publicado en La Jornada Morelos el 9 de marzo de 2015
El periodo prenatal es fundamental en el
desarrollo futuro de cada ser humano. Es aquí donde las bases de su salud, de
su afectividad, de su equilibrio, de sus capacidades de relación, de su
inteligencia, y de su creatividad se construyen por medio de los materiales físicos
y psicológicos aportados por su madre o del entorno mediados por ella. Además,
la madre, con sus pensamientos, sus sentimientos, su forma de vivir, sus
estados interiores, puede, intencionalmente, educar al niño antes de su
nacimiento, y promover el despertar de todas sus capacidades latentes y en incipiente
desarrollo. Por lo tanto, educar a los futuros padres es un imperativo didáctico
urgente.
Manuel Hurtado Fernández,
Asociación Nacional de Educación Prenatal, Madrid, Sandra Cuadrado Nicoli, Universidad Pontificia Comillas, Madrid, y Agustín
de la Herrán Gascón, Universidad Autónoma
de Madrid, publicaron “¿Hacia una Pedagogía Prenatal? Una propuesta
educativa” en la REVISTA IBEROAMERICANA DE EDUCACIÓN (vol. 67, núm. 1
(15/01/15), pp. 151-168. ISSN 1681-5653. Organización de Estados Iberoamericanos). La posición de los autores no sólo reivindica
la necesidad de un mayor desarrollo científico en el campo de la educación
prenatal, también apoya decididamente su desarrollo institucional y
profesional. Entienden que la educación prenatal debería desarrollarse desde
las escuelas, colegios e institutos, transmitiendo a las niñas y niños, a las
futuras mamás y a los futuros papás, ya que todo este conocimiento es fundamental
para el desarrollo del individuo.
La educación prenatal
hace referencia al despertar y al desarrollo de las potencialidades del ser,
como base de su relación con el mundo, establecen los autores. La base de esta
educación es la comunicación para el desarrollo del conocimiento o de
significados (emocionales, cognoscitivos y psicomotrices, entre otros) sobre la
realidad exterior e interior. En el ámbito prenatal esa comunicación educativa
está indisolublemente unida al intercambio biológico y para su salud.
De hecho, la práctica
de esta educación consiste en pequeñas acciones comunicativas con base en la
conciencia pedagógica de su alcance formativo, según los autores: sentir al bebé,
amarle consciente, naturalmente, acariciarle, comunicarse con él en situaciones
funcionales variadas, pensar positivamente en él, hablarle, cantarle, admirar
la belleza en la naturaleza, en el arte y en los seres humanos, imaginando y
deseándole las mejores y más maravillosas cualidades humanas. Concierne también,
por tanto, al estilo de vida y a la formación de la madre durante el embarazo:
alimentarse con comida sana, variada y equilibrada, cuyos nutrientes aporten
energía; evitar sustancias perjudiciales (alcohol, tabaco y drogas); oxigenar
su sangre con una buena respiración; tener sentimientos y emociones positivas;
evitar en los posible conversaciones, lecturas, música o espectáculos violentos
o deprimentes; tener pensamientos positivos; utilizar su imaginación creadora
para impregnar a su bebé prenatal de las más bellas imágenes y para
sensibilizarle con los más nobles valores humanos; y adquirir conocimientos
significativos y formativos como principal educadora prenatal. El papel del
padre también es muy importante. Puede adquirir y compartir conocimientos con
la madre, comunicarse educativamente con el bebé prenatal con la voz, tocarle,
acariciarle, y sobre todo facilitar y darle alegría y confianza a través de una
madre feliz y segura de sí misma, en tanto que madre, de su situación y de sus
acciones educativas.
Los autores citan a
varios expertos en este campo. Por ejemplo, el neonatólogo y profesor de
Pediatría clínica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Tufts, EEUU,
Dr. Frederick Wirth, expresa: “Es un error creer que el cerebro de un feto no
tiene funciones mentales… Las ondas del cerebro demuestran que el córtex recibe
impulsos de la vista, del tacto y del oído, y que puede responder
conscientemente a estas experiencias sensoriales a las veintiocho semanas”. También
citan a Michel Odent, director del Centro de Investigación de Salud Primal de
Londres, el amor maternal influye en parte en la capacidad de amar del niño y
del futuro adulto: “La capacidad de amar depende, en gran parte, de las
experiencias fetales y de las experiencias en torno al nacimiento [...] Los
estados emocionales de la mujer embarazada tienen efectos a largo plazo en la
capacidad de amar del ser humano [...] No podremos cambiar la vida sin cambiar
antes la manera de nacer”.
Los autores
presentan una propuesta educativa, formativa y curricular, centrada en la
preparación a la formación de madres y padres en los programas escolares. Propone
su inclusión educativa adecuada y ordinaria desde la formación pedagógica y los
desarrollos de proyectos curriculares y programaciones de aula de todos los
niveles educativos, con las familias, con el apoyo de los medios de comunicación
y avalados por políticas educativas amparadas por normas y recomendaciones
internacionales y nacionales. Si la educación prenatal no se incluye como un
contenido global y normalizado, no se estará enseñando a vivir completamente,
ni se estará contribuyendo a transmitir la vida con plenitud, ni se educará
plenamente la identidad. Parece esencial que los niños y los jóvenes aprendan
en el seno de la escuela estos nuevos conocimientos sobre la transmisión de la
vida, su futuro posible papel creativo y fundamentado como potenciales madres o
padres futuros.
En Morelos, debemos
poner en marcha un programa integral de educación prenatal, que involucre desde
la alimentación, la salud y la educación de todas las madres en gestación,
hasta la incorporación de programas pedagógicos en todos los niveles escolares
y la organización de un sistema que les permita a las madres y los padres
impulsar el desarrollo de sus hijos antes de nacer.
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