En las últimas dos
décadas ha hecho aparición una tendencia mundial de considerable interés,
llamada Ciencia Ciudadana electrónica (eCC), donde la sociedad civil participa
en la recolección, verificación, análisis, intercambio y difusión de datos, con
fines científicos, utilizando tecnologías de información y comunicación (TIC),
en particular tecnologías móviles. La ciencia ciudadana es un tipo de producción
científica basada en la participación, consciente y voluntaria, de miles de
ciudadanos que generan grandes cantidades de datos. Cualquier persona puede
aportar su inteligencia o sus recursos tecnológicos para alcanzar resultados
científicos de utilidad social.
Susana
Finquelievich, directora del Programa de Investigaciones sobre la Sociedad de
la Información, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, y Celina Fischnaller, antropóloga,
asistente de investigación en LINKS, Asociación Civil para el Estudio y la
Promoción de la Sociedad de la Información, escribieron un artículo sobre
“Ciencia ciudadana en la Sociedad de la Información: nuevas tendencias a nivel
mundial” publicado en la Revista CTS, no 27, vol. 9, Septiembre de 2014 (pág.
11-31). Este trabajo se focaliza en algunas de las tendencias mundiales del uso
de TIC con objetivos científicos participativos en proyectos relevantes de
diversas disciplinas, analiza el rol de los ciudadanos científicos en los
proyectos de eCC, señala su uso para el empoderamiento de las comunidades y
subraya la importancia de las políticas públicas de ciencia y tecnología en su
desarrollo.
La eCC se diferencia de sus formas
de investigación previas, además de por el uso de TIC, fundamentalmente por la
incomparablemente mayor escala del acceso del público a este tipo de proyectos
y, en consecuencia, del incremento de la participación pública, apuntan las
autoras. La eCC forma parte de lo que se ha denominado Wikinomics: millones
de entusiastas de los medios usan actualmente blogs, wikis, chats y redes
sociales para añadir sus voces a la formidable corriente de diálogo y debate
llamada la ‘blogósfera’. Los empleados gubernamentales, los empleados del
sector empresario y los miembros de organizaciones comunitarias ganan en
eficacia al colaborar con colegas a través de las fronteras organizacionales,
creando un “lugar de trabajo wiki”. Los clientes se vuelven “prosumidores” al
co-crear bienes y servicios en vez de limitarse a consumir los productos
finales. En la eCC, los ciudadanos se vuelven prosumidores de la ciencia. Esta
co-creación de conocimiento representa un adelanto considerable con respecto al
enfoque previo, en el cual el científico era “el experto” y los ciudadanos, básicamente,
unos asistentes gratuitos de investigación.
Un estudio general de los proyectos
eCC sugiere, según las autoras, que la participación ciudadana en proyectos
científicos, cualquiera que sea su tamaño y alcance, contribuye a empoderar a
los ciudadanos y las comunidades. Una de las formas en que los proyectos de eCC
colaboran en este sentido es proporcionando marcos, herramientas y metodologías
que permitan a las comunidades recopilar información y analizarla con el fin de
estimular y enriquecer la toma de decisiones. Algunas de estas iniciativas de
empoderamiento surgen de las propias comunidades, mientras que otras son
generadas por los expertos a través de la identificación de necesidades
locales.
El
papel de los ciudadanos en la ciencia es complejo y está actualmente en el
centro de los debates, señalan las autoras. La inmensa mayoría de estos
voluntarios no reciben ningún incentivo financiero. Las razones que motivan su
participación son múltiples: curiosidad por el conocimiento y la ciencia, y
preocupación social, entre otras. Otra motivación de peso es la utilidad de los
proyectos eCC para su entorno y la vida cotidiana, ya que muchos proyectos están
relacionados con el cuidado del medio ambiente o de la biodiversidad. Para
muchos voluntarios, participar en un proyecto de investigación puede ser una
experiencia significativa, ya que el conocimiento, la inspiración y la
comprensión que llevan a sus propias comunidades pueden contribuir
concretamente a su vida y de quienes les rodean. La producción científica de la
eCC no es por sí misma una coproducción entre pares; la estructura de poder de
estos proyectos es casi siempre jerárquica. Como consecuencia, la ciencia
ciudadana no es siempre “ciencia abierta”: muchos voluntarios comparten datos,
pero no participan abiertamente de la totalidad del proceso científico. Aun
cuando puedan, a través de su experiencia, elaborar conclusiones, en la mayoría
de los casos éstas no se publican ni son discutidas o contempladas por la
comunidad académica tradicional.
El involucramiento
de los ciudadanos voluntarios podrían describirse en cinco niveles, plantean
las autoras: Nivel bajo, donde el voluntario sólo provee las capacidades de su
computadora y los usuarios no conocen necesariamente el proyecto en el que “participan”
ni desarrollan tareas determinadas, sólo contribuyen con sus recursos informáticos;
Nivel medio, donde los ciudadanos voluntarios interactúan con herramientas TIC
para colaborar en la recolección de datos, que serán analizada por investigadores
profesionales; Nivel alto, donde los voluntarios colaboran más centralmente en
el relevamiento y monitoreo; Nivel avanzado, donde los voluntarios participan
en toda la extensión del proceso científico, colaborando con el análisis de
datos relevados, diseñando y operando herramientas de
recolección de datos y registro, incluso elaborando objetivos o hipótesis de
investigación; y Nivel de políticas públicas, donde los ciudadanos son
involucrados en los procesos de definición de políticas públicas que presentan
componentes técnicos o científicos, trabajando a la par de los investigadores,
en el marco de un proceso político democrático.
En Morelos, debemos promover y
financiar la investigación de los ciudadanos en universidades, organismos científicos
y otras instituciones públicas de investigación o educación. Las políticas públicas
deben incluir estrategias para mejorar asociaciones de múltiples interesados,
entre las organizaciones no gubernamentales, la comunidad científica, los
gobiernos estatales y municipales, y organizaciones regionales e
internacionales, para la evaluación conjunta de la evolución, el progreso y los
retos de la eCC.
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