La Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO por sus siglas
en inglés) considera que la cultura, a través de sus distintas expresiones y prácticas,
en especial la lengua, representa, vincula, enriquece, mezcla y consolida la
estructura que sostiene y hace funcionar la formación socioeconómica de una
sociedad determinada, y puede transformar el contexto local a favor de un
cambio económico, medioambiental y social equilibrado. También, que es un
proceso activo mediante el cual los grupos humanos responden a sus necesidades
colectivas presentes, involucra la lengua, los valores, las conductas, las
normas e instituciones; las memorias personales y colectivas que dan sentido y
sin las cuales no hay existencia humana; los saberes y capacidades humanas.
Myrna Cunningham, Ex Presidenta y actual miembro del Foro Permanente de Naciones Unidas
para Cuestiones Indígenas, escribió el artículo “La cultura: pilar del
desarrollo para el buen vivir”, en la revista Cultura y Desarrollo, No. 9, 2013. Este texto aborda dos
cuestiones. La primera se centra en el concepto y la praxis del buen vivir y, la
segunda, trata las diferentes dimensiones de la vida y de la economía comunitaria
en la que participan las mujeres indígenas, haciendo real y posible este
concepto.
Los pueblos indígenas apuntan hacia
el desarrollo sustentable con identidad étnica y cultural. En el concepto occidental
de desarrollo, prevaleciente en la economía global, se apuntala el desarrollo
en tres pilares: social, económico y medioambiental, dejando por fuera y
obviando la diversidad étnica, lingüística y cultural, sostiene la autora. En su
perspectiva y cosmovisión, la cultura y la lengua son el vehículo principal que
significa, define, crea, vincula y comunica, proporciona coherencia, sustentabilidad
y desarrollo, en consecuencia, el Vivir Bien. La visión del buen vivir tiene
que ver con las condiciones de vida social, perspectivas y calidad de vida de
los pueblos indígenas, atendiendo a los principios de la reciprocidad, complementariedad
y redistribución en los distintos espacios de la vida social, económica,
cultural y política. La base fundamental para la sustentabilidad es el respeto
a la madre naturaleza, respeto observado y garantizado por los pueblos indígenas
en sus territorios.
¿Qué elementos hay en las culturas
que posibilitan el desarrollo sostenible, el Bien Común y el Vivir Bien? La
autora pregunta y contesta. En primer lugar el ser; no hay cultura que no sea
humana. Cultura es todo lo que hemos aprendido y hacemos los humanos en la
cotidianeidad, en la vida diaria. Las lenguas maternas, las cosmovisiones, los
saberes, el agua, los cultivos o la vida silvestre son elementos vitales en el
desarrollo y las políticas públicas, como herramientas para el desarrollo sustentable
las cuales deben incluir la cultura como elemento central. Además, enfatiza que
los factores culturales propios de cada pueblo representan la fuente principal
de su desarrollo económico y social porque entiende la cultura como una
estructura conformada a partir de la producción social y la transmisión de identidades,
representaciones, significados, conocimientos, creencias, valores, aspiraciones,
memorias, propósitos y actitudes. En la forma de vida, en la cultura de un
pueblo particular, están presentes costumbres, creencias, códigos de conducta,
de vestimenta, lenguaje, arte, cocina, ciencia, tecnología, religión,
tradiciones e instituciones.
Para Vivir Bien - Buen Vivir se
aspira a tener una sociedad con equidad y sin exclusión. Este es un proyecto,
una propuesta, una agenda diaria en la que para Vivir Bien se deben conciliar
visiones y saberes que estén vivos, que funcionen, sean comprendidos y
practicados cotidianamente, plantea la autora. La solidaridad, reciprocidad,
colectividad, resiliencia y auto-sustentabilidad son prácticas sociales
cotidianas y lógicas de producción reales. Estos son algunos de los valores, racionalidades
y filosofías propuestos por el pensamiento indígena contemporáneo ante el
momento histórico que vivimos, ante la crisis de la humanidad y la naturaleza, urgidas
de superar los modelos económicos, políticos, culturales, discursivos y éticos
que las han devastado.
Al esbozar el paisaje de ese locus
que definimos como Buen Vivir traza la autora en primer lugar los temas
transversales: género y pautas demográficas. A continuación ubica los elementos
esenciales en el
pensamiento indígena contemporáneo: seguridad jurídica de tierra, territorio y
recursos naturales; integridad del patrimonio cultural; respeto a la identidad
y no discriminación; educación culturalmente adecuada; salud intercultural; control
del destino; participación plena, informada y efectiva; acceso a
infraestructura y servicios básicos; grado de amenazas externas; y bienestar
material.
En Morelos, debe ser una prioridad
absoluta la buena gestión y probidad en función del interés comunitario, y
demandarse recuperar valores y una ética para la gestión sustentable e íntegra
de los recursos y territorios, contando para ello con la fortaleza cultural de
nuestros pueblos.
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