha. En la tercera se
identifican los principales hitos de la evolución del quehacer prospectivo en
América Latina. La cuarta contiene un breve recuento y balance de los estudios
de prospectiva económica realizados en todo el mundo. En la quinta se describen
el proceso de elaboración y lo que se consultó a especialistas en el desarrollo
de América Latina y el Caribe, con el propósito de conocer sus pronósticos
sobre la evolución de las brechas de la igualdad en la década de 2010. En las
tres últimas secciones (sexta, séptima y octava) se presentan tres escenarios
sobre la igualdad en la región, basados en los resultados de la encuesta. Estos
tres escenarios corresponden al “futuro más probable”, al “futuro ideal o más
deseable” y a una situación de “ruptura”.
El
futuro más probable de las brechas de igualdad se podría resumir en una sola
frase: desempeño socioeconómico aceptable sin cambio estructural. En
cuanto al crecimiento económico, el pronóstico revela un optimismo con respecto
a la situación que se daría en un contexto de ausencia de cambios, expresada en
tasas de crecimiento del PIB. En efecto, el 63 por ciento de los encuestados
estima que durante los próximos diez años el crecimiento del PIB per cápita
será superior a un promedio del 2 por ciento. Según el 86 por ciento de las
estimaciones, América del Sur seguirá creciendo a un mayor ritmo que México,
Centroamérica y el Caribe, cuyo comercio continuará orientado a los Estados
Unidos. El 64 por ciento considera altamente probable (más del 70 por ciento de
probabilidad) que América del Sur profundice su especialización en la
exportación de materias primas. Finalmente, según la mayoría de los encuestados
el cambio climático continuará o se agudizará y se acentuarán sus impactos en
el ámbito social (el 77 por ciento opina que se incrementara la pobreza), en la
agricultura (el 85 por ciento estima un impacto negativo) y en la energía (el
50 por ciento prevé un impacto negativo).
El
futuro más deseable consistió en determinar si en los pronósticos que ofrece la
encuesta se prevé un acercamiento a la situación deseable o una desviación de ésta.
Con esta interpretación en mente, la situación prevista podría resumirse en la
siguiente frase: futuro social moderadamente promisorio sin transformación
integral. Hay un marcado contraste entre las dimensiones sociales y las
restantes. Mientras las primeras son las únicas que presentan pronósticos
significativos de acercamiento al ideal, del 30 al 50 por ciento; en las demás
dimensiones estos apenas superan el 20 por ciento. En efecto, se estima que la
heterogeneidad productiva, las disparidades territoriales y las diferencias de
crecimiento entre América del Sur y el resto se mantendrán invariables o
incluso se alejarán aun más de lo deseable. En cambio, la probabilidad de que
el empleo, las brechas sociales y la estructura fiscal se acerquen a la
situación deseable es mayor, aunque nunca supera el 50 por ciento.
En los escenarios de ruptura, la imagen del
futuro se basa en la clasificación de las respuestas de acuerdo con criterios
diferentes a los empleados en los casos anteriores. En éste solo se tomaron en
consideración las preguntas cuyas respuestas pudieron clasificarse en dos
categorías: continuidad o cambio. No se tomó en cuenta el significado preciso
de lo que esta continuidad significa (empeoramiento o mejoramiento de una
situación dada). En términos globales, las respuestas revelan que la polaridad
entre los cambios sociales relativamente positivos y los poco halagüeños
resultados en materia productiva tiene márgenes de variación más reducidos que
en el resto de los componentes, es decir la economía mundial, las disparidades
territoriales y el empleo. En lo relacionado con la economía mundial, los
ámbitos identificados por los participantes como los que plantean mayores
interrogantes, caracterizados por una mayor incertidumbre y una menor
previsibilidad son los relacionados con el ritmo de crecimiento económico
mundial, de China y de América Latina. En contraste, los ámbitos cuya evolución
se considera más previsible y menos sujeta a incertidumbre son las brechas de
crecimiento entre América del Sur y el resto del mundo, la estructura de las
exportaciones con predominio de productos primarios, la tasa de inversión
agregada y la orientación de México y Centroamérica hacia el mercado de los
Estados Unidos. El margen probable de cambio de todos los aspectos de la
convergencia productiva se considera relativamente limitado, lo que indica que
domina el pronóstico de continuidad de las tendencias actuales.
En Morelos, debemos ratificar la
rectoría del Estado para llevar los ritmos de crecimiento hacia sus mayores
potencialidades y promover un patrón de crecimiento hacia un mayor dinamismo
productivo y una menor vulnerabilidad en el ámbito laboral, al acelerar cambios
en la matriz productiva hacia la mayor incorporación de progreso técnico y,
complementariamente, impulsar políticas decididas para reducir las brechas de
productividad entre los distintos sectores y niveles de la estructura
productiva.
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