La planeación energética de largo plazo es una actividad ineludible de
todas las naciones, así como de las compañías petroleras, transnacionales o no.
Ningún gobierno ha dejado, ni dejará, al libre mercado la solución a sus
necesidades de energía, así como la de sus alimentos. El tamaño de los sistemas
energéticos nacionales es de gran envergadura comprado con las propias
economías; no hay insumo de mayor importancia que los energéticos para el
desarrollo nacional. Cualquier cambio en el balance entre la oferta y la
demanda de energía de un país debe ser previsto con el tiempo suficiente para
resolverlo antes de que se convierta en una crisis social. Las proyecciones y
estrategias nacionales deben considerarse como un elemento base de discusión,
como un marco de referencia, para comparar posibles eventos disruptivos, no
como una predicción de lo que sucederá.
El Consejo Nacional de
Energía de Canadá (NEB, por sus siglas en inglés) publicó recientemente un
reporte sobre las perspectivas de la producción y el consumo de energéticos en
Canadá, con una visión al año 2035. (Canada’s Energy Future 2013: Energy Supply
and Demand Projections to 2035. Cat.
No. NE2-12/2013E-PDF. ISSN 2292-1710. © Her Majesty the Queen in Right of
Canada as represented by the National Energy Board 2013). Este reporte es una de las
evaluaciones periódicas que NEB realiza por mandato de Ley sobre la oferta, la
demanda y los mercados de la energía en Canadá, y presenta una visión sobre las
tendencias de los requerimientos energéticos y de las necesidades de
descubrimientos y de producción de petróleo y gas natural.
El reporte considera
diversos escenarios. Sin embargo, en este artículo sólo mencionaremos al de
referencia, que asume un desarrollo tendencial del país del presente al 2035 y
establecen tres resultados clave.
El primero es que la
producción total de energía en Canadá crecerá sustancialmente en este lapso. El
petróleo será el responsable de este crecimiento, ya que la producción de
aceite de las arenas alquitranadas se duplicará en este periodo. También, los
desarrollos tecnológicos recientes en la perforación horizontal de pozos y la
fractura hidráulica de zonas multicapas, han permitido una mucha mayor
producción de hidrocarburos provenientes de reservas de lutitas y a menores
costos; incrementado enormemente las reservas comerciales de este país. Estiman
que al final del lapso de estudio, la producción de gas natural será 25 por
ciento mayor a la actual. De igual forma, la oferta de electricidad se
incrementa continuamente a causa de los bajos precios del gas natural.
Disminuirá la capacidad instalada de plantas de generación que utilizan carbón,
como resultado de la aplicación de reglamentos federales que serán más
estrictos contra las emisiones de bióxido de carbono. La participación de las
energías renovables, sin considerar a la hidroelectricidad, se incrementará de
6 por ciento en la actualidad a 13 en 2035, impulsada por los avances de las
energías solar y del viento.
El segundo resultado
clave es que el consumo de energía crecerá moderadamente en Canadá, debido a un
aumento sólido en las industrias de recursos naturales (petróleo, gas y minería)
y un incremento lento en el sector del transporte. Se proyecta que la energía
de uso final se incrementará a una tasa anual media de 1.1 por ciento entre
2012 y 2035, cifra que es ligeramente menor a la tendencia reciente. Los
sectores residencial, comercial y transporte crecerán debajo de la tendencia.
También, consideran una declinación notable en la energía consumida por
pasajero-vehículo de 0.6 por ciento anual, debida a un menor crecimiento
macroeconómico y a la inclusión de nuevos estándares en la emisión de
contaminantes que mejorarán la eficiencia en el consumo de combustibles. Aunque
la demanda total de energía incrementará en Canadá, la intensidad energética
global de la economía, medida como la energía utilizada por dólar del Producto
Interno Bruto, declinará a una tasa promedio anual del 1.0 por ciento en el
periodo considerado, debido al éxito de programas de eficiencia energética.
El tercer resultado clave es la
disponibilidad de energía para exportar, aunque existe incertidumbre en las
tendencias de la infraestructura y del mercado de los energéticos; ya que
continua en aumento la producción y en incremento lento la demanda nacionales
de energía. Sin embargo, la disponibilidad de gas natural para exportación
declinará en el mediano plazo, debido a una disminución en su producción y una
fuerte demanda en la demanda interna. También, la disponibilidad neta de
electricidad para exportar disminuirá con relación a los altos valores
ocurridos en 2012.
El análisis presentado
en este reporte asume que la infraestructura necesaria para el transporte de energía
se irá construyendo según aparezcan las necesidades y que los mercados de
exportación absorberán la producción de energéticos que no sea utilizada en
Canadá. También se establece que es imprescindible reconocer y dar seguimiento
al aumento en la producción de petróleo y gas natural de los Estados Unidos que
ha reducido las oportunidades de exportación de Canadá y que, probablemente, lo
hará aún más en el futuro.
El mercado natural de
exportación de hidrocarburos, convencionales o no, de Canadá era Estados
Unidos. Sin embargo, se deberán de expandir los excedentes petroleros
canadienses a otros mercados, por lo que ya existen cuellos de botella para su
transportación por barco. Adicionalmente, los avances tecnológicos en la
producción de hidrocarburos no convencionales en Estados Unidos han tenido un
efecto a la baja de los precios del gas natural y en menor medida del petróleo
que han resultado en una disminución en la perforación y producción de
hidrocarburos en Canadá en los años recientes.
El comercio de
electricidad entre Canadá y Estados Unidos también ha sido impactado por el
crecimiento en la producción del gas natural y por la reducción en el
crecimiento de la demanda de electricidad en los Estados Unidos, lo que ha
causado una disminución en el precio de la electricidad al mayoreo.
En Morelos, debemos establecer
una visión de largo plazo con estrategias específicas que logre romper con la
importación total de energéticos que padecemos y, con base en la energía solar
y un uso eficiente de la energía, nos permita ofertar electricidad y calor de
proceso a nuestros sectores residencial, industrial, agropecuario y de
transporte que nos asegure un crecimiento económico sostenido y también impulse
un desarrollo sustentable.
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