Uno de los grandes retos conceptuales para la
sobrevivencia global de nuestro planeta es cómo llevar a cabo nuestras acciones
diarias de acuerdo con la propuesta sencilla pero contundente de la Comisión
Brundtland: “el desarrollo sustentable asegura satisfacer las necesidades del
presente sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras para
satisfacer las de ellas”. En esta columna ya hemos presentado nuestra propuesta
operacional de este tipo de desarrollo: “avanzar en el bienestar de las
personas y de la sociedad al considerar simultáneamente aspectos sociales,
económicos, ambientales e institucionales, con atención especial a los más
desprotegidos del presente y salvaguardando los derechos delas generaciones
futuras”. También se analizó la propuesta de una alianza inglesa liderada por
la Real Academia de Ingeniería: construyendo el futuro desde la ingeniería.
Ahora recuperamos una idea muy práctica que hace una analogía entre la
sustentabilidad y el riesgo de fallas prevenibles.
Susan
Krumdieck, profesora asociada en ingeniería mecánica de la Universidad de
Canterbury, en Nueva Zelanda, escribió el artículo “Ingeniería de transición:
planeando y construyendo el mundo sustentable” (Transition Engineering:
Planning and Building the Sustainable World, The Futurist, July-August 2013,
Vol. 47, No. 4), donde propone un nuevo campo disciplinario denominado
“ingeniería de transición”, que define como un área paralela a la ingeniería en
seguridad pero con una escala de tiempo mucho mayor, una escala espacial más
amplia y una escala de relaciones más compleja.
En
realidad, el mensaje de la Comisión Brundtland no ha tenido un impacto significativo
en la educación o la profesión de la ingeniería, asegura la autora. Así que los
ingenieros deben investigar, modelar, desarrollar y aplicar el conocimiento
para cambiar los sistemas ingenieriles existentes para reducir los riesgos de accidentes,
confianza y sustentabilidad. Los nuevos proyectos de la ingeniería deben
enfocarse en reducir los riesgos de un uso no sustentable de la energía, del
consumo irracional de recursos naturales, de impactos ambientales negativos y
de enajenar a la sociedad; favoreciendo las inversiones y las innovaciones de
largo plazo.
El
trabajo realizado en la ingeniería de transición, en la mayoría de los casos,
trata de conjuntar esfuerzos entre diferentes niveles de gobierno, empresas y
sectores de la comunidad para entender y conocer los temas y para identificar y
poner en marcha proyectos de cambio específicos, establece la autora. Muchas de
las capacidades para diseñar y operar los cambios necesarios ya se conocen en
alguna de las disciplinas de la ingeniería; sin embargo, los retos mayores
están en establecer la comunicación entre actores y en el cambio de actitud y
expectativas de los patrones establecidos en el comportamiento humano. Así,
esta ingeniería se propone como un nuevo campo que trata de la sobrevivencia de
largo plazo de las sociedades complejas, democráticas e industriales; que
emerge al racionalizar los enormes retos causados por la degradación ambiental
y por la extinción de recursos.
Como
en los accidentes, la sustentabilidad no puede ser definida excepto por las
fallas, y esta ingeniería puede reducir los riesgos contra la sobrevivencia al
prevenir las fallas, propone la autora. Las señales económicas o de mercado son
importantes bajo condiciones normales de operación de una sociedad, pero no son
efectivas en condiciones de sobrevivencia. Los ingenieros de transición se
deben enfocar en identificar los aspectos que no son sustentables en los
actuales sistemas, evaluando los riesgos e investigando y desarrollando métodos
para mitigar y prevenir fallas sistémicas por medio de la adaptación.
La
autora sugiere que ya no perdamos tiempo tratando de definir la
sustentabilidad, sino que encontremos las fallas sistémicas que son
prevenibles. Proyectos críticos de ingeniería de transición ya están hoy
enfocándose a reducir las demandas de energía y materiales, para mejorar la
resiliencia y mitigar riesgos de nuestras sociedades. Algunos atributos de los
proyectos de cambio para la transición a la sustentabilidad que han sido
exitosos son: lograr la participación activa y con herramientas adecuadas de todos
los actores, establecer sinergias benéficas en todas las escalas espaciales y
temporales, definir resultados sociales y ambientales integrados y
sustentables, diseñar soluciones eco-sistémicas considerando el ciclo de vida
de los procesos, y desarrollar las capacidades intelectuales y metodológicas de
los actores.
En Morelos, la motivación de los
ingenieros de transición, como la de todos los ingenieros o la de los
profesionistas en todas las disciplinas, debería ser idéntica a los que
trabajan en la seguridad industrial: porque es imprescindible hacerlo. Esperar
a que los gobiernos encuentren soluciones o a que el mercado envíe las señales
correctas presenta el más alto riesgo al sistema, su colapso.
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