El acervo de conocimiento generado desde la academia se convierte en un
insumo útil y valioso para el diseño de políticas públicas adecuadas a los
contextos económicos, sociales, ambientales e institucionales de los países
avanzados. Sin embargo, en los menos desarrollados, se observa que la
transferencia de conocimientos desde la esfera académica a la esfera de la
política pública es generalmente débil y esporádica. Cuando esta transferencia
se produce, generalmente ocurre a través de un conjunto limitado de mecanismos
que operan con distinto grado de éxito y frecuencia; por ejemplo, de las
consultorías y asesorías encargadas por los hacedores de políticas a la
academia, así como las interacciones informales entre investigadores y
políticos. Debemos diseñar procesos permanentes que fomenten la vinculación
para llevar a cabo acciones de política basadas en conocimiento.
Yamila Kababe, Investigadora del
Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior y docente de la
Universidad Nacional de Quilmes, publicó el artículo “La interacción entre
investigación y política: aproximaciones conceptuales”, en la Revista Ciencia,
Tecnología y Sociedad, nº 25, vol. 9, Enero de 2014. En este artículo la autora
propone un análisis y sistematización de diversos aportes teóricos que discuten
acerca de la complejidad de la interacción entre el ámbito de la ciencia y el
de la política pública, las problemáticas frecuentes en tales procesos, así como
los factores que promueven la influencia de la investigación en la producción y
diseño de políticas públicas.
El uso de la
investigación científica en el diseño de políticas es un fenómeno complejo que
requiere de un profundo análisis del proceso de generación de conocimientos y
de los propósitos de su utilización. La autora ahonda acerca del significado
del “uso” del conocimiento y, como derivación de este análisis, presenta una
serie de modelos que describen las variadas formas que puede adoptar el uso de
la investigación en políticas públicas considerando la generación de
conocimiento por parte de los investigadores, su uso por parte de los hacedores
de política y el vínculo entre generadores y usuarios del conocimiento. Define
cuatro tipos de modelos de uso: i) empuje
de la oferta, se caracteriza por la generación de ideas por parte de los
académicos, que definen la dirección de las investigaciones en función de su
interés en el avance del conocimiento, y los usuarios son simples receptores de
los resultados de las investigaciones; ii) tracción
de la demanda, los usuarios generan demandas concretas de conocimiento a
fin de encontrar soluciones a problemas específicos, que se materializa a través
de un contrato entre el hacedor de políticas, quien define qué tipo de
conocimiento necesita, y el investigador; iii) diseminación, que propone un paso adicional consistente en diferentes
mecanismos de difusión de los resultados de investigación alcanzados, que gira
en torno a dos factores clave: el tipo de resultado de la investigación (en particular,
que el conocimiento sea de utilidad) y los esfuerzos de diseminación (para que
el conocimiento generado adquiera visibilidad para el potencial usuario), y iv)
interacción, que parte de la premisa
que la utilización del conocimiento depende de la ocurrencia de variadas
interacciones entre el generador y el usuario del conocimiento, que éstas
interacciones suceden de manera desordenada (no lineal) en el tiempo, y que los
objetivos se formulan a partir de las necesidades y los intereses de todos los
actores del proceso, tanto de los investigadores como de los hacedores de
política e, inclusive, a través de la participación de otros posibles actores.
El análisis de los
modelos de uso del conocimiento en políticas puede ser complementado con la
tipología que distingue tres tipos de uso del conocimiento en políticas
públicas, señala la autora: i) el uso instrumental, cuando el hacedor de
políticas basa sus decisiones en el resultado de una investigación específica y
es utilizado para una acción concreta; ii) el uso conceptual, cuando la
investigación permite iluminar situaciones o problemas del campo del diseño de
políticas públicas e impacta en la acción pero de manera más indirecta y menos específica
que en el uso instrumental, modificando las percepciones, actitudes y creencias
sobre las relaciones causa-efecto de los políticos; y iii) el uso simbólico,
se da cuando la investigación es utilizada para legitimar o dar sustento a
posiciones predeterminadas o preexistentes en el campo de las políticas
públicas, y el hacedor de política se apoya en resultados de investigaciones para
demostrar que la política diseñada o implementada es acertada y legitimar decisiones,
o para argumentar la necesidad de incorporar cambios o desacreditar opciones
preferidas por otros.
Los mecanismos y prácticas de
interacción entre investigadores y políticos son importantes predictores del
uso de la investigación en política. Cuanto más intensa y frecuente es la
interacción, mayor es la probabilidad de que el conocimiento generado en el
ámbito de la academia sea utilizado por los hacedores de política, indica la
autora. El análisis de los mecanismos y prácticas que promueven la interacción
entre ambas comunidades se centra en el rol de los vínculos sociales entre
investigadores y políticos. Estas acciones tienen estrecha relación con los
esfuerzos de adaptación y adquisición, los cuales conllevan la necesidad de
cultivar relaciones de trabajo duraderas, cercanas e interactivas entre investigadores
y políticos para evitar la desconexión entre la forma en que los investigadores
piensan la investigación y la acción en política. Los mecanismos y prácticas se
pueden agrupar en tres categorías: i) las redes y asociaciones, ii) las
estrategias de comunicación y iii) las prácticas de intermediación.
Es necesario identificar
el régimen de decisión política que predomina en el ámbito de actuación del
investigador, apunta la autora: de decisión rutinario, donde hay preferencia
por la información que refuerza o modifica levemente los procesos políticos en
marcha, y se resiste a la investigación que explícitamente desafía las
creencias y principios fundacionales; de decisión incremental, en el cual se
aceptan las recomendaciones que identifican alternativas y conducen a la
resolución paulatina de temas que fueron previamente seleccionados en la agenda
política, y no son bienvenidos los insumos que buscan promover cambios
profundos e inmediatos en las políticas existentes; y de decisión fundamental,
basado en continuas y radicales reconsideraciones de políticas y estrategias, por
ejemplo ante la aparición de fases de transición y renovación política, fases
de crisis y presiones.
En Morelos, debemos definir e implantar
mecanismos para que, con apoyo de la academia, la política pública esté
sustentada en conocimiento.
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