El uso eficiente de la energía consiste en la producción de bienes y
servicios con reducción de costos, contaminación y uso de recursos naturales, e
incremento en la eficiencia, calidad y productividad. Esto se puede lograr a
través de la implantación de diversas medidas e inversiones a nivel
tecnológico, de gestión y de hábitos culturales. También, se puede considerar
a la eficiencia energética como la fuente de energía convencional más
importante del futuro ya que, en general, la reducción del consumo de un barril
de petróleo es más económica que producirlo y transportarlo. Además, todo plan
para llevar a cabo una transición a energéticos renovables está sustentado en
el establecimiento previo de un programa que reduzca el consumo de combustibles
y electricidad en los sectores del transporte, industrial, doméstico, servicios
y agropecuario.
Claudio Carpio, consultor de la
División de Recursos Naturales e Infraestructura, elaboró con la colaboración y
bajo la supervisión de Manlio F. Coviello, Jefe de la Unidad de Recursos
Naturales y Energía, ambos de la Comisión Económica para América Latina
(CEPAL), el documento intitulado “Eficiencia energética en América Latina y el
Caribe: avances y desafíos del último quinquenio”, que fue preparado para el
cuarto Diálogo Político Regional en Eficiencia Energética, celebrado en
noviembre de 2013, en México, D.F. y organizado por la CEPAL en conjunto con el
Gobierno de México, gracias a la contribución del Ministerio Federal para el
Desarrollo Económico de Alemania (BMZ) y la Agencia Alemana de Cooperación
Técnica (GIZ) -LC/W.562. Copyright ©
Naciones Unidas, noviembre de 2013. Éste tiene como objetivo analizar la
evolución de los programas y acciones nacionales, tanto de la situación como de
las perspectivas, avances y desafíos de la problemática de la eficiencia
energética, relacionadas a la promoción y desarrollo de la eficiencia
energética en los 27 países de América Latina y el Caribe miembros de la
Organización Latinoamericana de la Energía (OLADE).
En términos generales, el
documento establece que se percibe una clara mejora en la atención y dedicación
de la mayoría de los países acerca de la problemática de la eficiencia
energética. Buena parte de esto se debe al convencimiento de que el cambio
climático es una realidad y que una de las formas más eficaces para contribuir
a la mitigación de sus efectos es aplicar políticas costo–efectivas de eficiencia
energética. La amplia gama y la capacidad efectiva de actores públicos y
privados relacionados a la promoción y desarrollo de programas de eficiencia
energética en países de la región es función de cuatro variables principales:
a) apoyo político de los gobiernos, b) continuidad en el esfuerzo y en las
estructuras que atienden el tema, c) capacidad de acceder a financiamiento y d)
capacidad de informar acerca de “qué se puede hacer” en cada sector de consumo
para desarrollar acciones de eficiencia energética. En materia de recursos y
mecanismos de financiación de los programas de eficiencia energética, en la
mayoría de los países gran parte de los fondos aplicados a la promoción y
desarrollo de la eficiencia energética proviene principalmente de los presupuestos
nacionales, lo que supone en general importantes limitaciones en su cometido.
Del análisis de la
información, el documento plantea que la calidad de las estadísticas e indicadores
de desempeño que permiten cuantificar resultados de los programas nacionales de
eficiencia energética continúa siendo, a la fecha, insuficiente. Sin embargo,
para superar esta carencia, CEPAL está trabajando en el tema de los indicadores
de eficiencia energética en el ámbito del programa regional BIEE (Base de
Indicadores de Eficiencia Energética para América Latina y el Caribe),
siguiendo el proceso técnico–político y la lógica de funcionamiento del
programa ODYSSEE de la Comisión Europea, con la expectativa de generar un conjunto
de indicadores específicos que permitan determinar la evolución de los
programas nacionales de eficiencia energética, analizar los resultados y —como
consecuencia— tomar las decisiones de política que correspondan.
En cuanto a las barreras
que dificultan el desarrollo sistemático de actividades y programas de eficiencia
energética en la Región, el documento identifica las siguientes: falta de
continuidad de las instituciones relacionadas; perfil muy bajo del sector
encargado; asignación de mayor importancia institucional a los sectores
relacionados al medio ambiente y al cambio climático; insuficiente conocimiento
en todos los estratos sociales acerca de qué acciones pueden realizarse, qué
beneficio económico se obtendría y qué tecnologías podrían aplicarse para
mejorar el uso de la energía; precios poco accesibles de tecnologías;
insuficiencia de regulaciones efectivas; subsidios a las tarifas de la energía;
decisiones relacionadas a invertir o no en proyectos considerando únicamente el
costo inicial de un equipo o producto; ineficiencias de control aduanero en el
impedimento del ingreso de equipos, productos y vehículos de baja eficiencia; desconfianza
del mundo financiero sobre la rentabilidad de las inversiones en este tipo de
proyectos; ausencia de un mercado financiero preparado para manejar este tipo
de contratos; e insuficiente desarrollo en la implementación masiva de la ISO
50001 sobre gestión de la energía.
En Morelos, debemos
considerar que la mera existencia de normas y recomendaciones sobre eficiencia
energética no garantiza de manera alguna su mejor uso. Es necesario un
desarrollo y aplicación sistemática de actividades, proyectos y programas
adaptados a la realidad de nuestro estado, que además consideren las razones
culturales y sociales que dificulta contar con un sistema eficaz de control y
fiscalización.
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